Campus contra la guerra en Gaza

La presión de los estudiantes estadounidenses pone a Biden ante el dilema de apoyar a Israel o contentar a parte de su electorado

Estudiante propalestinos detenidos en la noche del martes en la Universidad de Columbia.STEPHANI SPINDEL (EFE)

En muchas democracias occidentales la brutal represalia militar emprendida por Benjamín Netanyahu contra la población civil de Gaza a raíz del ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre ha trascendido la política exterior para convertirse en una cuestión interna. Desde hace días, a las manifestaciones que se producen durante los fines de semana en ciudades como Londres, París o Nueva York se han suma...

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En muchas democracias occidentales la brutal represalia militar emprendida por Benjamín Netanyahu contra la población civil de Gaza a raíz del ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre ha trascendido la política exterior para convertirse en una cuestión interna. Desde hace días, a las manifestaciones que se producen durante los fines de semana en ciudades como Londres, París o Nueva York se han sumado los campus de algunas de las más prestigiosas universidades de Estados Unidos, donde los estudiantes exigen el fin inmediato de la guerra.

Los manifestantes mantienen un pulso con las autoridades académicas y policiales que está alcanzando dimensiones históricas en un país que, independientemente de si la Administración es demócrata o republicana, viene apoyando sin apenas reservas a Israel. Nombres como Columbia, Harvard, Yale, Emory o Emerson figuran entre los más de 20 campus que organizan movilizaciones que están galvanizando a la sociedad estadounidense. A diferencia de otras protestas masivas vividas recientemente en EEUU como el Black Lives Matter —a raíz del asesinato a manos de la policía de George Floyd en 2020— o bien Occupy Wall Street —motivada en 2011 por la situación generada en el país por la crisis económica—, esta no se fundamente en un asunto interno sino en una inaceptable situación en Oriente Próximo de la que los manifestantes consideran en parte responsable a su Gobierno.

Para encontrar una movilización similar habría que remontarse casi 40 años atrás, cuando la indignación mundial ante el régimen del apartheid sudafricano sacó de las aulas a los estudiantes de EEUU. La diferencia reside en que ahora el país se encuentra sumido en una guerra cultural y en una polarización política sin precedentes que ha sido aprovechada por el populismo ultraconservador, cuyo máximo exponente es el expresidente Donald Trump, y que amenaza con dividir las filas demócratas a pocos meses de las elecciones presidenciales de noviembre.

La decisión del rectorado de Columbia de suspender a los estudiantes que no abandonen las acampadas y la orden a la policía de Nueva York de que entrara en el campus y los desalojara hace dos semanas —acción que se repitió en la madrugada de ayer— ha contribuido a enconar más un conflicto que empieza a recordar las protestas contra la guerra del Vietnam y que puede convertirse en un serio obstáculo para el presidente Biden, que busca la reelección.

Ningún Gobierno debería sorprenderse de que las imágenes sobre la tragedia que está sucediendo en Gaza agiten conciencias a miles de kilómetros y que se exija actuar a quienes pueden intervenir para detenerla. Biden es probablemente el político del que más depende Netanyahu y quien puede forzarle a un alto el fuego y a aliviar la desesperada situación de los civiles palestinos. Y así lo entienden los estudiantes estadounidenses.

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