A Feijóo: la responsabilidad será solo del PP

El presidente popular faltó a la toma de posesión de Mañueco y Vox en Castilla y León, pero se le ha visto en su ausencia y su silencio

Macarena Olona, candidata de Vox en Andalucía, en una imagen publicada en su cuenta de Twitter.@Macarena_Olona

Los partidos populistas en los que hoy se camufla y crece la extrema derecha en todo el mundo han conseguido una fórmula mágica para conseguir apoyos: la fantasía, el trampantojo. Lo explicaba el sociólogo estadounidense Richard Sennett en este periódico: ilusionan al público con una fantasía que saben imposible, pero que es inmensamente atractiva para unos ciudadanos desinformados, cansados, hartos o simplemente ajenos a los valores de i...

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Los partidos populistas en los que hoy se camufla y crece la extrema derecha en todo el mundo han conseguido una fórmula mágica para conseguir apoyos: la fantasía, el trampantojo. Lo explicaba el sociólogo estadounidense Richard Sennett en este periódico: ilusionan al público con una fantasía que saben imposible, pero que es inmensamente atractiva para unos ciudadanos desinformados, cansados, hartos o simplemente ajenos a los valores de inclusión y derechos que han conformado nuestras democracias. Boris Johnson lo consiguió en Reino Unido con la fantasía de una vuelta atrás sin Europa y sin inmigrantes, como si el desfile de razas de todo el mundo que circula por Londres no fuera hijo de su propio colonialismo imperial, que prácticamente terminó antes de ayer. Donald Trump lo logró también con la fantasía nacional de un país sin “mexicanos violadores” y Vox lo intenta en España con lo que llama “prioridad nacional”, como si la igualdad no estuviera por fortuna consagrada en la Constitución y en nuestros compromisos europeos.

Vox sabe muy bien que todo eso es tan falso e imposible como la imagen andaluza de Macarena Olona aunque se esconda tras un abanico, pero juega a esa fantasía. Cabalga sobre ella y avanza. Y lo hace de la mano del PP. Este es el marco en el que se celebran mañana elecciones.

Y luego están las maniobras. El nuevo presidente del Partido Popular ha elegido una de muy dudosa ética en vísperas de la votación en Andalucía: pedir al PSOE que se abstenga si el domingo no logra la mayoría suficiente para gobernar sin Vox. Astuto, Feijóo se lava así las manos e intenta externalizar una responsabilidad que solo él y su partido deberán asumir y que, de hecho, han asumido ya sin que se les mueva una ceja. Lo hicieron bajo el mandato de Casado al gobernar con apoyos de Vox en Madrid, Andalucía y Murcia y lo han hecho bajo su propio mandato al forjar una coalición en Castilla y León.

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La ausencia de Feijóo de la toma de posesión de Fernández Mañueco y su vicepresidente de Vox en Castilla y León no implica que no se le viera. Al nuevo líder del PP, el portavoz de la moderación, se le ha visto en el silencio y se le ha visto en una ausencia que, como escribía el poeta Pedro Salinas, “está siempre a mi lado”.

Si el PP vuelve a pactar con Vox puede que Feijóo se ausente de nuevo, pero le habremos visto.

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