Proteger a la juventud de este mundo

Una madre comparte el relato del suicidio de su hijo y otros lectores opinan sobre la burocracia que dificulta el retorno a España de estudiantes de Medicina, la contaminación del agua y la adicción al móvil

Un adolescente apoya la mano en una puerta de cristal.

Leí el artículo de Marta Sanz, Bachillera, del lunes 7, y quiero contarles algo. El 31 de mayo, mi hijo mayor, estudiante de bachillerato del instituto Lope de Vega, decidió buscar la libertad a su modo, subió de madrugada al tejado de nuestro edificio, y se lanzó. Max era un chico muy querido por todo su entorno, tenía una bondad e inteligencia que llamaban la atención; siempre presto a ayudar, hambriento de saber, extremadamente sensible y crítico. Una profesora escribió: “quien lo conoció, lo amó”. Co...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Leí el artículo de Marta Sanz, Bachillera, del lunes 7, y quiero contarles algo. El 31 de mayo, mi hijo mayor, estudiante de bachillerato del instituto Lope de Vega, decidió buscar la libertad a su modo, subió de madrugada al tejado de nuestro edificio, y se lanzó. Max era un chico muy querido por todo su entorno, tenía una bondad e inteligencia que llamaban la atención; siempre presto a ayudar, hambriento de saber, extremadamente sensible y crítico. Una profesora escribió: “quien lo conoció, lo amó”. Con 11 años, pidió de regalo un mapamundi del revés porque “no es justo mirar el mundo siempre desde la misma óptica”; con 14, sufrió la pandemia que creímos vivir con suerte por estar sanos y juntos, pero acrecentó ese espíritu y su necesidad de soledad. Dejó una nota en la que se despedía de todos y expresaba el motivo de su decisión: “vivimos en una sociedad muy jodida”. Teniendo como tenía Max la atención de familia y colegio, me pregunto cómo y desde dónde se protege a la juventud de este mundo. Siento que en la opinión pública domina la abstracción, y que no hay movilización al ritmo que requiere el problema. Mientras tanto, el dolor inmenso que sufre el que toma una decisión así y el que tiene que vivir con ella.

Raquel Francisco. Madrid

Retorno de médicos

España envejece y sus médicos también. Mientras tanto, los jóvenes abandonan el país en busca de mejores condiciones salariales. Aumentar más las plazas de formación no implica retenerlos. ¿Pero qué hay de los que desean volver tras completar su formación en el exterior? Años de burocracia para la convalidación del título de especialista y falta de competitividad en la obtención de una plaza académica por escasez de tiempo trabajado en la comunidad autónoma o universidad local. Tal vez la pregunta no sea cómo evitar que se marchen, si no qué hacer para que regresen.

Pablo Sánchez Vela y Paulino Tallón de Lara. Nueva York y Houston

Nos toman por idiotas

La falta de potabilidad del agua no se debe al bajo nivel de nuestros pozos y acuíferos, sino que estos están contaminados por purines y por productos fitosanitarios (o productos químicos tóxicos). Cuando el caudal de agua es bajo, la concentración de los tóxicos aumenta y el agua deja de ser potable según los parámetros definidos por la Unión Europea. El hecho de que las administraciones hagan ojos ciegos a un delito ecológico tal como es la contaminación sistemática del suelo agrícola y acuíferos del Baix Empordá, ha desembocado en un problema de salud pública. Los ayuntamientos se limitan a emitir una circular, sin adjuntar los análisis, donde indican que el agua no es apta para el consumo humano ni para animales de granja o de compañía. A demás de no disponer de agua potable, nos toman por idiotas. O eso creen.

Maria Font Domeque. Peratallada (Girona)

Enganchados

Estamos tan enganchados a los móviles y a las redes que consiguen que no nos aburramos, que sepamos si hay que llevar paraguas sin abrir la ventana, que confiemos en una puntuación asignada a un restaurante para ir o no, adónde viajar, etcétera. Estamos perdiendo eficiencia, que requiere tiempo, y colocamos en un pedestal a todo lo que viene de internet sin cuestionarlo apenas. Sufriremos las consecuencias, nos demos cuenta o no.

José Ramon Iribar Argote. San Sebastián

Más información

Archivado En