Ayudas verdes, pero a tiempo
La lentitud de las subvenciones para el coche eléctrico y las placas solares podría dejar fuera de la transición ecológica a quienes no puedan permitirse adelantar todo lo que cuestan
Que la transición ecológica está en marcha es un hecho fácilmente constatable. Que el plan Next Generation de la Unión Europea está suponiendo un empuje a la misma, también. Según datos del Instituto de Diversificación y Ahorro Energético, el programa para instalación de placas solares alcanza casi los 2.000 millones de euros, a la rehabilitación energética de edificios se dedican más de 530 y el Plan Moves —que contempla ayudas para coches eléctricos...
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Que la transición ecológica está en marcha es un hecho fácilmente constatable. Que el plan Next Generation de la Unión Europea está suponiendo un empuje a la misma, también. Según datos del Instituto de Diversificación y Ahorro Energético, el programa para instalación de placas solares alcanza casi los 2.000 millones de euros, a la rehabilitación energética de edificios se dedican más de 530 y el Plan Moves —que contempla ayudas para coches eléctricos y puntos de recarga— está dotado con casi 1.000 millones de euros. Son cuantías importantes que, sin embargo, no están llegando a los particulares con la celeridad debida, lo que acaba convirtiéndose en un sesgo discriminatorio que prima a las rentas altas y deja atrás a quienes no pueden o no se atreven a asumir el total de la inversión requerida.
Si bien no hay datos oficiales al respecto, fuentes de los sectores de la energía, la automoción y la construcción muestran que las subvenciones destinadas a la compra de un coche eléctrico, la instalación de puntos de recarga o de placas solares están tardando una media de dos años en llegar a las cuentas corrientes de sus destinatarios. Esto obliga a los usuarios a adelantar cantidades importantes de dinero, algo que no está al alcance de todos los bolsillos. De esta forma, quienes más necesitan las ayudas acaban inhibiéndose de solicitarlas ante la demora en su ejecución.
En el origen de este retraso se encuentran, por un lado, las dificultades de gestión de las Administraciones competentes; por otro, problemas de diseño que se han hecho evidentes con la aplicación práctica de los planes teóricos y que urge corregir. El propio presidente del Gobierno asumió recientemente —en la cuarta edición del foro de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC)— que era necesario “mejorar, reforzar y agilizar” el programa de apoyo a la compra de vehículos eléctricos y a la implementación de estaciones de recarga ante el retraso que España lleva en la electrificación del parque móvil: el porcentaje de turismos de ese tipo es la mitad que la media europea. Las alternativas son múltiples y pasan por opciones que van desde las deducciones fiscales hasta la aplicación inmediata del descuento en el mismo momento de adquirir un coche eléctrico en el concesionario, con inspecciones a posteriori.
Los años de experiencia acumulados en la gestión de estos subsidios, la constatación de su importancia y la urgencia de que lleguen al conjunto de la población exigen para asegurar su eficacia disponer de datos sobre el perfil de los beneficiarios, el tiempo efectivo que tardan en cobrarse y el impacto real que están teniendo. Por otro lado, corregir las debilidades detectadas para evitar retrasos en los cobros, sesgos de renta en las solicitudes y dificultades en su aplicación. Finalmente, incrementar la ambición de estas ayudas y hacer especial énfasis en aquellos sectores que más las necesitan, implicando en caso necesario a los servicios sociales. La transición ecológica, necesaria y urgente, no puede ser un elemento de desigualdad.