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La UE defiende la ley ante X

La multa europea a la plataforma de Elon Musk antepone la protección de los derechos de la ciudadanía a las presiones de Estados Unidos

La Comisión Europea anunció ayer la primera sanción bajo el nuevo Reglamento de Servicios Digitales, aprobada en 2022 y que ha ido entrando progresivamente en vigor desde 2023: X, la red social antes llamada Twitter, ha sido multada con 120 millones de euros por tres vulneraciones de la ley.

La más llamativa de estas vulneraciones está relacionada con el hecho de que, durante años, Twitter reconociese la identidad de cuentas de personalidades relevantes con una marca de verificación azul. Una de las primeras medidas del magnate Elon Musk al adquirir la compañía fue cambiar esa política y permitir a cualquier usuario de pago tener una marca azul. Para la Comisión, esa decisión hace difícil juzgar la autenticidad de las cuentas y de su contenido, y expone a los usuarios a estafas y a otras formas de manipulación. Además, Bruselas sanciona a X por falta de transparencia en los repositorios de publicidad (que indican el contenido de los anuncios y quién paga por ellos) y por las restricciones de acceso a los datos de la plataforma a instituciones e investigadores.

La multa es diminuta si se compara con la fortuna de Musk (que se estima en medio billón de dólares), pero importante para las cuentas de X: equivale a alrededor del 5% de la facturación de la empresa. Además, la sanción no es solo económica: la red social tiene ahora 60 días para cambiar su sistema de verificación en la UE y 90 para resolver las otras dos faltas. Y, sobre todo, marca un precedente: la Unión Europea está dispuesta a ponerse en serio con la regulación de las redes sociales.

Esto último tiene una obvia proyección exterior. Prácticamente desde el inicio del segundo mandato de Donald Trump, el Departamento de Estado de EE UU ha hecho de la protección de sus gigantes digitales una parte esencial de su política exterior. Hace dos semanas, Washington pidió expresamente a la Comisión relajar el impacto de sus leyes digitales como una de las condiciones previas para reducir los aranceles al acero y aluminio. Como era de esperar, Estados Unidos se ha tomado la decisión de Bruselas como un acto hostil. El secretario de Estado, Marco Rubio, ha declarado en su cuenta de X que la multa “no es solo un ataque a X, es un ataque a todas las plataformas tecnológicas estadounidenses y contra el pueblo de EE UU por gobiernos extranjeros”.

En el gran esquema de las relaciones geopolíticas globales, la fortaleza de la UE siempre ha estado en la regulación, que cobra una influencia planetaria dado el tamaño y la importancia del mercado comunitario. En un tema tan fundamental en todos los aspectos de la vida actual —especialmente para el futuro de la democracia—, una regulación fuerte y aplicada de forma contundente es esencial. Para la ciudadanía, verla desdentada como quiere Trump sería preocupante. Verla en acción es positivo y tranquilizador.

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