He vuelto a pillar a mi banco

Los lectores escriben sobre los cargos de los bancos, la Convención Republicana de Estados Unidos, los horarios de la jornada laboral y el lenguaje racista

Tarjetas de crédito.Matt Cardy (Getty Images)

He vuelto a pillar a mi banco haciéndome un cobro indebido de más de 100 euros. Cuando les he llamado por teléfono me han dicho que en efecto era un error y me han devuelto el dinero. Es como si yo le robo a alguien la cartera por la calle y, al ser descubierto, se la devuelvo con una sonrisa sin que pase nada. Se trata de una práctica que realizan con absoluta impunidad numerosas empresas: eléctricas, telefonía, compañías de seguros, compras online... Deberían hacer una ley por la que te obligasen a devolver diez veces el importe cobrado indebidamente. No solo para acabar con la impunidad sino para que no les compensase realizar estas prácticas que, ahora, les reportan beneficios.

Pablo González Caballero. Boadilla del Monte (Madrid)

Horario laboral

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El horario laboral semanal debería ser de 35 horas no de 37,5 horas. No puede ser que en 2024 el horario de trabajo no sea de 7 horas diarias. Muchos colectivos ya lo tienen. Habitualmente, si en un empleo se realizan muchas horas extra es que ni el trabajo está organizado ni los trabajadores son suficientes. Y cuando las horas extra se convierten en algo habitual muchas veces no se pagan al trabajador. Por otras parte, contratar más personas supondría más derechos y la empresa no quiere más compromisos. También hay trabajadores que tienen adicción al trabajo y creen ser imprescindibles, cuando nadie suele serlo. Olvidan sus vidas reales y las consecuencias de ello. Nuestros abuelos trabajaban incluso los sábados por la tarde, todos los días, todas las horas. Siempre disponibles. Y hasta en domingo nuestros bisabuelos. Hay que avanzar. No hay justificación para no reducir el número de horas de trabajo. Se trata de pensar, organizar, respetar, repartir.

María Nieves García Moya. Madrid

Ridícula imitación de Trump

Un mitín es el lugar donde acudes convencido, dispuesto a no dudar. Si además en ese mitín —como sucedió esta semana en la Convención de Partido Republicano de Estados Unidos— los oyentes imitan al orador, ya sea mediante sus gestos, o colocándose un apósito como el que llevaba Trump tras el intento de magnicidio, el nivel de fundamentalismo y de fanatismo alcanza un ridículo tal, que adviertes, que no son necesarios los bulos. Son necesarios, los bobos.

Francisco García Castro. Estepona (Málaga)

“Trabajar como un negro”

En pleno 2024 y todavía sigue instaurada la creencia de que las personas negras tienen que ser esclavizadas; me preocupa escuchar expresiones racistas y ver que no hay un punto de inflexión que llegue a movilizar reflexiones frente a sus posturas. Cuanta más opresión y segregación vamos a tener que soportar las personas racializadas para ser medianamente aceptadas en la consciencia de las voces del poder, ya no se puede seguir creyendo que el racismo se soluciona con excusas. Basta ya de tanta hipocresía, pongámonos al mismo nivel para la toma de decisiones y la vida en sí misma; así se dejarán de interiorizar conceptos inocuos como creer que solo las personas negras hacen el trabajo fuerte y duro solo por su color de piel.

Irina Valencia. Medellín (Colombia)

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