“El ombudsman es una figura que se instituye en los periódicos para garantizar los derechos de los lectores”. Así explicaba EL PAÍS en noviembre de 1985 la decisión de nombrar por primera vez un defensor del Lector, aunque en ese primer momento utilizaba la nomenclatura escandinava. Se convertiría en el primer periódico en español en tener esta institución. Entonces, había apenas 29 defensores en 36 periódicos en todo el mundo. Hoy son al menos 74 en 25 países, los que están registrados en la organización ...
“El ombudsman es una figura que se instituye en los periódicos para garantizar los derechos de los lectores”. Así explicaba EL PAÍS en noviembre de 1985 la decisión de nombrar por primera vez un defensor del Lector, aunque en ese primer momento utilizaba la nomenclatura escandinava. Se convertiría en el primer periódico en español en tener esta institución. Entonces, había apenas 29 defensores en 36 periódicos en todo el mundo. Hoy son al menos 74 en 25 países, los que están registrados en la organización internacional ONO (Organization of News Ombudsmen & Standards Editors), incluida la actual defensora de EL PAÍS.
Aunque ya en el siglo XIX algunos periódicos comenzaron a publicar cartas de los lectores, hasta el siglo XX no se tiene noticia de los primeros periodistas dedicados exclusivamente a atender al público. En la información de 1985 se citaba el caso del Louisville Courier Journal y del Times de Louisville, de Kentucky (Estados Unidos), como los pioneros de la institución, en 1967. Sin embargo, estudios posteriores sobre la figura han ayudado a situar mucho antes sus comienzos, según recoge ONO.
En 1913, un periódico estadounidense, el New York World crea una oficina de la precisión y el juego limpio (Bureau of Accuracy and Fair Play) para recoger las quejas de los lectores. Tres años más tarde, el Gobierno sueco pone en marcha una comisión de buenas prácticas en la prensa para hacer de intermediaria entre los periódicos y los ciudadanos. Y, en 1922, el diario japonés Asahi Shimbun instaura un comité para recibir las sugerencias de los lectores y corregir los errores que estos transmitieran. En 1938, también en Japón, el periódico Yomiuri Shimbun crea su propio comité de ombudsman.
Y así se llega a 1964, aunque ahora ONO otorga al Louisville Courier Journal el honor de haber implantado el primer defensor de la era moderna, John Herchenroeder, quien estableció algunas de las prácticas que todavía funcionan: responder a las llamadas y cartas de los lectores y escribir una columna, en su caso diaria, con las correcciones.
En la actualidad, grandes periódicos como The New York Times o The Washington Post, que sí contaron con esta figura, ya no tienen defensores, con el argumento de que en la era de internet todos los periodistas deben atender a los lectores. En España, además de EL PAÍS, también existe en La Vanguardia y Abc.
Ismael López Muñoz (Santander 1938-Tarifa (Cádiz) 1988) se convirtió en 1985 en el primer 'ombudsman' de la prensa en español, al inaugurar esta institución en EL PAÍS. Además de pertenecer al equipo fundador de este periódico, antes había sido director de 'La voz de Avilés', había trabajado en los diarios 'Gaceta ilustrada', 'Nivel' y 'Nuevo Diario' y dirigió el centro regional de TVE en el País Vasco. En EL PAÍS fue pionero en distintas áreas: fue el primer responsable de la sección de Nacional, abrió la primera corresponsalía en Moscú, pocos meses después de que se establecieran relaciones diplomáticas entre España y la entonces URSS (hoy Rusia), y también creó el servicio de noticias, el departamento que se encarga de vender los derechos de publicación de los contenidos del diario a otros medios. Fue además jefe de cierre y del equipo de investigación, donde trabajaba cuando falleció en 1988.
Jesús de la Serna (Santander, 1925-Madrid, 2013) fue nombrado defensor del lector del periódico en noviembre de 1987, cuando el cargo todavía empleaba el término sueco de 'ombudsman'. De la Serna, hijo y marido de periodistas, accedió al puesto siendo subdirector del diario y encargado del Servicio Exterior. El periodista santanderino contaba ya con una extensa trayectoria profesional, o en palabras de Juan Cruz, era “un viejo periodista, en el mejor sentido de esta definición”; había sido redactor jefe y subdirector de 'Pueblo' y director de 'Informaciones' antes de incorporarse a EL PAÍS en 1979, donde dos años después fue nombrado subdirector al cargo de la formación, la organización de la Redacción y el control de calidad. En su primera columna cuestionó el sumario de una entrevista al entonces presidente del Gobierno, Felipe González, hecha por el director del periódico, Juan Luis Cebrián, que calificó a De la Serna como el único maestro que había tenido en el oficio. Durante su primera etapa como defensor, "se posicionó claramente del lado de los lectores, a los que dio la razón el 80% de las veces, y dio al cargo la orientación que ahora tiene", según aseveró Cruz. — GUILLERMO REPARAZ
José Miguel Larraya (San Sebastián, 1949) era el jefe de la sección de Cultura de Madrid cuando fue nombrado defensor del Lector en 1989. Antes había sido jefe de la sección de Sociedad y, mucho antes, cuando aún no se había incorporado a EL PAÍS, había sido corresponsal en Washington y delegado general del País Vasco en la agencia Efe. Como defensor, impulsó la presencia internacional de la figura al formar parte de ONO, la organización internacional de 'ombudsman', y en su última columna se congratulaba de un hecho que llamó la atención de sus colegas de otros países: “En Madrid, capital de un país con uno de los índices de lectura de prensa diaria más bajos de Europa, en los últimos dos años se ha duplicado el número de diarios”.
Jesús de la Serna volvió al cargo en septiembre de 1991, dos años después de su primera etapa como defensor para sustituir a José Miguel Larraya. Centrado en esa época en su labor docente en la Escuela de Periodismo de EL PAÍS y en la vicepresidencia de la Asociación de la Prensa de Madrid (que presidiría entre 1992 y 1999), retoma el estilo sobrio y pulcro que ya había empleado durante su primer mandato. Veterano garante de las normas marcadas en 'El Libro de Estilo', critica constantemente en sus columnas cualquier falta a sus preceptos, ya sea en titulares, pies de foto o en la más básica verificación de fuentes —con frecuencia recordaba a sus alumnos una antigua frase de un periodista estadounidense: “Si tu madre te dice que te quiere, compruébalo” —. En su despedida, el director de EL PAÍS, Joaquín Estefanía, felicitó a De la Serna por su “bienhacer” durante el desempeño de su cargo y aseguró que había dejado una “riquísima jurisprudencia” para futuros defensores y defensoras. —GUILLERMO REPARAZ
Soledad Gallego-Díaz (Madrid, 1951) se convierte en 1993 en la primera mujer en ocupar el cargo de defensora del Lector. Para entonces ya había sido corresponsal en Bruselas, Londres, Nueva York y París, subdirectora de la edición dominical y directora adjunta del periódico. Gallego ejerció el cargo tan solo un año, pero zanjó en sus columnas debates periodísticos que aún siguen vigentes, como el periodismo de declaraciones o las fuentes anónimas, e incluso condenó al periódico a pagar una cena a un lector por la inexactitud de una información.
Tras media vida dedicado a la información en el Vaticano, primero en el diario 'Pueblo' y luego en EL PAÍS, y un periodo al frente del suplemento cultural 'Babelia', Juan Arias (1932) sustituye en 1994 a Soledad Gallego-Díaz como defensor. Un auténtico erudito, con estudios de teología, filosofía, psicología, lenguas semíticas y filología comparada, Arias ejerce el cargo como atento vigilante de los fallos de los periodistas en una época en la que la prensa era extraordinariamente inquisitoria y poco dada a la autocrítica, según las crónicas de entonces. En su columna de despedida, reflejó que más de la mitad de las quejas planteaban “la exigencia de un periódico mejor escrito”.
Francisco Gor (1938-2022), al que todos en la Redacción llamaban Paco, formó parte del equipo fundacional de EL PAÍS y era desde mucho antes reportero de tribunales, tras haber pasado por los diarios 'Ya', 'Actualidad Económica' y 'Posible'. Entre los casos de los que se ocupó, siguió la vista ante la Audiencia Nacional por el asesinato de los abogados laboralistas del despacho de la calle madrileña de Atocha, ocurrido en enero de 1977, el primer proceso celebrado íntegramente en España contra la extrema derecha. Sobre él escribiría después el libro 'El juicio de Atocha'. Fue también jefe de prensa del Ministerio de Justicia durante cuatro años, antes de regresar al periódico como editorialista. En 1997 sustituyó a Juan Arias como defensor del Lector y se encargaría de imprimir su sello como gran conocedor del mundo jurídico.
El nombramiento de Camilo Valdecantos (1944) como defensor del Lector sucede en 1999, cuando llevaba siete años como cronista parlamentario de EL PAÍS. Comenzó a trabajar en 'La Gaceta del Norte', entre 1970 y 1975, al mismo tiempo que ejercía como vicepresidente de la Asociación de la Prensa de Bilbao. En enero de 1976 se incorporó a la Redacción de EL PAÍS, cuatro meses antes de la salida del periódico. Y, salvo una breve interrupción, entre 1981 y 1982, en que ocupó la jefatura de prensa del Ministerio de Educación, ha permanecido vinculado a la Redacción de este periódico en diferentes cargos y cometidos, relacionados fundamentalmente con la información política y judicial, hasta su jubilación en 2008. Ha sido además maestro de jóvenes periodistas en la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS durante casi dos décadas. Valdecantos, como Anabel Díez, era uno de los pocos periodistas de la Redacción con la rara habilidad de dictar una crónica entera por teléfono de memoria, sin tener que escribirla antes, a los pocos minutos de que se hubiera producido una sesión en el Congreso. Como defensor, escribió sus columnas con un gran sentido de la narración, como en esta columna sobre el grave error de un reportero: 'El periodista no estuvo allí'. Valdecantos fue, además, el primer defensor que inauguró la extensión del mandato a cuatro años.
Malén Aznárez (1943-2017) llega al cargo de defensora del lector en 2003 desde las páginas de 'EL PAÍS Semanal', donde era reportera y entrevistadora, especialista en temas de ciencia e investigación. Al periódico se había incorporado en 1988 como redactora jefa de Sociedad, tras el cierre de la revista 'El Globo', también del grupo PRISA, donde fue jefa de información nacional. Su carrera empezó en 1971 en el diario 'Arriba', como reportera, y luego sería una firma habitual de semanarios políticos como 'Cuadernos para el Diálogo' y 'Posible'. Y, sobre todo, Aznárez fue la primera mujer en dirigir un periódico en España, cuando se puso al frente, entre 1982 y 1984, de los 26 diarios de Medios de Comunicación del Estado. Después, sería coordinadora general y adjunta a la dirección en RNE y, posteriormente, jefa de informativos de la cadena pública. Como defensora vivió la Guerra de Irak, los atentados del 11-M o el cambio de Gobierno de Aznar a Zapatero. Una etapa, destacaba en su última columna, de la que la credibilidad de los medios había salido malparada “a lo que hay que sumar el imparable aumento de la prensa gratuita y la fabulosa expansión y competencia de internet”. En definitiva, concluía: “Una crisis sin precedentes”.
Apenas cinco meses duró Sebastián Serrano (1953) como defensor del Lector en 2006, puesto que dejó tras fichar como director adjunto de 'El periódico de Catalunya', diario del que había sido fundador en 1978. Allí había sido jefe de España, redactor jefe de Política y subdirector de Información. En 1989, se incorpora a EL PAÍS en la Redacción de Barcelona. Después, sería corresponsal en Moscú, jefe de sección de Cataluña, de 'Ciberpaís' y redactor jefe de Sociedad.
Tras la marcha de Sebastián Serrano, José Miguel Larraya, que ya había sido defensor entre 1989 y 1990 vuelve al puesto, que había quedado vacante durante tres meses. Entre otras cosas, porque en el mismo tiempo el periódico había cambiado también de director, con la llegada de Javier Moreno. En su primera columna, el periodista destacaba el cambio que advertía en los 15 años entre sus dos mandatos, con una nueva generación procedente de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS al frente del periódico. También se haría eco en las sucesivas columnas del cambio del diseño del periódico en 2007, con la irrupción del color y un nuevo tipo de letra, que no solo modificó la forma, sino que también trajo nuevos columnistas, y para muchos lectores supuso el fin de una era.
La periodista Milagros Pérez Oliva (Eriste, Huesca, 1955) es nombrada en 2009 defensora del Lector. Periodista especializada en cuestiones de bioética y biomedicina, era entonces la redactora jefa del suplemento 'Salud', tras haber sido jefa de la edición de Cataluña. Había sido vicedecana del Colegio de Periodistas de Catalunya en 1997 y había obtenido ya galardones como el Premio Nacional de Periodismo de la Generalitat de Catalunya (2006), el Grifols de Bioética (2007) o el Premio Unicef (1991). Como defensora decidió innovar en la relación con los lectores y, además de la columna semanal en el periódico, escribió de forma activa un blog. Y, sobre todo, tuvo muy presente los cambios que afectaban ya de lleno al periodismo y denunció en sus columnas algunas de las malas prácticas que conlleva la inmediatez. “[El periodismo] no solo ha de ser lo más factual y objetivo posible, sino que ha de demostrarlo. Explicitando las fuentes, detallando los datos, exponiendo lo que no ha podido averiguar; siendo honesto”, señalaba en su última columna. Pérez Oliva permanece vinculada a EL PAÍS como columnista.
Tras Milagros Pérez Oliva, es Tomás Delclós (Barcelona, 1952) quien toma el relevo como defensor del Lector en 2012. Hasta entonces, ejercía de subdirector responsable de 'Ciberpaís'. Se había incorporado a EL PAÍS en 1982, tras pasar por medios como 'Fotogramas', 'Tele/Express' y 'El Periódico', y trabajó sobre todo en la sección de Cultura y en 'Babelia'. Además, formó parte de la Junta del Colegio de Periodistas de Cataluña (1986-1990). Delclós tuvo que hacer frente durante su mandato a uno de los mayores errores que ha cometido este periódico al difundir una foto falsa de Hugo Chávez, y así tituló la columna referida a ello: 'Un tremendo error'. Su actividad como defensor da buena cuenta de su conocimiento digital y se pronunció sobre cuestiones como el derecho al olvido o las supuestas cuentas fantasma del periódico en Twitter. Dimitió de su cargo en septiembre de 2014, meses antes del fin del mandato, para incorporarse a la web en catalán de EL PAÍS, y en su despedida hizo una defensa de la figura, que comenzaba a desaparecer en el 'New York Times' o el 'Washington Post'. En la actualidad, Delclós escribe habitualmente columnas en EL PAÍS.
El cargo de defensora del Lector le llega a la periodista Lola Galán en 2014, cuando ya estaba prejubilada, aunque seguía escribiendo artículos en EL PAÍS. Colaboradora del periódico desde su fundación, entró en plantilla en 1982 y había sido corresponsal en Roma y Londres y, después, reportera de la edición del Domingo. En su mandato tuvo que hacer frente a las quejas de los lectores por varios editoriales contra el que era entonces el nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y especialmente polémico fue aquel en el que se le tildaba de "insensato sin escrúpulos". Aunque ella decidió abordar el tema, no obtuvo explicaciones del entonces director, Antonio Caño.
Carlos Yárnoz (1953) ya se había jubilado cuando Soledad Gallego-Díaz, recién nombrada primera mujer directora de EL PAÍS, lo rescata para ser defensor del Lector en 2019. Es, además, el único en ejercer el cargo que lo ha hecho con tres directores: Gallego-Díaz, Javier Moreno y Pepa Bueno. Tras pasar por la agencia Europa Press, Yárnoz ha desarrollado una gran parte de su carrera profesional en el periódico, donde entró de redactor de seguridad y defensa de la sección de España y ha ejercido varios cargos como redactor jefe y subdirector. Ha sido corresponsal en Bruselas y París, y también profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Como defensor puso en marcha un chat para responder todas las preguntas de los lectores, 'el defensor del Lector contesta', y persiguió con ahínco que los comentarios en las noticias elevaran el debate. En su despedida recordaba al lector Fausto Rojo, que numeraba las erratas y a quien dedicó una de sus columnas, como emblema de los lectores que persiguen la calidad de su periódico.
Soledad Alcaide sucede como defensora del Lector a Carlos Yárnoz en enero de 2023. Es la primera alumna de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS en ocupar el cargo. Casi toda su carrera la ha realizado en EL PAÍS, adonde llegó como becaria en 1997, y ha pasado prácticamente por todas las secciones del diario como reportera, fue enviada especial a Francia y el Reino Unido y ha sido miembro del Comité de Redacción. Entre los cargos de responsabilidad que ha desempeñado están el de subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018); jefa de la sección de Redes Sociales (2018-2021) y jefa de la sección de Madrid desde 2021. En febrero de 2022 a esta responsabilidad añadió la de Reportajes e Información de Comunidades Autónomas. Es la defensora del lector en ejercicio.