Taiwán, algunas lecciones para Europa
Sin negociaciones abiertas para un acuerdo comercial, la relación de la UE con Taipéi será más difícil en el próximo futuro, pese a ser el mayor inversor extranjero en la isla
El pasado sábado Taiwán volvió a demostrar al mundo lo vibrante que es su democracia, con una participación de más del 70% para elegir al nuevo presidente y a su órgano legislativo, el Yuan. Lai Ching-te, candidato del Partido Progresista Democrático (PPD) ganó las elecciones presidenciales pero su partido no obtuvo los v...
El pasado sábado Taiwán volvió a demostrar al mundo lo vibrante que es su democracia, con una participación de más del 70% para elegir al nuevo presidente y a su órgano legislativo, el Yuan. Lai Ching-te, candidato del Partido Progresista Democrático (PPD) ganó las elecciones presidenciales pero su partido no obtuvo los votos suficientes para controlar el Parlamento. El antiguo partido que ha dominado la escena política en Taiwán desde décadas, con mejores vínculos con China continental, el Kuomintang (KMT) superó al PPD por un escaño en el Yuan legislativo mientras que el más recientemente creado Partido Popular de Taiwán (PPT), aunque cuenta con pocos escaños tiene la clave para que el PPD pueda legislar.
Un resultado electoral que tiene sus pros y sus contras. Entre lo positivo cabe destacar que el PPD de Lai Ching-te estará los próximos años más limitado a la hora de definir la relación de Taiwán con China continental, puesto que los votantes no le han otorgado la mayoría absoluta. De esta situación debería surgir un enfoque más suave —y cooperativo— con China continental, lo cual debería reducir las tensiones en el estrecho de Taiwán. Otro aspecto positivo es que la reacción de China al resultado de los comicios hasta ahora ha sido moderada, quizás por entender que la situación del PPD es peor ahora que en los últimos dos mandatos, aunque dependerá mucho de quien sea nombrado portavoz del órgano legislativo el próximo 1 de febrero. Ahí el partido bisagra, el PPT, desempeñará un papel fundamental.
En el ámbito de las políticas económicas, la diversificación de la economía taiwanesa que tanto ha impulsado el PPD durante sus ocho años de mandato para reducir la excesiva dependencia de Taiwán de China continental va a ser mucho más difícil en adelante por dos razones. En primer lugar, el PPD necesita dar espacio a la oposición para poder gobernar, lo que sin duda incluye mejorar las relaciones comerciales y de inversión con el continente. En segundo lugar, para poder empujar la diversificación de las exportaciones, el Gobierno necesitará alcanzar acuerdos comerciales con otros socios, lo que se ha convertido en una verdadera cruzada en los últimos años. A Taiwán se le están cerrando las puertas a cualquier acuerdo comercial que se precie. Incluso el acuerdo comercial regional más desarrollado de Asia, negociado por Japón después de que Donald Trump abandonara el pacto que le precedió, el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación del Transpacífico (CPTPP, en sus siglas inglesas), al que Taiwán presentó oficialmente su solicitud de adhesión en 2021, no parece una posibilidad real, según las recientes declaraciones del primer ministro de Australia, uno de sus integrantes. En el caso de la Unión Europea, las relaciones comerciales de Taiwán están bastante estancadas, en comparación con las de Estados Unidos o el resto de Asia, y no parece que en estos momentos se den las condiciones para negociar un acuerdo comercial, algo que ni siquiera se han atrevido a hacer Japón o Australia. Hasta Estados Unidos ha dejado a Taiwán fuera de su Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF, según siglas inglesas).
La inversión extranjera directa taiwanesa, por otro lado, no solo ha aumentado muy rápidamente sino que también se ha diversificado más de lo que lo ha hecho el comercio, ya que se ha dirigido al resto de los países asiáticos y a Estados Unidos, y no tanto a China continental. Una tendencia que no puede explicarse únicamente por las políticas adoptadas por el Gobierno de Taipéi sino más bien por las decisiones de las empresas de buscar oportunidades en otros lugares. Es importante señalar que la Unión Europea no ha sido un destino relevante para la inversión taiwanesa, pese a que la UE es el mayor inversor en Taiwán.
En definitiva, el resultado de las elecciones muestra cuánto quieren mantener los taiwaneses la sociedad democrática de la que disfrutan y al mismo tiempo mitigar las hostilidades con China continental. En otras palabras, el PPD ha sido elegido para un tercer mandato, pero con controles y equilibrios más estrictos en el Parlamento. Esto, junto con una reacción bastante sosegada por parte del Gobierno de China continental, ha limitado el riesgo geopolítico en el estrecho de Taiwán. En cuanto a la política económica, seguir avanzando en la reducción de la dependencia económica será cada vez más difícil, tanto por el hecho de que los partidos de la oposición presionarán para estrechar las relaciones comerciales con China continental como por la falta de alternativas. Que la UE pueda beneficiarse de unas relaciones más estrechas con Taiwán será más difícil en los próximos cuatro años, más aún si se tiene en cuenta la ausencia de acuerdos comerciales, de inversión o incluso una negociación abierta al respecto. Una posibilidad a día de hoy cada vez más lejana si se tiene en cuenta que ni siquiera Estados Unidos, Japón o Australia parecen dispuestos a ofrecer a Taiwán acuerdos comerciales o de inversión para fomentar alternativas al mercado de China continental.