El hombre más rico del mundo no duerme mejor que tú

Chiara Ferragni, que no es una tecnoligarca, pero sí una reina de la atención, tampoco es más amada

Bill Gates, en una imagen de 1991.Najlah Feanny (Corbis / Getty)

Me salió del alma un día, almorzando con mi familia un sencillo guiso de cuchara en la Venta de Piqueras, justo en el límite de Soria y La Rioja, entre bosques llenos de boletus. “No creo que Jeff Bezos haya comido hoy mejor que nosotros”, dije, y jamás salió de mi boca una frase más cierta. Desde entonces lo pienso cuando pruebo un plato de alcachofas de mi madre o una sopa de pan de mi padre. Bill Gates, esta va por ti; Elon Musk, en los días de tu vida; Mark Zuckerberg, ya te gustaría. Como, aunque lo parezca, no soy Obélix, sino una dama del siglo XXI que trabaja en la industria del conoci...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Me salió del alma un día, almorzando con mi familia un sencillo guiso de cuchara en la Venta de Piqueras, justo en el límite de Soria y La Rioja, entre bosques llenos de boletus. “No creo que Jeff Bezos haya comido hoy mejor que nosotros”, dije, y jamás salió de mi boca una frase más cierta. Desde entonces lo pienso cuando pruebo un plato de alcachofas de mi madre o una sopa de pan de mi padre. Bill Gates, esta va por ti; Elon Musk, en los días de tu vida; Mark Zuckerberg, ya te gustaría. Como, aunque lo parezca, no soy Obélix, sino una dama del siglo XXI que trabaja en la industria del conocimiento, intentaré respaldar mi argumento con hechos.

El hombre más rico del mundo, Elon Musk, ha dormido en la oficina durante sus primeros días al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, a pesar de tener a su disposición no solo los mejores hoteles, sino también las habitaciones de invitados de la cercana Casa Blanca. Hizo lo mismo en los primeros tiempos de Tesla y después de comprar X porque, al parecer, observar a tu jefe pasando la noche en el suelo es motivador para un empleado y no una razón para echar a correr. Se sabe que Bill Gates, que fue durante décadas la mayor fortuna del mundo, bebe desde su juventud varias coca-colas light al día, una adicción que comparte con Musk. Fue épica su visita al restaurante de Jordi Cruz en España: para gran fastidio del chef, cerró el establecimiento, pero solo pidió un refresco mientras su equipo se ponía las botas. En la fascinante entrevista que concedió a Miguel Jiménez para el último número de El País Semanal, cuenta que durante toda su veintena no tomó fines de semana libres y que solo empezó a hacerlo en la treintena, obligado por su esposa Melinda. “No creía en las vacaciones ni en los fines de semana”, dice. “Ahora me voy de vacaciones, juego al tenis y leo libros que no están directamente relacionados con mi trabajo”. Tim Cook, presidente de la empresa más capitalizada del mundo, Apple, confesó en un podcast que se despierta todos los días antes de las cinco de la mañana para responder correos y que almuerza y cena siempre en la misma cafetería, propiedad de la empresa —una sofisticada cantina californiana, pero una cantina—. Es posible que exagere un poco: hay quienes afirman haber recibido sus correos a partir de las cuatro de la mañana. Mark Zuckerberg, tercero en la lista de los más ricos, está harto de que todo lo que dice dentro de Meta se filtre inmediatamente a la prensa. Lo sabemos gracias a una filtración.

Con todo esto quiero decir que Bill Gates no come mejor que tú, Elon Musk no duerme mejor que tú, Tim Cook no es más libre que tú, Mark Zuckerberg no tiene amigos más fieles que tú. Chiara Ferragni —que no es una tecnoligarca, pero sí una reina de la atención, una de las influencers más envidiadas del mundo— no es más amada que tú. Acaba de conocerse que su marido se casó con ella mientras pensaba en la amante que compaginó durante seis años, también tras su enlace, y que cinco minutos antes de la boda la llamó, encerrado en un baño y vestido de novio, para decirle eso de si tú me dices ven lo dejo todo.

Siempre fui más del Quijote que de Sancho, más Acuario que Tauro, pero estoy empezando a cambiar de opinión. En esta época de crisis más nos vale ir sustituyendo el estoicismo aún de moda por el epicureísmo, que no es tan superficial como parece. Renunciar a dominar el mundo y, a cambio, dormir con sueño, comer con hambre, amar con ganas, ser feliz sin culpa.

Sobre la firma

Más información

Archivado En