Me he vuelto conservador
Los lectores escriben sobre los cambios y deseos de la madurez, los problemas para comprar una vivienda, el dolor de perder a un hijo y la odisea para votar desde fuera de España el 23-J
A partir de una edad se vuelve uno inevitablemente conservador. A mis 64 años, lo primero que quiero conservar es el medio físico en el que vivo, de modo que valoro todo lo relacionado con la emergencia climática como una estricta prioridad política. A continuación, lo que más me importa son las políticas que intentan reducir la desigualdad y la falta de oportunidades, singularmente la pobreza infantil y la precariedad juvenil, porque sin niveladores sociales se acabarán minando los mismos fundamentos de la democracia. No quiero que me bajen los impuestos (la sanidad y educación públicas, la p...
A partir de una edad se vuelve uno inevitablemente conservador. A mis 64 años, lo primero que quiero conservar es el medio físico en el que vivo, de modo que valoro todo lo relacionado con la emergencia climática como una estricta prioridad política. A continuación, lo que más me importa son las políticas que intentan reducir la desigualdad y la falta de oportunidades, singularmente la pobreza infantil y la precariedad juvenil, porque sin niveladores sociales se acabarán minando los mismos fundamentos de la democracia. No quiero que me bajen los impuestos (la sanidad y educación públicas, la protección social, no son posibles sin una imposición fuertemente progresiva). Por último, tengo en gran estima las conductas de respeto hacia las reglas democráticas, de no deslegitimación del contrario, así como el normal funcionamiento de las instituciones. Ya digo, que cada día soy más conservador, radicalmente conservador.
Miguel Ángel Cuevas Cosío. Sancibrián (Cantabria)
¿Quién piensa en los ciudadanos?
Los políticos se vanaglorian de las cifras positivas en el sector turístico. Pero la oferta de empleo turístico oculta un problema que pocos reconocen. Los derechos y beneficios del extranjero se posicionan por delante del propio ciudadano. La adquisición de una vivienda en las grandes urbes se ha convertido en un bien inalcanzable para los jóvenes que, impotentes ante el afloramiento de pisos turísticos, abandonan el lugar donde crecieron.
María José Benítez Aranda. Málaga
El dolor se queda
Hace justo un año escribí una carta a la directora contando que acababa de despedir a mi hijo en mi semana 38 de gestación. Un año después consigo sonreír, incluso a veces ilusionarme, pero siempre con un halo gris. Unas ganas escondidas de llorar, una tristeza latente, una incomodidad repentina. La vida y el mundo siguen girando —sobre todo, para los demás—, y cada vez soy más consciente de que mi vida y mi mundo nunca volverán a ser los mismos, y que ya han cambiado para siempre.
Inés Burgueño Jiménez. Madrid
Decepción con Cebrián
Produce tristeza leer a Juan Luis Cebrián descalificando a un Gobierno legítimo a través de la descalificación del presidente. Las afirmaciones más negativas sobre el presidente no las prueba, sus aciertos no los describe, el enfrentamiento de los ciudadanos es exclusivamente culpa suya, y el deseo de que PP y Vox ganen las elecciones es evidente. Soy un ciudadano más al que hace tiempo ha decepcionado Cebrián.
Lucio Azcoaga Alcalde. Madrid
Laberinto para votar
Agradezco el eco sobre el laberinto para votar que sufrimos quienes estaremos fuera de España en las elecciones del 23 de julio. Más que un laberinto, es un callejón sin salida. No estaremos ya aquí cuando se distribuya la documentación del voto por correo, pero tampoco estaremos fuera a tiempo de inscribirnos como no residentes y solicitar voto desde el extranjero (trámites presenciales). Si para solicitar voto por correo desde España sí se admite identificación electrónica, ¿por qué no admitirla para esos trámites en el extranjero?
Clara García. Madrid