Opinión

Educar en tiempos de pandemia y con el país en bancarrota: Zambia

La educación a través de Internet ha sido completamente inviable por la falta de medios tanto de profesores y escuelas, como de los alumnos

Estudiantes en Kasiya Community School, en Zambia, respetando las medidas de prevención.kubuka

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El 18 de marzo de 2020 se declaró el primer caso de coronavirus en Zambia y a finales de ese mes se decidió el cierre de todas las instituciones educativas de manera preventiva. Desde entonces, y hasta el 1 de junio, las escuelas permanecieron cerradas para todos los estudiantes.

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Se estima que en torno a 4,4 millones de alumnos del país se han visto afectados por este cierre, para el cual nadie en el mundo estaba preparado, pero contra el que es difícil actuar siendo un país en vías de desarrollo al que se ha declarado el primero del mundo en bancarrota.

Frente a estos periodos de inactividad escolar, el Gobierno estatal zambiano elaboró un plan de contingencia para la educación frente a la covid-19 y otras futuras situaciones similares, el cual consta de dos partes: una primera, que es la adopción de mecanismos para enseñar y aprender a distancia; y otra, que tiene el objetivo de mitigar los efectos de la covid-19 a medio y largo plazo una vez reabiertas las escuelas.

La primera parte consiste en emitir las clases por radio y por televisión, como ya han hecho otros países como Kenia, pero los canales y difusiones aún, a día de hoy, se encuentran en fase piloto, es complicado realizar un seguimiento real de las actividades del alumnado y miles de familias de bajos recursos que viven en zonas remotas no tienen acceso a una buena señal de radio o televisión, por lo que esta parte del plan supone un gran reto para ambos, escuelas y Ministerio de Educación.

La segunda parte del plan consiste en preparar y dotar a las escuelas de los mecanismos necesarios para que vuelvan a ser centros de enseñanza seguros. Estos mecanismos consisten en becas que el Ministerio General de Educación da a los colegios para que garanticen la desinfección regular de las instalaciones, provisión regular de agua y jabón, charlas de concienciación a profesores, familias y alumnado, apoyo psicosocial a familias y profesorado, visitas a comunidades rurales y realización de campañas para evitar que ningún estudiante, en especial las niñas, abandonen la escuela tras la pandemia, así como otras medidas a efectuar a largo plazo.

La realidad es que los estudiantes que no tuvieron examen estatal en 2020 perdieron un trimestre completo, y que, pese a los esfuerzos de escuelas y profesorado para acelerar con el temario, la complexión del curriculum estatal será difícil.

La pandemia ha dejado un mensaje a todo el sistema educativo zambiano, la necesidad de invertir en educación para modernizar las plataformas educativas

Además, durante el cierre, el Gobierno no autorizó la enseñanza con profesores particulares, ni la apertura parcial de centros privados, para garantizar que se cumplían las medidas sanitarias. La educación online, ha sido completamente inviable por la falta de medios tanto de profesores y escuelas, como de alumnos y alumnas.

A nivel económico, los colegios e institutos privados, y los que cuentan con personal no funcionario, han atravesado y atraviesan serias dificultades para pagar los salarios de este personal, ya que, al cancelarse las clases, las familias dejaron de abonar las tasas escolares a los colegios, por lo que, este tipo de personal no funcionario, no cobró su sueldo durante los meses de cierre.

La pandemia ha dejado un mensaje a todo el sistema educativo zambiano, la necesidad de invertir en educación para modernizar las plataformas educativas, y de invertir en las familias con menos recursos para seguir garantizando la igualdad de oportunidades en la enseñanza.

El 1 de junio de 2020 reabrieron las escuelas tan solo para los estudiantes que estaban en cursos en los que tenían que realizar sus exámenes estatales (grados 7, 9, y 12). Universidades y centros de tecnificación, y el resto de los grados no se incorporaron a las escuelas hasta finales de septiembre de 2020 perdiendo un trimestre entero de clase.

Durante esos meses de vuelta a las clases, las escuelas intentaron aplicar todas las medidas que pudieron para evitar los contagios masivos, dentro de sus capacidades, establecieron obligatorio el uso de mascarilla durante toda la jornada, distancia social cuando se podía, y desdoble de clases y de turnos para garantizarla. La mayoría de los centros se organizaron en dos turnos, mañana y tarde, ya que el Ministerio no contaba con suficientes recursos para contratar más profesorado, ni los centros podían conseguir más espacios tan deprisa.

Desde KUBUKA, que cuenta con un programa de becas escolares para 130 alumnos y alumnas de secundaria en la ciudad zambiana de Livingstone, se ha constatado uno de los grandes problemas derivados del cierre de escuelas por la pandemia: el abandono escolar. Siete alumnos de su programa, la mayoría niñas adolescentes, han abandonado debido principalmente a embarazos precoces o matrimonios en las zonas rurales de donde proceden sus familias.

Pese a los esfuerzos del Gobierno y escuelas por mantener la capacidad de matriculación y permanencia en primaria y secundaria, la pandemia no ha hecho sino agravar el abandono escolar

Pese a los esfuerzos del Gobierno y escuelas por mantener la capacidad de matriculación y permanencia en primaria y secundaria, la pandemia no ha hecho sino agravar un problema que ya existía en las escuelas zambianas, y, aunque todos tienen claro cómo atajarlo y dónde invertir el dinero necesario, cómo conseguir ese apoyo económico se presenta cada vez más complicado debido a la actual crisis económica que asola el país.

Este 2021, y debido al gran aumento de casos positivos en las últimas semanas en el país, se ha retrasado el inicio de las clases del 4 de enero al 1 de febrero y veremos qué sucede…

Lo que sí sabemos es que no será hasta después de las elecciones presidenciales del 12 de agosto de este año, cuando el Gobierno diseñe un nuevo programa de educación para que el sistema educativo zambiano pueda ver la luz al final del túnel.

María Oliveira es coordinadora de proyectos de KUBUKA en Zambia.

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