El horror de la dana y el fantasma de Iker Jiménez

Internet ya no es el único reducto en el que anidan los bulos, que han llegado a los programas del ‘prime time’

Iker Jiménez, en una emisión de 'Horizontes'.

“Llevo toda mi vida buscando los misterios. Quién me iba a decir a mí que ocho kilómetros de Valencia iban a entrar en la dimensión oscura. Porque yo estuve allí”. El comienzo del monográfico de Horizonte (Cuatro) sobre la dana emitido el pasado domingo, y los cebos previos colgados en X por su presentador, Iker Jiménez, y sus colaboradores, habituales propagadores de bulos, no anticipaban nada bueno. “Ya saben que aquí nunca les vamos a mentir. Periodismo ciudadano”, se había despedido Carmen Porter, directora del programa, en la emisión del jueves anterior. Fueron entre ambos espacios 636 minutos de prime time dedicados, en plena tragedia, a la especulación y la desinformación, con momentos que causaban vergüenza ajena, y convertidos en bochornoso trending topic todavía varios días después. Pero reunieron, según Mediaset, a 6,29 millones de telespectadores únicos el domingo, y 2,7 millones el jueves. Un estupendo hilo de Julián Macías Tovar desmonta gran parte de esos bulos; aunque muy compartido en las redes, no ha alcanzado ese impacto. Y siempre habrá quien preferirá vivir entre tinieblas, en esa dimensión paralela donde supuestos expertos dicen lo que algunos quieren escuchar en un momento de comprensible indignación ciudadana y aprovechándose de ella.

Rubén Gisbert (152.000 seguidores en X; 164.000 en Instagram; 642.000 suscriptores en su canal de YouTube) fue el más viral de los colaboradores del programa, después de que se difundiese un vídeo de un vecino de Catarroja que muestra cómo, antes de grabar, Gisbert se arrodilla en el barro para parecer más sucio. Su celebridad tuitera también obedece a su querencia por los bulos, incluido el asunto predilecto de los conspiranoicos patrios: el 11-M. Y en este drama no iba a ser menos. Aseguró Gisbert que en el aparcamiento del centro comercial Bonaire de Aldaia (Valencia) había tiques de entrada —hasta 700, dijo— de personas que no habían salido, es decir, que habían muerto en la riada, y que las autoridades estaban intentando taparlo. “Datos oficiales”, subrayó. “Que se diga a estas horas esa cifra oficial de muertos, viendo lo que vimos y sabiendo lo que saben, es una ignominia, una jodida vergüenza para el pueblo español. Basta ya. Queremos la verdad”, tuiteó su jefe, Iker Jiménez. El aparcamiento es gratuito, por lo que no expide tiques, y la realidad es que los equipos de rescate no han encontrado allí víctimas mortales, como informó el director general de la Policía Nacional, Francisco Pardo. Cuando empezaron a difundirse los bulos, los bomberos ni siquiera habían entrado en el lugar.

Gisbert trató en un inicio de justificar que se arrodillase en el barro como un intento de evitar un fallo de raccord —como si todo el mundo estuviese pendiente de sus rodillas—. Posteriormente, cuando Jiménez dejó de contar con él, dijo que cometió “una estupidez”. Se hizo viral por las críticas, pero X está lleno también de mensajes de apoyo al único que cuenta “la verdad”.

Durante el programa, como criticaron varios tuiteros y compartieron algunos espectadores engañados, los colaboradores de Jiménez, presentados como supuestos expertos, alimentaron la teoría de que la riada ha causado 2.000 muertos —la cifra total aún se desconoce, luego la que dieron es inventada. De momento hay 89 desaparecidos en Valencia, donde hay 62 cadáveres sin identificar — y que las autoridades lo ocultan porque “esto puede tumbar un Gobierno”, y los ciudadanos se pondrían a “aprender a hacer cócteles molotov” en sus casas de pura indignación.

Beatriz Talegón (más de 268.600 seguidores en X), ex secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, antivacunas y autora de la frase “por mucho que lo odiéis, Putin lo clava, aunque os joda”, declaró en la emisión que “un rumor” apuntaba a que “no se quiso sacar al ejército a la calle por la imagen que se podía dar”, mientras Jiménez comentaba: “La gente se pregunta para qué sirve el Rey entonces”. Se equivoca al sugerir que, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, Felipe VI podía haber enviado él mismo a los militares. A su lado, otro supuesto especialista, Pedro Baños, al que Jiménez se refería como “mi coronel”, sugería que el equipo de Pedro Sánchez había roto la luna de su coche para dar pena durante los incidentes del domingo en Paiporta. El jefe del Ejecutivo viajaba en otro vehículo. “Todo esto”, añadió Baños sobre una tragedia que ha causado más de 200 muertos, “le viene muy bien al presidente del Gobierno”.

Toda la vida persiguiendo fantasmas y el primero es el mismo Jiménez, grabando una entradilla con el codo apoyado sobre la rueda de un coche destrozado y del revés; llorando ante las cámaras tras la felicitación de su hija por el esfuerzo solidario que habían hecho; ofreciéndose a subastar libros firmados “para recaudar fondos”; inaugurando la actualidad —“Sois un faro en el acantilado, la luz en las tinieblas, los únicos que decís la verdad”, aseguró un supuesto agente de las fuerzas de seguridad encapuchado durante una entrevista en el programa—, como si los lugares de la catástrofe no estuvieran, desde el primer día, llenos de periodistas de verdad. “Esto no es prensa. Es servicio público”, se atrevió a decir Jiménez. Sabíamos que las redes sociales son el hábitat donde nacen, crecen y se reproducen los mentirosos a sueldo. Pero algunos han saltado a las cadenas televisivas. Cuidado.



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