El teatro negro del amor

No se puede volver atrás. A veces, casi siempre, tampoco se quiere

Michael Douglas y Kathleen Turner en 'La guerra de los Rose' (1989).

Se interpreta. El rol del desdichado, el rol del despechado, el rol del que dice “yo prescindo”, el rol del que dice “yo renuncio”, el rol del que dice “puedo soportarlo”, el rol del que dice “mirá lo que me has hecho”. El rol funesto del chantaje. Se interpreta. El rol del aquejado, el rol del insolente, el rol del que dice “qué me importa”. El rol del que acepta el rapto, del que se resiste. El rol del que se quema en la adversidad, del que la exhibe con altanería. Se interpreta. El rol del que dice “soy feliz”. El rol del que dice “mirá este cielo de fuego”. El rol del elegido. El rol del q...

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Se interpreta. El rol del desdichado, el rol del despechado, el rol del que dice “yo prescindo”, el rol del que dice “yo renuncio”, el rol del que dice “puedo soportarlo”, el rol del que dice “mirá lo que me has hecho”. El rol funesto del chantaje. Se interpreta. El rol del aquejado, el rol del insolente, el rol del que dice “qué me importa”. El rol del que acepta el rapto, del que se resiste. El rol del que se quema en la adversidad, del que la exhibe con altanería. Se interpreta. El rol del que dice “soy feliz”. El rol del que dice “mirá este cielo de fuego”. El rol del elegido. El rol del que proclama “yo soy único”. El rol del que contempla embelesado. El rol del hechizado vivo. El rol del que juega a ocultar lo que quiere decir pero que, al ocultarlo, lo dice. El rol del reticente falso. Es un laberinto del que no puede salirse por arriba. Una pulsión centrífuga. No sirve para nada pero es la vida plena. Mientras tanto, se interpreta. El rol del que dice “aguanto”, el rol del que no se arrepiente, el rol del que avanza hacia el abismo. El rol del inmolado. El rol del mártir. “Decir no / decir no / atarme al mástil / pero / deseando que el viento lo voltee / que la sirena suba y con los dientes / corte las cuerdas y me arrastre al fondo/ diciendo no no no/ pero siguiéndola”, escribió Idea Vilariño. No se puede volver atrás. A veces, casi siempre, tampoco se quiere. No hay ruego. No hay queja. No es una estrategia (aunque al decirlo empiece a serlo). No es un drama (y es un drama enorme). Todas las salidas de emergencia están tapiadas pero, a la vez, ¿quién quiere salir del paraíso? “(..) y me soltaste el freno / y me soltaste las riendas / (…) los huesos, las confusiones, / las postales de Nueva Inglaterra, / las noches de enero a las diez, / y nos alzamos como trigo, / metros sobre metros de oro,/ y cosechamos,/ cosechamos”, escribió Anne Sexton. Solo que siempre cosechamos solos. El resto es el teatro —muy negro― del amor.

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