Teletrabajo: ¿opción o derecho?

Los lectores escriben sobre la regulación del trabajo en remoto, la falta de lluvias, los privilegios de la iglesia en materia de impuestos y la exhumación de Primo de Rivera

Una mujer teletrabaja en su casa.EFE

Suena la alarma a las 6.00. De la cama a la ducha y ahí empiezo a trabajar, en piloto automático, repasando mentalmente mi agenda del día. Pienso en si ir al trabajo en coche o en bus. Si voy en bus, no me da tiempo a desayunar. Llego a la oficina a las 9.00 y salgo a las 18.00. El 50% de mi día por un salario para vivir. Me queda el otro 50% para vivir: para mi descanso, mis aficiones, mi vida social, mi familia... El tiempo es oro, pero me pregunto, ¿cuál es el coste de oportunidad si renunciamos a dedicar tiempo a nuestra vida personal? Nuestro entorno y el ritmo de vida siempre han sido ca...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Suena la alarma a las 6.00. De la cama a la ducha y ahí empiezo a trabajar, en piloto automático, repasando mentalmente mi agenda del día. Pienso en si ir al trabajo en coche o en bus. Si voy en bus, no me da tiempo a desayunar. Llego a la oficina a las 9.00 y salgo a las 18.00. El 50% de mi día por un salario para vivir. Me queda el otro 50% para vivir: para mi descanso, mis aficiones, mi vida social, mi familia... El tiempo es oro, pero me pregunto, ¿cuál es el coste de oportunidad si renunciamos a dedicar tiempo a nuestra vida personal? Nuestro entorno y el ritmo de vida siempre han sido cambiantes, dinámicos, frenéticos. La pandemia nos puso en pausa y tuvimos que adaptarnos para sobrevivir. Lo hicimos demostrando que se puede teletrabajar. La regulación del trabajo remoto implica dificultades, pero es posible. Esta modalidad se nos impuso durante el confinamiento y sus ventajas se han quedado en el paladar de quienes la experimentamos. En esta actualidad de lucha por la conciliación, precariedad laboral y de imperativa necesidad de mejorar la calidad de vida... Teletrabajo, ¿opción o derecho?

Cristina Benítez. Llucmajor (Baleares)

Lluvia, ¿dónde estás?

Llevamos viviendo una sequía a nivel nacional y continental este último año brutal. En Cataluña, ya casi que no se recuerda la última vez que llovió. Es tanta la falta de agua, que incluso los pantanos ya no tienen casi agua. Por ejemplo, el pantano de Sau, situado en Vilanova de Sau (Barcelona), se caracteriza por tener en medio una iglesia, que cuando había mucha agua, desaparecía envuelta por el agua. Actualmente, se puede llegar andando hasta la misma. Da miedo pensar en la falta de recursos que esta sequía puede provocar, puesto que el agua es un recurso indispensable. ¿Qué haremos si nos quedamos sin este recurso? ¿Desalaremos el agua del mar para poder beber agua? ¿Qué se hará con toda esa sal? Hay muchas preguntas, muy pocas soluciones y, sobre todo, poco tiempo para actuar.

Carla Palos Martín. Granollers (Barcelona)

Las penurias de las iglesias

¿Alguien me puede explicar por qué en España tienen exención de impuestos las iglesias si somos un Estado aconfesional? Dudo mucho de que sean entidades sin ánimo de lucro, sobre todo, teniendo en cuenta que la Iglesia católica se apropió de edificios, tierras y otros inmuebles sin pagar un céntimo. Ninguna iglesia pasa las mismas penurias que “el 8,7% de los españoles que tuvo mucha dificultad para llegar a fin de mes, según el INE”, como publicó la sección de Economía de este diario el 25 de abril.

Filo Bretín Rebollo. Madrid

¿Por qué escuece?

Me lo pregunté con la exhumación de Franco del Valle de Cuelgamuros y lo he vuelto a hacer con la de José Antonio Primo de Rivera. Más personas de lo que me imaginaba no entienden que sacar a estas personas del Valle es algo vital para la reconciliación del país, para aliviar el dolor de los que sufrieron por culpa de otros. No me cabe en la cabeza que alguien simpatizante del fascismo estuviese enterrado con honores. No hablamos de una cuestión polarizada, sino de una que debería ser pura lógica.

Carla Noguerales Río. Madrid

Más información

Archivado En