Editorial

La diplomacia de Zelenski

La gira por varias capitales occidentales del presidente ucranio le garantiza el apoyo material y militar a la contraofensiva contra las tropas rusas

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, muestra el premio Carlomagno que le ha sido concedido, el domingo.FRIEDEMANN VOGEL / POOL (EFE)

La ofensiva de primavera no ha empezado todavía en Ucrania, pero su presidente, Volodímir Zelenski, ha conseguido esta semana una victoria diplomática en Europa de notable significado militar. Su gira por Italia, Alemania, Francia y el Reino Unido no tan solo le ha servido para obtener el incremento de la ayuda militar que buscaba de los aliados, sino también algunos aspectos de enorme simb...

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La ofensiva de primavera no ha empezado todavía en Ucrania, pero su presidente, Volodímir Zelenski, ha conseguido esta semana una victoria diplomática en Europa de notable significado militar. Su gira por Italia, Alemania, Francia y el Reino Unido no tan solo le ha servido para obtener el incremento de la ayuda militar que buscaba de los aliados, sino también algunos aspectos de enorme simbolismo, como el encuentro con el Papa, el primero desde que empezó la guerra, en el que Zelenski ha tenido la oportunidad de solicitar un mayor compromiso en la condena de los crímenes de guerra rusos, y la recepción en Aquisgrán del Premio Carlomagno, el galardón más prestigioso que reconoce anualmente la mayor aportación de una personalidad política a la construcción europea.

La figura de Zelenski sale reforzada de este viaje, en el que ha demostrado su sintonía con los dirigentes de los países de mayor peso y una aguda capacidad de crítica, educada pero firme, a quienes toman posiciones equidistantes, como es el caso del papa Bergoglio, con su negativa a aceptar la invitación para visitar Kiev mientras no obtenga idéntica invitación desde Moscú, y su propósito de mantener abiertos los canales con el patriarca Kirill, máxima autoridad de la ortodoxia de obediencia moscovita y fiel a Putin. Los encuentros con el presidente italiano, Sergio Mattarella, y la presidenta del Consejo de Ministros, Giorgia Meloni, le han servido para alejar a Italia de las afinidades filorusas del vicepresidente del Consejo, Matteo Salvini.

No ha sido Italia la parte más sustancial de la gira. En la visita a Berlín, el canciller Scholz anunció un paquete de ayuda militar por valor de 3.000 millones de euros, que sitúa a Alemania entre los mayores proveedores en material pesado y sistemas de misiles y antimisiles. En París, Zelenski salió de su reunión con el presidente Macron con el compromiso de incrementar el envío de blindados, carros ligeros y sistemas de defensa aérea, y su participación en la formación de pilotos de combate, aunque todavía considera prematuro el envío de aviones de caza. No es el caso del primer ministro británico, Rishi Sunak, decidido a organizar una coalición internacional que proporcione a Ucrania tanto los aviones como la formación de los pilotos. Sunak recibió a Zelenski el fin de semana, en la etapa final de un viaje con el que el presidente ucranio ha conseguido los primeros compromisos para obtener la fuerza aérea capaz de mantener a raya a los rusos en el aire con vistas a recuperar los territorios conquistados por las tropas de Putin.

La diplomacia de Zelenski ha obtenido esta vez una eficaz traducción material y militar para que su contraofensiva deje de ser solo una expectativa probable y sitúe a Ucrania en condiciones ventajosas con vistas a una futura negociación.


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