Luces LED para mejorar las cosechas
El Studio Roosegaarde crea prototipos, entre arte y tecnología, en los que la energía, el aire, el agua y los espacios limpios son pilares. Con el proyecto GROW intentan potenciar la calidad y cantidad de los cultivos agrícolas mediante iluminación
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Dice el artista holandés Daan Roosegaarde que la luz es su lenguaje. Es el recurso energético y la clarividencia que le permite mirar el mundo con media hora de adelanto respecto a los demás. Su centro de operaciones es el Studio Roosegaarde, en el puerto de Rotterdam, Países Bajos; una fábrica de vidrio en la que trabajan diseñadores, ingenieros y especialistas en diferentes materias que fusionan la tecnología con el arte y que conectan con la gente. Este peculiar establecimiento parece tener más de laboratorio que de espacio creativo.
El equipo Roosegaarde interpreta el mundo como un sistema operativo; como una aplicación de teléfono móvil que hay que actualizar. Actualización que llevan a cabo mediante el pensamiento y la creación de prototipos en los que la energía, el aire, el agua y los espacios limpios son pilares. Fabrican paisajes de esa ciencia ficción que está a la vuelta de la esquina. Lo que Roosegaarde quiere es realizar diseños que despierten la curiosidad de la gente en relación al futuro, según explica vía correo electrónico. Un libro publicado por Phaidon recoge todos los trabajos ideados hasta la fecha por este artista y explorador de la relación entre la naturaleza, la tecnología y las personas.
El equipo Roosegaarde interpreta el mundo como un sistema operativo; como una aplicación de teléfono móvil que hay que actualizar
GROW es uno de esos proyectos del futurista Studio Roosegaarde. Se ha puesto en marcha en enero de 2021 en Lelystad, en los Países Bajos, y en él han trabajado 22 personas entre diseñadores, ingenieros y otros expertos. Con luces LED, mezclando la ciencia con el arte y la precisión con la belleza, y en colaboración con el banco Rabobank (institución financiadora de una residencia artística de la que nació GROW), este proyecto apuesta por una innovación de la que se pueden beneficiar 665 millones personas, según cálculos realizados por sus autores, a los que hay que sumar a la Wageningen University & Research, Springtij Forum y el World Economic Forum de Davos. Ellos han conseguido que, dos años después de su primera idea, esta haga brillar durante la noche los puerros que cultiva Dennis van de Weerd en Lelystad.
Al principio, al agricultor le costó hacerse a la idea, no entendía muy bien de qué se trataba. Después quedó encantado y ahora no puede dejar de mirar su luminosa cosecha. Él es el primero de muchos, esperan. El plan es iluminar campos de diferentes cultivos, dependiendo del sitio en el que se implemente. La idea es hacerlo en los países en los que Rabobank tiene filiales bancarias; Etiopía, Kenia, Mozambique, Ruanda, Uganda, Sudáfrica, Tanzania, Zambia, Camboya, Laos, Filipinas, Curaçao, Paraguay o Nicaragua, entre otros, además de crear una apreciación más universal del importante papel de los agricultores, a quienes Daan Roosegaarde describe como héroes.
El objetivo de GROW es hacer que los cultivos sean sostenibles por medio de la correcta y adecuada iluminación de luces LED y acercar a la gente al campo a través de la estética. Las luces LED de color rojo, azul y ultravioleta que iluminan el campo generan un efecto ondulante, psicodélico e hipnótico. Una danza lumínica que a uno le hacen creer estar contemplando una video instalación en un museo de arte contemporáneo en vez de un campo de puerros. Cultivo que gracias a una estudiada iluminación incrementa su producción y reduce la cantidad de pesticida que necesita.
La imagen fluorescente y parpadeante de las ciudades en la noche GROW la extiende al campo, al que convierte en una pista de baile al aire libre de 20.000 metros cuadrados. Superficie en la que se despliegan cuatro unidades que funcionan con baterías solares y que proyectan haces de luz de alta densidad LED roja, azul y ultravioleta sobre el campo del ya mencionado van de Weerd, el agricultor que cultiva unos vanguardistas puerros a los que convertirse en puré les sabe a poco. Son dignos de ser expuestos en el Museo de Arte Digital de Tokio.
Las luces LED de color rojo y azul estimulan, aseguran, el crecimiento de las plantas y la ultravioleta activa su metabolismo
La pregunta que muchos se hacen después de ver el vídeo de presentación de GROW es cómo la belleza de la luz puede ayudar a las plantas. Cuestión que responden dos entidades colaboradoras con el Studio Roosegaarde, la Universidad de Wageningen de los Países Bajos y la empresa neozelandesa BioLumic. Las luces LED de color rojo y azul estimulan, aseguran, el crecimiento de las plantas, la ultravioleta activa su metabolismo, lo que genera una mayor resistencia frente a las sequías y las plagas y, por tanto, reduce la necesidad del uso de pesticidas hasta en un 50%. Esa menor dependencia de los productos químicos se traduce en una mayor sostenibilidad de los cultivos en particular y en un importante beneficio para el medio ambiente en general. En principio, sin efectos secundarios para los cultivos, el entorno y las personas, a lo que el artista añade: “Durante más de 30 años la agricultura ha hecho uso de la luz en los invernaderos. Nosotros lo que hacemos ahora es iluminar campos al aire libre”.
Roosegaarde y todo su equipo, así como sus colaboradores, son conscientes de que la industria agrícola es uno de los sectores más contaminadores del mundo; motivo por el que él mismo cree que en este proyecto es tan importante la aplicación de la innovación como la implicación de los consumidores. Dice que si no somos los creadores de nuestro futuro, entonces, seremos sus víctimas.
Si no somos los creadores de nuestro futuro, entonces, seremos sus víctimas, asegura el líder del proyecto
El uso de estas luces no es un capricho artístico. En el artículo de la revista Nature titulado LEDs for photons, physiology and food, los autores escriben que la tecnología LED está facilitando una revolución fundamental en la investigación de la fotobiología de las plantas.
La incidencia positiva de las luces LED en nuestras vidas es notable: estos productos usan menos energía, su consumo a la larga es más rentable y es posible el control preciso de la intensidad y distribución de la luz, así como también resulta fácil su integración con otras tecnologías. En el caso de las plantas requieren intensidades de luz de 30 a 100 veces más altas que las que requerimos las personas. Por eso Daan Roosegaarde emplea un software de luz de alta densidad.
El texto también explica cómo un campo de cultivo con LED puede reciclar agua y, como ya se ha mencionado, reducir el uso de pesticidas haciendo posible que la zona de cultivo se acerque a los núcleos urbanos. De esta manera el transporte de los productos perecederos sería menor. Por si fuera poco, esta tecnología también tiene un potencial genético que puede diseñar plantas que aprovechen mejor el medio en el que crecen (Organismos Modificados Ambientalmente, EMO por sus siglas en inglés) y, por otro lado, esas nuevas plantas demandar luces LED dedicadas exprofeso para ellas.
Para Daan Roosegaarde, este paisaje lumínico, onírico y sostenible no es una utopía, sino una protopía que mejora paso a paso. Para este artista, el proyecto, además de ser bueno para la naturaleza, enciende una luz esperanzadora para las personas y brinda otro significado a la palabra agricultura. GROW crea una nueva armonía entre las personas y la naturaleza, allí donde el arte se encuentra con la ciencia para mejorar el mundo que nos rodea. Un lugar en el que hasta el más urbanita de todos ya no tendría excusa para dejar de ir al campo de noche y ver bailar plantas de colores.
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