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Si tuviera tiempo

No tengo otra cosa, pero sigo haciendo como que no lo sé

Si tuviera tiempo leería lo que tengo pendiente, empezando por los libros que compro para leer cuando tenga tiempo. Si de verdad lo tuviera, me fijaría en los escaparates y andaría con temple y sin prisas. Si tuviera tiempo volvería a la columna de Leila Guerriero en la que habla de la prisa vacua. Volvería a otras columnas y a otras lecturas y también a las series de las que habla todo el mundo mientras a mí no me d...

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Si tuviera tiempo leería lo que tengo pendiente, empezando por los libros que compro para leer cuando tenga tiempo. Si de verdad lo tuviera, me fijaría en los escaparates y andaría con temple y sin prisas. Si tuviera tiempo volvería a la columna de Leila Guerriero en la que habla de la prisa vacua. Volvería a otras columnas y a otras lecturas y también a las series de las que habla todo el mundo mientras a mí no me da tiempo a verlas todas. Si tuviera tiempo me formaría una opinión de cada cosa aunque no supiera luego qué hacer con ella.

Si tuviera tiempo haría lo que me propongo y me vería con la gente a la que digo que tenemos que vernos y que hay que quedar, y compraría queso y jamón y un vermú. Si tuviera tiempo haría las llamadas que ahora no hago por pereza o porque ya si eso o porque mejor mañana. Y colgaría las llamadas que atiendo por obligación. Si tuviera tiempo cantaría más por lo bajini; y gritaría. Y me detendría a mirar las fotos del móvil, porque las tomo y luego me olvido y tiene que ser el teléfono el que me avise a mí de que tengo un recuerdo sin yo pedirlo.

Si tuviera tiempo iría a ver al Betis jugar en su campo y saldría más de tapas a los sitios de los que hablan mis amigos. Si tuviera tiempo, procrastinaría. E iría con los míos a alargar las noches y las sobremesas. Si tuviera tiempo haría más por ver el mar y pasaría más tiempo sin hacer nada. Sostendría la brisa y nada más.

Si tuviera tiempo quizá viviría de otra manera, y cogería el tren hacia otros destinos. Y haría viajes distintos. Y cambiaría el reparto de mis horas. Y madrugaría menos, o trasnocharía más. Eso haría si tuviera tiempo: dejar de ir corriendo mientras me digo que no llego, que no me da, que no tengo tiempo. La verdad es que no tengo otra cosa más que esa: tiempo, pero sigo haciendo como que no lo sé, como que ya se acaba. Y por eso corro, supongo, como si, en vez de vivir, escapara.

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