La OTAN, en transformación
La Alianza concreta su nueva estrategia definiendo las amenazas por regiones y afinando su capacidad de respuesta
La guerra de Ucrania está transformando y reforzando a la OTAN, un proceso que no quedó agotado hace un año en la cumbre de Madrid, cuando las candidaturas de Finlandia y Suecia fueron aceptadas y se aprobó un nuevo Concepto Estratégico en el que la Federación Rusa fue designada como amenaza directa para la seguridad de la Alianza y para la paz y la estabilidad de la entera región euroatlántica. ...
La guerra de Ucrania está transformando y reforzando a la OTAN, un proceso que no quedó agotado hace un año en la cumbre de Madrid, cuando las candidaturas de Finlandia y Suecia fueron aceptadas y se aprobó un nuevo Concepto Estratégico en el que la Federación Rusa fue designada como amenaza directa para la seguridad de la Alianza y para la paz y la estabilidad de la entera región euroatlántica. Coincidiendo con la reunión del Comité Militar de la Alianza, ya con la plena participación de Finlandia como socio y de Suecia —pendiente del veto de Turquía— como invitado, han empezado a conocerse los detalles de la nueva estrategia, la primera completa y unificada desde el final de la Guerra Fría, en la que se desarrolla el Concepto aprobado en Madrid el pasado año.
Mientras siga la guerra, Rusia seguirá siendo la principal preocupación de la Alianza y el más importante estímulo a su transformación. La primera derrota de Putin es que, pretendiendo debilitar a la OTAN y alejarla de sus fronteras, ha conseguido lo contrario. Si ahora la atención se halla situada en Ucrania, sobre todo en la situación de Bajmut y en los preparativos de la ofensiva del ejército ucranio, la nueva estrategia deberá prever la resolución de crisis de seguridad en otras latitudes, también en el Mediterráneo.
Los planes que se presentarán y aprobarán en Vilnius en la cumbre de la Alianza el próximo julio desarrollan el concepto de seguridad y de defensa en los 360 grados de la geografía de la Alianza, dividida en tres regiones —el este ahora en plena confrontación, Europa central y el Mediterráneo—, con regionalización pormenorizada de las amenazas que puedan llegar por tierra, mar, aire, exosfera y ciberespacio, así como las capacidades necesarias para enfrentarlas. Con la nueva estrategia, se pretende disponer de grupos de combate reducidos, de gran flexibilidad y rapidez en su actuación, que puedan intervenir en cualquiera punto de la geografía euroatlántica.
Solo la amenaza de los grupos terroristas merece una mención al lado de Rusia, aunque no del mismo nivel, en las referencias públicas de la reunión del Comité Militar. China, explícitamente designada en Madrid en 2022 por sus ambiciones y sus políticas coercitivas, no ha sido objeto de momento de ninguna referencia. Según el jefe del Comité Militar, el almirante Rob Bauer, por la sencilla razón de que no hay planes de defensa que la afecten, puesto que significa un reto para la OTAN, pero no una amenaza. El secretario general, Jens Stoltenberg, no se olvidó de vincular la aplicación y las inversiones necesarias al incremento del gasto en defensa, que exigen convertir el 2% del objetivo actualmente acordado en el gasto mínimo al que deberán comprometerse los países socios, un propósito que solo cumplen seis países y que España está lejos de satisfacer.