Salir adelante

Los lectores escriben sobre la generación dicha “de cristal”, las emociones que despiertan el nacimiento de un nieto, la importancia en política de no olvidar el pasado, y sobre la victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid

Un grupo de jóvenes pasean por la Alameda de Hércules, en Sevilla (Andalucía).María José López (Europa Press)

Nos llaman la generación de cristal, según dicen, somos cada vez más infelices y tenemos mayores problemas de salud mental. Pero no olvidemos que somos chicos y chicas que nacimos en el siglo XXI, con lo que eso supone a todos los niveles: incertidumbre, cambios sociales, avances científicos y hasta una pandemia. Fuimos educad...

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Nos llaman la generación de cristal, según dicen, somos cada vez más infelices y tenemos mayores problemas de salud mental. Pero no olvidemos que somos chicos y chicas que nacimos en el siglo XXI, con lo que eso supone a todos los niveles: incertidumbre, cambios sociales, avances científicos y hasta una pandemia. Fuimos educados en la idea de que todo esfuerzo tendría su beneficio, su recompensa. Sin embargo, tener una formación excelente no supone encontrar un trabajo a la altura de las propias competencias. Si perteneces a la generación Z y estás leyendo esta carta, jamás te creas que “eres de cristal”; lo que realmente nos define es el entusiasmo propio de toda persona cuya juventud está llena de sueños, fortalezas y felicidades. Porque somos altamente exigentes, creativos y comprometidos. La vida no es un camino de rosas, pero vale la pena ser vivida. Debemos ayudarnos, acompañarnos y motivarnos entre nosotros con todos nuestros recursos. Somos nuestro futuro y todo el esfuerzo por asegurarnos que vamos a salir adelante es poco.

Daniela Espinosa Navarro. Los Arenales del Sol (Valencia)

La espera durante el parto

Estoy en un hospital esperando el nacimiento de mi nieta. Es alegría y esperanza frente al miedo, la incertidumbre y la pena por el dolor de su madre valiente. Terrible espera: sufrimiento, sangre, el cuerpo desgarrado, la impaciencia, el pánico, la complicidad y el amor. Es por ella, criatura diminuta que alegrará nuestras almas y será bálsamo curativo con sus risas y sus abrazos. Y saldrá al mundo, un lugar duro pero lleno de estímulos que la ayudarán a desarrollarse con plenitud y esperemos en igualdad de oportunidades. Ya serán tres, adiós a la soledad, a la pereza, al egoísmo. Bienvenidos los cuidados, los desvelos y las explosiones emocionales: su primera palabra, el primer paso. Sus padres la llevarán de la mano, la guiarán y la criarán libre, ¡cómo vamos a quererla!

Josefa Cabrero Hurtado. Granada

Perspectiva

Nací en el año 1946 y he vivido situaciones diversas; desde las más abrumadoras hasta las que me dieron oxigeno para respirar como ciudadano libre. Ahora estoy viendo que hay quién quiere revivir tiempos pretéritos y eso, francamente me descorazona. Sé que estadísticamente me queda poco tiempo, pero me gustaría que se recuperara la cordura y la educación. Cada ciudadano es un mundo y por eso hemos de hacer el esfuerzo de tener la memoria bien presente para no cometer los mismos errores. Nos va en ello el futuro.

F. Javier García Segura. Castellón

De lobos, brujas y madrastras

Tengo dos hijas mayores de edad y todavía les hablo de los cuentos de Andersen, Grimm, Collodi y Perrault. Les recuerdo que en la vida, como en la política, abundan los lobos que suavizan su voz y se pintan la patita para parecer Mamá Cabra, o sea, que se disfrazan de moderados. Y brujas que invitan a los incautos a chuches (bajadas de impuestos) y cuando ya tienen nuestro voto cierran la puerta y nos enjaulan (pérdidas de derechos) aunque el verdadero objetivo es de engordar sus cuentas. Flautistas de Hammelin que pretenden secuestrar nuestras conciencias. Madrastras que no pueden soportar que otro que no sea ellos ostenten el poder.

Teresa Ortega Andrés. Vigo


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