Opinión

La cooperación que queremos

Tras 100 días como Director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Martínez Solimán hace balance de su papel y enumera las perspectivas y esfuerzos en marcha para mejorar

Carga de ayuda humanitaria en la Base de Torrejón con destino a Honduras, para los afectados por los huracanes Iota y Eta.Fernando Villar (EFE)

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Son ya casi cuatro meses desde que me hice cargo de la dirección de la AECID, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la mayor maquinaria internacional de solidaridad que tiene nuestro país. Llegué a Madrid tras un viaje rocambolesco en aviones y aeropuertos vacíos, en medio de la pandemia, dejando atrás un país asustado para llegar a otro en shock. Me he encontrado con una Cooperación Española en resiliencia: aguanta con garbo los embates de la falta de atención del pasado y la falta de recursos del presente. Espera mucho del futuro.

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Como dice la Ministra de Exteriores, Arancha González Laya, la reforma de la cooperación es “inaplazable, urgente y útil”. Es inaplazable porque España no se puede permitir tener una parte esencial de su política exterior en una situación de precariedad. Es urgente porque con los presupuestos prorrogados, hemos tocado fondo. En su peor momento, los recortes dejaron a la AECID con un 25% de los recursos de los que había dispuesto. En alguna de sus funciones esenciales, la sala de máquinas hace aguas.

España contribuye con 1.154 millones de euros a la cooperación europea este año. De nosotros depende que, además de pagar, hagamos cosas que le interesan a España con esos recursos

Es además útil esta reforma porque, si queremos que la Cooperación Española sea más europea, y que la cooperación del Team Europe sea más española, necesitamos una buena herramienta. España contribuye con 1.154 millones de euros a la cooperación europea este año. De nosotros depende que, además de pagar, hagamos cosas que le interesan a España con esos recursos. Por ejemplo, mirar más allá de la vecindad Este a la ribera sur mediterránea y a nuestra vecindad latinoamericana. Por ejemplo, acelerar el desarrollo del Sahel para dar a sus jóvenes un futuro de oportunidades.

Educación digital, desarrollo y más participación política de mujeres

Los Presupuestos Generales del Estado 2021 han dado una primera señal positiva, que se deberá confirmar a lo largo de la Legislatura. Crecemos un 19%, somos solidarios con la salud global, contribuimos con vacunas para quienes no las pueden pagar, progresamos en áreas importantes. Pero el desguace de la Cooperación ha dejado marcas profundas en tres áreas: una Agencia esquilmada; una alianza con la ONU debilitada; y unas ONGD menos apoyadas que en cualquier periodo desde los ochenta. Nuestra Política Exterior está corrigiendo la situación heredada, por ejemplo, viniendo en socorro de la maltrecha Agencia de los refugiados palestinos (UNRWA), a la que Trump y sus aliados habían dejado sin financiación, y con ella a las mamás palestinas sin hospital y a los niños palestinos sin escuelas. Junto a la Ministra de Exteriores, visitamos sus instalaciones de la mano del eficaz Comisario suizo Philippe Lazzarini hace escasas semanas en Jordania. Comprobamos su extraordinario trabajo en el Líbano y en el interior de Palestina, además de Siria. Esos son importantes compromisos con la ONU que España ya está honrando.

Nuestra acción humanitaria ha destacado especialmente en estos meses, con hasta 18 intervenciones en prácticamente todas las crisis del mundo. En Honduras y otros países centroamericanos afectados por los huracanes Eta e Iota, hemos desplegado la operación de ayuda más importante de la AECID desde el terremoto de Haití. Una operación que nos honró en resaltar SM la Reina, junto a la Secretaria de Estado de Cooperación Angeles Moreno, visitando el Valle de Sula y comprometiendo el apoyo de España a la reconstrucción, de nuevo junto al “Equipo Europa”. Una acción humanitaria más potente será una de las señas de identidad de este periodo.

Durante esta etapa inicial, hemos diseñado nuevas líneas de trabajo en torno a la educación digital, la asistencia electoral y la gobernabilidad democrática, el nexo entre ayuda humanitaria y desarrollo y la participación política de las mujeres. Y hemos reactivado el trabajo en el ámbito cultural, como mascarón de proa de la AECID, la única institución de cooperación del mundo que promueve cultura y desarrollo bajo un mismo techo. En 2021 lanzaremos junto con la Fundación Carolina el mayor programa coordinado de Becas de la Cooperación Española de nuestro tiempo, con novedades como las Becas del Agua para ingenieros/as de América Latina y el Caribe, o las Becas Raisa para Lideresas de África, el mundo árabe y el Mediterráneo.

Si a algo estamos dedicando esfuerzos e imaginación, es a tratar de mejorar la situación de la Agencia, la eficacia de su gestión y las condiciones de su personal

La cooperación financiera será uno de los instrumentos que también reformaremos en los próximos años, en su estructura, participación y procedimientos. Hemos acelerado ya las operaciones en este trimestre, llevando a Consejo de Ministros más créditos prime para los países socios de la cooperación, sus microempresas, su banca de desarrollo y sus infraestructuras. Vamos a crear la Sociedad Financiera de las próximas décadas, que portará la marca España en materia de finanzas para el desarrollo sostenible.

La AECID del futuro

Pero si a algo estamos dedicando esfuerzos e imaginación, es a tratar de mejorar la situación de la Agencia, la eficacia de su gestión y las condiciones de su personal. En 2021 convocaremos numerosos procesos selectivos para cubrir vacantes; reforzaremos los proyectos de la Unión Europea, y aliviaremos cuellos de botella administrativos. Vamos a tratar de mejorar la seguridad, la tecnología, la contratación y cerrar brechas salariales que, sin la menor justificación, nos hacen perder tiempo y talento.

En mis primeros cuatro meses al frente de AECID he podido corroborar que los y las profesionales de la cooperación española, unos 3.000 hombres y mujeres, laicos y religiosos, de las ONG y de las Administraciones, del Estado y de las CCAA, hacen un trabajo admirable. Cuando hablamos con líderes de estos países, nos dicen dos cosas: una, que tenemos una cooperación que sabe escuchar. Y otra, que somos bienvenidos porque España trata a sus emigrantes con dignidad. Sobre esas buenas bases hemos de refundar la Agencia de Cooperación. Tal vez usemos la frase del Presidente Clinton Build Back Better (Construir mejor de nuevo) y seamos capaces de reconstruirla con los sólidos pilares sobre los que se asienta.

Magdy Martínez Solimán es Director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)

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