¿Perdemos el poder de las palabras?
Los lectores escriben sobre la falta de políticos como José Mujica, las políticas de conciliación, los trabajos que rozan la esclavitud y el machismo
El otro día escuché a José Mujica afirmar que se apaga, anunció que comienza a “emprender la retirada a donde no se vuelve”. Sus declaraciones, tan bellas como precisas, cortaban como cuchillas. Me estremeció ser consciente de que se irá un líder con poder en sus palabras. Palabras cuidadas y seleccionadas con el ingenio que le caracteriza. Si él se apaga, se apagará una época en la que la filosofía y buen hacer de la alocución tenían el poder de la influencia. Me preocupa que los políticos no sientan vergüenza de sus discursos chapuceros, repletos de ideas inconexas. Me preocupa no volver a escuchar la lírica de Mujica. Me preocupa el libre albedrío de la mediocridad del debate político. Y, sobre todo, me preocupa que el razonamiento y la coherencia del discurso pasen a formar parte de la nostalgia de nuestra sociedad.
María Pascual Zamora. Zaragoza
Políticas de conciliación
Cada día voy con mi hija a dar un paseo a un parque cercano. Allí hay muchos niños jugando o paseando, la mayoría con sus abuelos. A veces entablo conversación con ellos y me cuentan la suerte que tienen de poder disfrutar de sus nietos y de tener salud para ayudar a sus hijos en la crianza. Yo les sonrío y pienso que la suertuda soy yo, porque he tenido el privilegio de poder pedir una reducción de jornada para cuidar de mi hija. Sin embargo, me he dado cuenta de que ni los felices abuelos de ese parque ni yo somos afortunados. ¿Cuándo tendremos la suerte, padres y madres, de poder disponer de medidas de conciliación reales, que nos permitan criar a nuestros hijos sin tener que depender de otros, sin tener que renunciar a nuestra carrera o sin sacrificar parte de nuestro sueldo?
Victoria Llanos Casado. León
La esclavitud actual
En España sigue habiendo esclavitud, aunque su apariencia no esté visible a primera vista. Siguen ahí los trabajos forzados o el abuso de poder en el trabajo, entre muchos otros conflictos que perturban a muchísima gente. Es increíble e inconcebible que en pleno siglo XXI la gente que se supone que está para ayudar no haga nada. Espero con impaciencia un cambio que solucione estos problemas, y un cambio de mentalidad para poder progresar como sociedad.
Gabriel Gozalbo Fortuny. Barcelona
Machismo
Hay que acabar con el machismo, anclado en una rancia tradición, que está dando sus últimos coletazos, pero que sigue perviviendo peligrosamente. Necesitamos una educación que promueva que la mujer no pueda ser considerada nunca desde un prisma machista, desfasado y retrógrado.
Luis Mariano Moreno Écija. Getafe (Madrid)