En el barranco del infierno

La red social se convierte en un valioso espacio para recabar información cuando se desata un gran incendio, como ahora el de Castellón, no solo como medio oficial sino también como contrapunto

Una pareja de cabras huye de las zonas quemadas por el incendio de Castellón en la cumbre del Morrón de Campos, un observatorio forestal a casi 1.000 metros de altura sobre el embalse de Arenós y la comarca del Alto Mijares, en una imagen tomada el pasado lunes.MONICA TORRES

Unas cabras montesas y dos ciervos avanzan desorientados entre el bosque quemado y algunos árboles supervivientes. De repente, los ciervos se paran, miran unos segundos al extraño y continúan su peregrinar errático. El urbanita nada acostumbrado a ver animales en su hábitat natural se queda impactado, mientras los bomberos forestales siguen a lo suyo, asegurando esa montaña sobre el embalse de Arenós para evitar rebrotes en ...

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Unas cabras montesas y dos ciervos avanzan desorientados entre el bosque quemado y algunos árboles supervivientes. De repente, los ciervos se paran, miran unos segundos al extraño y continúan su peregrinar errático. El urbanita nada acostumbrado a ver animales en su hábitat natural se queda impactado, mientras los bomberos forestales siguen a lo suyo, asegurando esa montaña sobre el embalse de Arenós para evitar rebrotes en el gran incendio del interior de Castellón. “Hemos visto muchos animales que huyen del fuego, normalmente hacia las zonas más bajas de la montaña”, concede uno de ellos.

Una enorme nube de humo empieza a surgir detrás de la montaña vecina. Las llamas cogen fuerza en unos pocos minutos avivadas por las fuertes rachas de poniente. En los incendios, Twitter se convierte en un instrumento útil para recabar datos sobre un siniestro que afecta a un perímetro de 55 kilómetros cerrado al paso por razones de seguridad. Las cuentas de Emergencias del 112, de los diversos cuerpos de bomberos forestales y brigadas, de la Agencia de Meteorología (Aemet), de expertos o de anónimos (profesionales de la extinción a tenor de los comentarios, las fotos y vídeos que cuelgan) aportan información sobre la que el periodista pueda trabajar. Aunque el informador sortee el cierre de los caminos para contar lo que ve, objetivo irrenunciable, su visión será siempre incompleta al abarcar tan solo una parte del territorio afectado.

“Está pasando, lo estás viendo”, decía un recurrido lema empleado por una televisión. En la red social se suceden los tuits sobre lo que está pasando con imágenes, gráficos, mapas, informaciones, reflexiones, críticas... Los comentarios más numerosos van dirigidos a resaltar el trabajo de los profesionales de la extinción de incendios y a mandarles ánimos. Es un cliché afirmar que se juegan la vida, pero el aserto se cumple a rajatabla cuando se conoce cómo es la lucha, por ejemplo, en el barranco del infierno de este incendio, el de la Maimona, tan profundo y abrupto, con tanta masa forestal que se ha comportado como un lanzallamas natural del que los profesionales han tenido que salir pitando en alguna ocasión para sobrevivir.

Algunos tuits critican a los políticos por “chupar cámara” al comparecer ante los medios varias veces al día para dar el parte de la guerra contra el fuego, mientras otros se juegan la vida. Un poco de demagogia nunca está de más y menos en las redes. Es cierto que a dos meses de las elecciones municipales y autonómicas, la tentación de salir en los medios se multiplica y un profesional del ramo podría dar a veces las explicaciones. Pero tampoco se puede negar la dedicación de los responsables políticos y su disposición a responder a las preguntas (lo que debería ser lo normal) durante esta intensa semana de incendio.

Otro bloque de comentarios está formado por las críticas a la falta de limpieza de los montes, despoblados a raíz del éxodo a las ciudades. “Ante las décadas de abandono rural y la escasa inversión en gestión forestal, este gran incendio forestal solo se extinguirá cuando llueva o cuando llegue a cultivos en producción”, señalaba uno. Hay quien se pregunta también cómo se puede limpiar una extensión de masa forestal tan vasta, que no ha dejado de crecer. Además, se plantean discusiones sobre la utilidad de los cortafuegos en un incendio tan intenso que, por otra parte, no ha sido intencionado, sino que se ha originado presuntamente por la chispa de una máquina desbrozadora en la limpieza de una senda. También algunas voces cargan contra el postureo de algún cuerpo o contra la atribución de todos los males al cambio climático. Es difícil, no obstante, desvincular el primer gran incendio del año de España, declarado nada más estrenar la primavera, de otros fenómenos de este tipo que proliferan por el mundo en los últimos años.

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