Tengo 26 años y la vida en pausa
Los lectores opinan de la precariedad laboral que afecta a los jóvenes, la exhumación del general golpista Queipo de Llano, la renovación del CGPJ, la sostenibilidad textil y el odio en las redes
Tengo 26 años, curso un doctorado y tengo trabajos paralelos para poder pagar el alquiler. Llevo dos años esperando la concesión de un contrato de investigación para jóvenes que no termina de salir y, por lo tanto, no puedo incorporarme y empezar. Cuando me denegaron el contrato pude reclamar porque no me habían contado la mitad de los méritos. En abril se estimó mi recurso y desde entonces sigo esperando. La única información que tengo son los mensajes robot de un correo de contacto que me responde “próximamente”. Creo que la Administración y yo tenemos conceptos distintos de lo que significa...
Tengo 26 años, curso un doctorado y tengo trabajos paralelos para poder pagar el alquiler. Llevo dos años esperando la concesión de un contrato de investigación para jóvenes que no termina de salir y, por lo tanto, no puedo incorporarme y empezar. Cuando me denegaron el contrato pude reclamar porque no me habían contado la mitad de los méritos. En abril se estimó mi recurso y desde entonces sigo esperando. La única información que tengo son los mensajes robot de un correo de contacto que me responde “próximamente”. Creo que la Administración y yo tenemos conceptos distintos de lo que significa. Esta espera eterna me ha perjudicado enormemente a nivel laboral, y cada vez más a nivel mental. Cada día que pasa me siento más débil, más triste, con la perpetua sensación de tener la vida en pausa. Luego no se extrañen de las personas que cometen actos desesperados. La Administración, con su ritmo de gigante con pies de barro, juega con la vida de la gente (sin duda hay muchos en una situación peor que la mía) y aquello que garantiza su dignidad. Ojalá en algún momento el futuro deje de verse tan sombrío para los jóvenes, pero no sucederá mientras no hagan algo.
Diana Ortega Martín. Madrid
El aire de Sevilla luce más limpio
El miércoles por la noche en Sevilla, una mujer menuda y sola ha alzado la voz, pidiendo verdad y honor para las víctimas de aquella barbarie que fue la Guerra Civil. Han pasado más de 60 años, para que esa voz retumbe en nuestros corazones y se repare tanto dolor, tanto olvido y tanta indiferencia de algunos de nuestros políticos. El aire de Sevilla luce más limpio.
Eulalia Riquelme Sánchez. Madrid
¿Constitucionalistas?
Hasta el ciudadano más lego en política se puede hacer las siguientes preguntas: ¿por qué el PP, con indefendibles y peripatéticas excusas, bloquea una y otra vez la renovación del CGPJ? ¿Qué es lo que teme? ¿Por qué quiere perpetuar el mandato de determinados jueces? ¿Por qué incumple de forma sistemática nuestra Constitución y se autodenomina constitucionalista?
Félix Jiménez Fernández. Madrid
Sostenibilidad textil
Zara, el gigante del sector textil español, pondrá a la prueba una plataforma de compra y venta de ropa de segunda mano de la propia marca, fomentando el cuidado y la segunda vida de las prendas. Lo cierto es que, aunque este tipo de iniciativas se alaben y se consideren como un paso enorme hacia la sostenibilidad, en el mundo hay ropa más que suficiente para vestir a toda la población y lo más sostenible es, directamente, no producir más ropa.
Alba Torre. A Coruña
Falta de respeto
La selección española de fútbol sala de talla baja se proclamó hace unos días como el mejor equipo de Europa en un torneo celebrado en Murcia. Sin embargo, tras ganar el campeonato, el equipo ha sufrido insultos y burlas a través de las redes sociales. Me parece una falta de respeto la forma de actuar que tienen las personas cuando están detrás del móvil. Es muy fácil esconderse detrás de un perfil e insultar a las personas por sus logros.
Sergio Pulido Rodríguez. Madrid