Los menores y la ‘ley trans’

Resulta asombroso que el Gobierno y el Defensor del Pueblo rechacen que un tratamiento que puede ser irreversible tenga supervisión psicológica

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (derecha), durante la votación de la modificación de la ley trans en la Asamblea de Madrid.JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)

El artículo 14. 2. b., de la Ley de protección, igualdad efectiva y no discriminación de las personas transexuales e intersexuales de la Comunidad de Madrid, dice: “Para iniciar el tratamiento farmacológico será requisito necesario que previamente reciban apoyo de los profesionales de salud mental infantojuvenil, mantenido durante todo el proceso(,) y en el caso de que existiera comorbilidad será imprescindible un informe favorable del profesional que esté tratando al menor en dichas patologías”. ...

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El artículo 14. 2. b., de la Ley de protección, igualdad efectiva y no discriminación de las personas transexuales e intersexuales de la Comunidad de Madrid, dice: “Para iniciar el tratamiento farmacológico será requisito necesario que previamente reciban apoyo de los profesionales de salud mental infantojuvenil, mantenido durante todo el proceso(,) y en el caso de que existiera comorbilidad será imprescindible un informe favorable del profesional que esté tratando al menor en dichas patologías”. El Defensor del Pueblo y el Gobierno han recurrido la Ley Trans y la Ley LGTBI de la CAM ante el Tribunal Constitucional. El 14 es uno de los artículos recurridos, con el argumento de que puede dar paso a las terapias de conversión. Ha quedado suspendido a petición del Gobierno. El artículo 4.2 de la ley dice: “Quedan prohibidas en los servicios sanitarios de la Comunidad de Madrid las terapias de aversión o de conversión”.

Resulta asombroso que el Gobierno y el Defensor consideren adecuado que los menores se sometan sin supervisión psicológica a un tratamiento que puede tener consecuencias irreversibles. Personas que viven una situación difícil, y a las que por edad no permitimos comprar una cerveza, pueden embarcarse sin apoyo profesional en un proceso cuyas consecuencias son incapaces de imaginar, y esto en un momento de concienciación de la salud mental. (A estos menores es de mal gusto llamarlos niños)

Conocemos las dudas que generan los tratamientos: en el Reino Unido, el informe Cass señala que la justificación del uso de bloqueadores de la pubertad no es clara, que ignoramos los efectos de la hormonación en menores, que el tratamiento médico no es el más adecuado para la mayoría de los casos y que, cuando lo es, debe ir acompañado de atención psicológica. Un informe encargado por el gobierno británico desmiente que la reducción de bloqueadores de la pubertad estipulada por el servicio público de salud haya provocado un aumento de suicidios, y critica el tratamiento del tema en las redes sociales y los efectos que puede generar en adolescentes y familias (del terror a la imitación). Cita un estudio de Finlandia que considera “de máxima importancia identificar y tratar trastornos mentales en adolescentes que experimentan disforia de género, a fin de prevenir el suicidio”. Negar el apoyo de profesionales de salud mental a menores de edad solo se entiende desde la perspectiva de una ideología dogmática y oscurantista. El Gobierno desprotege a los menores con el único objetivo de desgastar a una rival política y el Defensor del Pueblo hace lo contrario de lo que proclama su cargo. @gascondaniel

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