El ruido y la pausa

Los lectores escriben sobre el vértigo de la sociedad de hoy, las críticas de Arturo Pérez-Reverte a los jóvenes, la falta de oportunidades y de los servicios bancarios

Una usuaria utiliza su smartphone.UNSPLASH

El problema del mundo moderno es que lo ha globalizado todo, también a la gente. Hoy resulta casi imposible llevar una vida privada particular o apacible. La información ha pasado de ser una necesidad o un derecho a ser una obligación irreflexiva, con el constante bombardeo de contenidos ajenos a nuestro interés. No puedes dar dos pasos sin que te entierren en publicidad o pasar unos días sin que te incordien l...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El problema del mundo moderno es que lo ha globalizado todo, también a la gente. Hoy resulta casi imposible llevar una vida privada particular o apacible. La información ha pasado de ser una necesidad o un derecho a ser una obligación irreflexiva, con el constante bombardeo de contenidos ajenos a nuestro interés. No puedes dar dos pasos sin que te entierren en publicidad o pasar unos días sin que te incordien los teleoperadores o te rellenen el buzón con ofertas tan indiscriminadas como innecesarias. Buscas una noticia y te saltan doscientas a la cara, moviéndose, parpadeando o girando sobre sí mismas… Da igual que no desees escuchar las terribles desgracias de ese día porque mientras esperas el metro el televisor de turno te lo contará en detalle aunque no quieras. Hay un brutal exceso de estímulos de todo tipo no solo cuando enciendes cualquier dispositivo, sino incluso cuando andas por la calle o vas en coche. En este escenario, la observación pausada, la reflexión, el análisis o la meditación son sencillamente imposibles. Quizá por eso, hoy en día, casi nadie sabe hacia dónde vamos.

Pablo González Caballero. Boadilla del Monte (Madrid)

‘Nini’ a la fuerza

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

No soy dueña de una casa ni de una tierra. No hay inmediatez en mi rescate. Tras el naufragio se llevaron las birras y la cubitera. Me niego a hacer del sofá mi torre de vigía. Prometo que el lunes empiezo, solo me falta averiguar qué y dónde. En la mesa del salón, las facturas se acumulan. No estoy desvelada, solo trasnochada e ignorada. Puedo tomar cualquier decisión con lucidez. No voy a convalidar vivir por aprender. Ahora quiero aprender cómo vivir. Gracias abuela, porque tu paga es el voto de confianza que alimenta mis planes de mejora. Tengo 30 años, una carrera y un máster. Mis ilusiones caen en picado contra un futuro incierto. Perdida la motivación, las oportunidades arrastran mi autoestima por el suelo.

Rosa María Pérez Cacheiro. Leioa (Bizkaia)

Una generación de sobra preparada

Escucho a Arturo Pérez-Reverte decir que “los jóvenes no están preparados para el iceberg del Titanic”. Quizá se le olvida que, desde que tenemos conciencia, esta generación vive en crisis. Vimos cómo la del 2008 afectaba a nuestros padres y, por ende, a nosotros. Y ahora nos han pillado de lleno una pandemia y una guerra. Por no hablar de que tenemos que convivir con la frustración de haber crecido bajo el mantra de “estudia y tendrás un trabajo digno” y lo único que nos hemos encontrado es precariedad. Estamos intentando comenzar nuestras vidas con todo a la contra. Basta de infantilizarnos. ¿Qué más tenemos que aguantar?

Fran Núñez Uría. Oviedo

Bancos sin servicio

El servicio bancario es ineludible. No podemos prescindir del banco para cobrar nuestro sueldo, realizar los pagos habituales y tener nuestros ahorros o deudas en forma de préstamos. No remuneran en absoluto nuestros ahorros, pero sí cobran intereses cuando prestan esos ahorros a otros clientes. Quieren que no aparezcamos por sus oficinas. Leo que un banco va a empezar a cobrar por cualquier operación que se realice en la caja de cualquier oficina. Pienso en gente sin educación en recursos informáticos o digitales. Espero que alguien frene este abuso.

Francisco Plaza Pastor. Madrid

Más información

Archivado En