Pena de banquillo

El ‘caso SeriesYonkis’ por fin ha terminado. Después de un océano de tiempo de 16 años, el Constitucional ha confirmado la absolución de los acusados

Alberto García Sola, en junio de 2019, en el juicio contra Seriesyonkis.Pedro Martínez

Quizá es porque no me interesa el fútbol, pero acabo de descubrir qué es la pena de banquillo: el castigo extra que el sistema judicial impone a los acusados por el hecho de juzgarlos a lo largo de un tiempo que suele ser excesivo, dañándolos económica, emocional y reputacionalmente. Es tentador usarlo para describir castigos eternos como el alargamiento de la vida laboral debido al retraso de la edad de jubilación, pero en esta ocasión seremos literales. Aprendí el término leyendo la respuesta al recurso de amparo del caso SeriesYonkis, puede que ...

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Quizá es porque no me interesa el fútbol, pero acabo de descubrir qué es la pena de banquillo: el castigo extra que el sistema judicial impone a los acusados por el hecho de juzgarlos a lo largo de un tiempo que suele ser excesivo, dañándolos económica, emocional y reputacionalmente. Es tentador usarlo para describir castigos eternos como el alargamiento de la vida laboral debido al retraso de la edad de jubilación, pero en esta ocasión seremos literales. Aprendí el término leyendo la respuesta al recurso de amparo del caso SeriesYonkis, puede que el más importante y largo de la historia de internet en España. Acaba de terminar después de 16 años, con el Tribunal Constitucional confirmando la absolución de los acusados.

No es que lea autos ni sentencias antes de dormir, prefiero como todos el terror de Mariana Enríquez, pero se lo debía a la Delia que durante tanto tiempo cubrió como periodista noticias sobre derechos de autor. Durante muchos años, la defensa de la piratería fue sinónimo de defensa de las libertades de internet, y vertebró la cultura digital española. El fenómeno de las páginas de enlaces fue el gran dolor de cabeza de los ministros de Cultura, cambió leyes, enfangó la división entre el poder administrativo y judicial, y produjo un conflicto diplomático entre EE UU y España. El proceso comenzó en 2008, cuando Warner Bros, Paramount, Universal y la sociedad de gestión de derechos Egeda reclamaron 550 millones de euros y cuatro años de cárcel a Alberto García Sola y otros tres sucesivos propietarios de SeriesYonkis por enlazar a contenidos albergados, en esos tiempos, en MegaUpload y otros grandes depósitos de material infractor de copyright. El p2p (un protocolo que distribuye el contenido en pequeñas piezas repartidas entre todos los ordenadores conectados a la red) es una idea tecnológicamente genial que aún existe, mucho tiempo después del gran juicio estadounidense por Napster, el gran programa de descarga de música —internet no daba para más— cuyo juicio protagonizó el cambio de siglo. Quedaban lustros aún para que la técnica permitiera un streaming de calidad y la industria proporcionara ofertas realistas. La piratería no ha terminado. En la actualidad, el problema lo tiene más bien el fútbol con las IPTV. La historia del pirateo es también la historia de la tecnología, la sociedad y el entretenimiento.

Volviendo a la pena de banquillo, el recurso redactado por los abogados Carlos Sánchez Almeida y Susana López Casas es pura literatura. “Durante el tiempo que ha durado este procedimiento, Alberto García Sola ha cursado estudios de posgrado, ha estado varios años impartiendo clases de informática en secundaria y ciclos formativos, se presentó a las oposiciones del Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la Información de la Administración del Estado, accediendo a su puesto actual como funcionario (…), se ha casado, ha tenido tres hijos, y a uno de ellos casi no lo pudo ver nacer porque lo hizo el mismo día que su padre estaba sentado en el banquillo del Juzgado Penal 4 de Murcia”. Un “océano inabarcable de tiempo es lo que lleva este caso en la cabeza del acusado, condenado sin sentencia a pensar años y años en la espada de Damocles que tiene encima”. En concreto, de los 24 a los 40 años.

A veces parece que solo la vida avanza. Los grandes problemas —de la piratería a la lentitud del sistema judicial, de la avaricia al perseverante poder del dinero— más bien cambian de forma y se cronifican.

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