Ir al contenido

Error inadmisible con el cáncer

El Gobierno andaluz debe a todos los ciudadanos una explicación completa de los graves retrasos en el programa de mamografías

Nadie avisó a unas 2.000 pacientes andaluzas que se han realizado mamografías en los últimos tres años de que sus resultados eran dudosos y harían falta nuevas pruebas para descartar una lesión tumoral. Ese retraso en los diagnósticos, que la Junta de Andalucía conocía al menos desde comienzos de 2024 y nadie corrigió, ha supuesto que algunas de las afectadas —la cifra no se ha concretado— tuvieran que recibir quimioterapia o radioterapia al avanzar la enfermedad, e incluso someterse a una mastectomía. Alguna ha fallecido, según los testimonios recabados. Una cascada de declaraciones de víctimas y la actuación de la asociación andaluza de mujeres con cáncer de mama (Amama) han sacado a la luz un caso del que aún hay numerosos datos imprecisos, pero que revela una negligencia inadmisible en la sanidad pública que ha puesto en riesgo vidas.

Probablemente, ninguna enfermedad tenga un impacto emocional como el cáncer. Cualquier persona sabe de alguien que lo ha sufrido. Los tumores fueron el año pasado la primera causa de muerte en España, según el INE: un 26,6% de las más de 433.000 defunciones registradas. Los programas de cribado (Andalucía los realiza para los cánceres de mama, cérvix y colorrectal) son uno de los mejores métodos para detección temprana y salvan vidas. Toda esa eficacia se viene abajo si no se informa a las afectadas.

El presidente de la Junta de Andalucía desde 2019, Juan Manuel Moreno (PP), alega que no se avisó a las afectadas “para no introducir un elemento de ansiedad”. Si era esa su intención, su fracaso ha sido absoluto. El resultado ha sido que 2.000 andaluzas, sus familiares, amigos y allegados, vivan ahora presas del miedo. Y con ellos, quienes han participado en los otros programas de cribado. La onda expansiva de este error ha llevado al Ministerio de Sanidad a avanzar que pedirá a las comunidades autónomas sus datos de cribado de cánceres en el próximo Consejo Interterritorial para tratar de dimensionar el problema.

La Consejería de Salud todavía tiene que explicar muchos aspectos de esta decisión, entre ellos, por qué no resolvió el problema cuando tuvo conocimiento. Si algo demandan los ciudadanos a sus instituciones, y muy en especial a las sanitarias, es fiabilidad. Y en este caso han sido arrojados a la desprotección y la angustia, nada menos que en una cuestión de vida o muerte. La consejera de Salud, Rocío Hernández, redujo la situación a “tres casos puntuales”. Luego acusó a las afectadas y a su asociación de alarmismo y de tener intereses partidistas. Además de aclarar todo lo sucedido, Moreno debería reflexionar si ese es el perfil que quiere para una de sus principales consejerías.

Moreno, cuyo mayor problema de gestión con diferencia en sus más de seis años como presidente es una sanidad pública desbordada, ha anunciado que el programa de detección precoz sumará medio millón de andaluzas a los 1,3 millones hoy incluidas y que se cambiará el sistema de información a las pacientes. Loables iniciativas si cuentan con los recursos precisos en un sistema sanitario con múltiples dificultades, pese a los esfuerzos de una plantilla menguada, y no se queda en un anuncio ante el escándalo. Acertadamente, Moreno ha pedido disculpas y abierto la puerta a depurar responsabilidades. Es lo mínimo exigible.

Tras cada número de una estadística sanitaria hay personas que viven, sufren y a veces mueren. No existe razón más importante para sacar la sanidad de la polarización partidista, aportar la mayor transparencia sobre la cadena de errores, y poner todos los medios con la mayor urgencia para evitar que un fallo inadmisible como este se repita.

Más información

Archivado En