Desbloquear Cataluña
El pacto entre ERC y los socialistas rompe la parálisis que impuso el ‘procés’ y refuerza la relación entre ambos partidos
Cataluña tendrá nuevos Presupuestos gracias al acuerdo que ayer alcanzaron el Gobierno de Pere Aragonès (ERC) con el Partit dels Socialistes. Lo que en otras comunidades podría pasar como un mero trámite, en el caso catalán tiene una especial relevancia porque confirma un cambio de dinámica política tras 10 años de acuerdos imposibles entre independentistas y no independentistas, y porque de él quedan fuera los sectores más duros del secesionismo, representados en este momento por Junts per Catalunya. ...
Cataluña tendrá nuevos Presupuestos gracias al acuerdo que ayer alcanzaron el Gobierno de Pere Aragonès (ERC) con el Partit dels Socialistes. Lo que en otras comunidades podría pasar como un mero trámite, en el caso catalán tiene una especial relevancia porque confirma un cambio de dinámica política tras 10 años de acuerdos imposibles entre independentistas y no independentistas, y porque de él quedan fuera los sectores más duros del secesionismo, representados en este momento por Junts per Catalunya. El mayor paso que se ha dado con el acuerdo alcanzado ayer fue el de acabar con esa lógica fatal que impedía cualquier tipo de acercamiento entre quienes tenían posiciones distintas a propósito del procés. Fue esa lógica la que dividió a la sociedad catalana, la que intoxicó el debate público, la que paralizó la acción política. Y ha sido esa lógica la que ahora afortunadamente se ha roto. Junto a este monumental avance, el pacto tiene consecuencias mucho más allá de Cataluña, ya que además de insuflar aire al Govern de Aragonès, vigoriza las relaciones de los socialistas con ERC a nivel nacional en la recta final de una legislatura en la que están pendiente de aprobarse en el Congreso leyes clave como la de vivienda, los cambios en la ley del solo sí es sí o la de seguridad ciudadana, la llamada ley mordaza.
La de los Presupuestos catalanes ha sido una negociación complicada porque, más allá de cuestiones estrictamente técnicas, los dos partidos que la han protagonizado aspiran a seguir, en el caso de ERC, gobernando la Generalitat y a convertirse en su alternativa, en el caso de los socialistas. Era pues, una negociación casi entre iguales —tienen los mismos escaños en el Parlamet— y eso los obligaba a hacer cesiones importantes para culminarla con éxito. Esquerra ha hecho gala esta vez de una cintura política que no ha tenido en el pasado y que ha consistido en ceder en cuestiones decisivas que planteaban los socialistas, como la construcción de la autovía orbital B-40 y aceptar que el aeropuerto de El Prat debe “ganar capacidad” pese a las limitaciones ambientales. El PSC ha aparcado algunas de sus peticiones de máximos al evitar concretar que el aeropuerto deba “ampliarse” para ganar dicha capacidad. No hay que olvidar, además, que esas cuentas dotan a la Generalitat de 3.000 millones suplementarios para abordar inversiones necesarias en áreas como educación y sanidad.
Las cesiones que han hecho ambas partes son necesarias para llegar a un acuerdo, pero en ningún caso deberían servir de excusa a partir de ahora para continuar con la parálisis que ha castigado a los catalanes durante una década. Abre otra vía, otro horizonte a la hora de centrarse en lo fundamental: gobernar. La tramitación de los Presupuestos comenzará hoy con su presentación por parte del Govern. Habrá que fijarse en el detalle para ver si realmente son las cuentas sociales y útiles que han prometido las dos partes de la negociación. Tras 10 años de inclemencias por el procés, los bloques se han roto: Cataluña no puede perder más tiempo.