ETA, remolacha y zombis

La mayoría de los teloneros que han participado en la campaña electoral de Castilla y León fueron a hablar cada uno de su libro

El líder del PP, Pablo Casado, durante su visita a la fábrica de embutidos y secadero Don Ibérico, el pasado 31 de enero en Guijuelo, Salamanca.Manuel �ngel Laya (Europa Press)

La campaña electoral de Castilla y León arrancó con una trama previsible —no se adelantan unos comicios buscando sorpresas—, pero terminó este viernes convertida en un thriller, para disgusto del PP, que hubiera preferido menos suspense. En la prueba de fuego de la España vaciada, marca que trata de arañar votos a los grandes partidos acusándoles de desentenderse de los problemas autóctonos, ...

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La campaña electoral de Castilla y León arrancó con una trama previsible —no se adelantan unos comicios buscando sorpresas—, pero terminó este viernes convertida en un thriller, para disgusto del PP, que hubiera preferido menos suspense. En la prueba de fuego de la España vaciada, marca que trata de arañar votos a los grandes partidos acusándoles de desentenderse de los problemas autóctonos, se ha hablado de ETA, zombis y machetes. Cada uno ha elegido su propia aventura.

Twitter ha seguido con especial atención el periplo de Pablo Casado por sus sorprendentes cambios de guion. El líder del PP acudía cada día al set de rodaje con el texto aprendido —”Para mí es siempre muy emocionante venir a Matadeón de los Oteros. Aquí estamos en una ganadería intensiva o extensiva, depende...”; “Hoy venimos a Guijuelo. Queremos estar con el sector del porcino, reivindicando a nuestros ganaderos y agricultores...”—, pero luego empezaba a improvisar: “No se entendería que, en Francia, Macron pactara con los terroristas de Bataclán y que en EE UU, Biden pactara con los terroristas de las Torres Gemelas. Pues aquí [Toro, Zamora] el Gobierno de Sánchez está pactando con el asesino de 13 inocentes”; “Sánchez depende de Frankenstein. Es tóxico. Ha pasado a la coalición Drácula: a todo el que muerde acaba siendo un zombi como él”; “Vamos a votar para que aquí (Zamora) no mande Esquerra. Es lo que quiere Mañueco”.

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Y, luego, cuando las cosas no salen, no salen. Dijo: “El campo de Palencia ha sido atacado. Ha sido atacada la remolacha. Yo, que he vivido muy cerca de Monzón, sé los años tan difíciles que han vivido como para que ahora vengan a decir que el azúcar es veneno”. Y le recordó Twitter que la azucarera de Monzón llevaba cerrada desde 2003, cuando el PP presidía La Moncloa y la Junta de Castilla y León. Acudió Casado a un famoso mesón a pedir un buen chuletón de Ávila y le explicaron: “Aquí trabajamos con ternera gallega”.

También fue Isabel Díaz Ayuso a la campaña a decir que “el sanchismo” quiere “revisar todos los valores occidentales” y que ella tuvo la suerte de que sus abuelos, “que eran de Castilla y León”, nunca le hablaron de la Guerra Civil porque la querían “libre e independiente”. Allí, en Valladolid, aclaró que no tenía inconveniente en pactar con Vox y pronunció unas palabras que incendiaron Twitter, al calificar de “errores” los abusos sexuales en la Iglesia. Unos días más tarde, sin embargo, fue aplaudida en la misma red social por enfrentarse al partido de extrema derecha: “Vox mezcla a los menas con todo. Las bandas latinas están compuestas en su mayoría por jóvenes que han nacido en España. El problema no es de origen, es de integración”. Esto le valió un reproche de Santiago Abascal desde el mitin de León: “La señora Ayuso suele acertar, pero hoy ha fallado”. La bronca siguió en Twitter. Escribió Arturo Villa: “Los extremeños y andaluces que llegaban a Cataluña no iban apuñalando ni violando en manada. De Lady Madrid a Lady Machetes en solo nueve meses”. Y tuiteó Ayuso: “Mi mensaje no es contra Vox, con quien mantengo una buena relación y así seguirá siendo, aunque discrepemos. Es contra el comunismo”.

Pedro Sánchez se burló en Burgos de la expedición de alcaldes del PP a la Comisión Europea —”no les hizo caso ni el portero”—, y le replicó José Luis Martínez-Almeida con el vídeo de su minicumbre (26 segundos) con Biden. Mariano Rajoy aseguró en otro mitin en León que la gente está “harta de radicales” y coló una cuña de Política para adultos, “que es magnífico”. Le cayó un chorreo en redes, pero la mayoría de teloneros fueron a la campaña a hablar cada uno de su libro.

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