Detrás de la catástrofe en Valencia

Los lectores escriben sobre las consecuencias de la dana que atraviesa la Península, las posibles gotas frías que vendrán por el cambio climático, el ambiente político y la falta de previsión

Varios vecinos limpian los destrozos de la dana en Picaña (Valencia).Miguel Ángel Polo (EFE)

Cuando el balance de muertos era aún provisional, ya empezaban a echarse la culpa unos a otros los políticos de turno por la ineficacia de las medidas preventivas. Montarán inútiles comisiones de investigación y seguiremos igual si no hay interés por empezar a superar lo que nos ha llevado hasta aquí, que es la mezcla siempre explosiva de codicia, cortoplacismo e ignorancia o, peor aún, actuaciones a sabiendas. Cierto que en este caso una respuesta más ágil a los avisos rojos de la Aemet hubiera evitado al menos una parte del desastre, y que los más de 600 litros por metro cuadrado que cayeron son muy difíciles de contrarrestar, pero detrás de todo esto está una terrible falta de respeto por los cauces naturales del agua. Polígonos industriales, urbanizaciones a mogollón, cultivos... en Valencia y en muchos otros sitios de España, han barrido, desviado o estrangulado ramblas que después se desbordan con las consecuencias que estamos viendo y que desgraciadamente seguiremos viendo.

José Miguel Grandal López. Los Alcázares (Murcia)

La dana como advertencia

Somos testigos de fenómenos medioambientales alarmantes, como la dana que ha asolado Valencia. Fenómenos que ponen de relieve las consecuencias del cambio climático. Las lluvias torrenciales y las inundaciones devastadoras han dejado a muchas familias sin hogar y han arrasado infraestructuras y viviendas además de vidas. Es fundamental que tomemos conciencia de que estos eventos son parte de un patrón global que exige una acción colectiva. Debemos exigir políticas más ambiciosas para mitigar el cambio climático y adaptarnos a sus efectos. La dana en Valencia nos recuerda que el futuro que deseamos depende de nuestras decisiones hoy.

Adriana Mendoza. Barcelona

Servicios públicos

Felicitaciones a la UME, los servicios de Bomberos, la Cruz Roja, la Guardia Civil... todos los que están cumpliendo con su trabajo y sobrepasando lo que se les puede pedir. Felicitaciones a los numerosos ciudadanos que colaboran y trabajan en tareas de rescate, ayuda a los afectados proporcionando alimentos y ropa y que participan con sus propios medios mecánicos en el desescombro y limpieza de calles. A quien hay que criticar es a esos responsables políticos que ya desde el principio están cargando las responsabilidades a una u otra administración, la central o la autonómica o los que, bien trajeados, buscan salir en primer plano delante de los escombros.

José Antonio Salas. Cuarte de Huerva (Zaragoza)

¿Qué hacemos?

Tantos pueblos cercanos a Valencia tienen una herida enorme. Todo se ha convertido en un infierno de agua y fango, de familias rotas, de vecinos rescatando lo poco que queda de sus casas. Las lluvias torrenciales son un fenómeno viejo, pero cada vez es más implacable. ¿De qué sirve el avance, el progreso? Algo falla. Los informes hablan de falta de infraestructura adecuada, de una buena planificación urbana, de falta de previsión, de planes de emergencia que se quedan en papel mojado. ¿Qué hacemos? ¿Volvemos a cruzar los brazos hasta la próxima?

Claudia Cuevas Santiago. Xirivella (Valencia)


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