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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

La casa de las mujeres que se construye con dignidad

En un chalé de la sierra madrileña, una iniciativa inspirada en un proyecto británico intenta ayudar a las mujeres sin hogar y a paliar el efecto de la pandemia. Lo cuenta aquí su directora

IX Recuento de personas sin Hogar en la ciudad de Madrid coordinado por el samur social, en el Matadero, antes de la pandemia.Luis Sevillano

“La casa de las mujeres”. Así llaman en el pueblo de la sierra de Madrid al chalé que hemos habilitado en la Fundación Luz Casanova para crear un espacio destinado a mujeres sin hogar. Se trata de un centro que nace como respuesta a la emergencia social desatada por la pandemia de la covid-19 y que tiene un objetivo: evitar las situaciones de sinhogarismo en mujeres y su cronificación, a través de la detección temprana y la prevención.

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Desde que se abrió en noviembre de 2020, en el Centro de Alojamiento de Emergencia para Mujeres Sin Hogar de la Comunidad de Madrid han vivido 46 mujeres. La emergencia social ha de garantizar que las personas no solo sobrevivan, sino que debe generar las condiciones necesarias para una vida con dignidad. Por ello, no podemos estar más orgullosas del reconocimiento en el pueblo, pues es precisamente lo que pretendemos: un hogar desde donde iniciar la recuperación, un espacio que respete la individualidad y la privacidad, pero que fomente la convivencia y la socialización, generando vínculos, red y comunidad.

De las mujeres que han pasado por ella, el 87% ya ha salido consiguiendo lo que anhelaban: un trabajo, el acceso a una vivienda o habitación con familiares o amistades

Nuestros datos indican que, de las mujeres que han pasado por ella, el 87% ya ha salido consiguiendo lo que anhelaban: un trabajo, el acceso a una vivienda o habitación con familiares o amistades. Otras han pasado a vivir en sistemas de protección estables, en función de sus problemáticas. Ninguna mujer ha quedado en el sistema de personas sin hogar.

Al cumplir medio año de trabajo con ellas que, de un día para otro y a consecuencia de la pandemia, se vieron en la calle al quedarse sin trabajo y sin vivienda, la mitad se ha incorporado de nuevo al mercado laboral.

Hasta ahora hemos dado cifras, pero hagamos el esfuerzo de poner tras esos números los rostros, nombres y vivencias personales que arrastran cada una de esas mujeres, nacionales y extranjeras, de todas las edades. Hablo de personas que nunca pensaron que la crisis económica, sanitaria y social las dejaría sin nada. “He trabajado desde los 14 años en diversos oficios. Lo último, como cuidadora. Pero durante el covid tuve un accidente, me despidieron y me quedé en la calle. Dormía en Plaza del Carmen sobre cartones tapándome con plásticos, mantas o lo que encontrase. Estar en la calle significa el más absoluto desamparo y ostracismo social”, nos contaba Laura Martín (nombre ficticio) de 65 años. Hoy su historia de vida ha cambiado y también la de otras mujeres que han pasado por la casa. Hoy ellas cuentan con mejores cposibilidades de futuro.

Los resultados del proyecto señalan que hay posibilidades de transformación social y que el camino y la vía pasa por la detección temprana

Este trabajo está inspirado en la iniciativa británica No Second Night, que busca dar soluciones ágiles, evitar que las mujeres pasen una segunda noche en la calle y hacer todo lo posible para que la situación de sinhogarismo y el deterioro que conlleva no tener techo se detengan lo antes posible. Trasladamos e hicimos propios esos aprendizajes del proyecto inglés durante la pandemia en Madrid, con un programa del Ayuntamiento que ejecutamos durante unos meses y que ahora continuamos con esa misma filosofía desde este centro de la sierra de la mano de la Dirección General de Servicios Sociales e Innovación de la Comunidad de Madrid.

Los resultados del proyecto señalan que hay posibilidades de transformación social y que el camino y la vía pasa por la detección temprana. Cuando antes se responda a las necesidades de las mujeres vulneradas, mayor será la posibilidad de éxito. Para ello, nuestro trabajo ha estado centrado en la persona desde una perspectiva de género e interseccionalidad. Abordamos el acompañamiento profesional de forma multidisciplinar y a través de una estrecha cooperación con otras entidades y profesionales de la medicina, el mundo del derecho o la vivienda.

La Casa de las mujeres no hubiera sido posible sin la comunidad donde se desarrolla, este pueblo de la sierra de Madrid que ha acogido y facilitado su desarrollo, convirtiéndose en red integradora y acogedora y algunas veces incluso ofreciendo una salida laboral a las mujeres de la casa. Hay salida.

Julia Almansa es directora de la Fundación Luz Casanova.

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