Me acuerdo de Javier Tomeo

El escritor hacía lo que hacen los genios: inventó una parte de la realidad que desde entonces nos acompaña para siempre

El escritor Javier Tomeo, en una imagen de archivo.Vicens Giménez

Hoy se cumplen diez años de la muerte de Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932-Barcelona, 2013), uno de los autores más singulares y fascinantes que ha dado la literatura española en las últimas décadas. Su narrativa, escribió Rafael Conte, “viene del mundo de las pesadillas, de lo fantástico y lo onírico, recuerda en suave —y subrepticio— a Kafka, a Buñuel, al surrealismo, a Charlot, a Buster Keaton o al gran Ramón Gómez de la Serna”. A medio camino entre el existencialismo y los chistes de ...

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Hoy se cumplen diez años de la muerte de Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932-Barcelona, 2013), uno de los autores más singulares y fascinantes que ha dado la literatura española en las últimas décadas. Su narrativa, escribió Rafael Conte, “viene del mundo de las pesadillas, de lo fantástico y lo onírico, recuerda en suave —y subrepticio— a Kafka, a Buñuel, al surrealismo, a Charlot, a Buster Keaton o al gran Ramón Gómez de la Serna”. A medio camino entre el existencialismo y los chistes de La Codorniz, de Goya y del surrealismo, sus novelas y sus cuentos hablan de la incomunicación, del absurdo y de la soledad, con una mirada paranoica, un humor salvaje y un lirismo melancólico y repentino.

A sus personajes les sobra o les falta algo: ven mal, tienen un dedo más o nadie con quien hablar: el tema es la soledad del monstruo y el monstruo somos todos. Nunca acaban de encajar, trazan elaboradas estrategias que son autosabotajes. En su obra abundan los monólogos y diálogos —y en parte por eso fue adaptado al teatro con gran éxito—, pero la situación básica es un mensaje que nunca llega a su destinatario. Licenciado en Derecho y Criminología, “aragonés de la diáspora” y admirado en Europa, se definía como “un escritor del ello”. Escribió cuentos de animales demasiado humanos y de humanos bastante animales. Le fascinaba el gallitigre: “una criatura fabulosa, fruto de la inesperada unión de un tigre y una gallina, y que vendría a simbolizar la inesperada unión y la armonía entre los mundos opuestos y contradictorios”. Él también era una paradoja: delicado y brutal, misántropo y necesitado de afecto, humorista y visionario, intuitivo y con una cultura extraña, de curiosidades y datos raros.

El suyo es un mundo sin certezas: “Recuerde que el Este es precisamente el lugar por donde, por los menos hasta esta mañana, sale el sol”, dice uno de sus personajes. Anagrama ha reunido algunas de sus mejores novelas en un compendium que incluye obras maestras como El castillo de la carta cifrada, Amado monstruo y El cazador de leones, y Alpha Decay acaba de sacar Vampiros y alienígenas, una colección de relatos inéditos. Los Cuentos completos (Páginas de espuma) contienen colecciones admirables como Bestiario e Historias mínimas. Sus libros están vivos: divertidos, únicos, perturbadores. Hacía lo que hacen los genios: inventó una parte de la realidad que desde entonces nos acompaña para siempre. @gascondaniel

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