Inexactitudes en un editorial

Su editorial Sareb: herencia ruinosa, publicado el 25 de enero, contenía varias inexactitudes, algunas de las cuales han sido reconocidas en una fe de errores publicada el día 27 (con mucha menor extensión que la del editorial) y en una versión diferente del editorial en la edición online del periódico. La principal inexactitud, reproducida ampliamente en otros medios y corregida en la fe de errores, era relacionar la evolución financiera de la Sareb con la devolución del préstamo conc...

Su editorial Sareb: herencia ruinosa, publicado el 25 de enero, contenía varias inexactitudes, algunas de las cuales han sido reconocidas en una fe de errores publicada el día 27 (con mucha menor extensión que la del editorial) y en una versión diferente del editorial en la edición online del periódico. La principal inexactitud, reproducida ampliamente en otros medios y corregida en la fe de errores, era relacionar la evolución financiera de la Sareb con la devolución del préstamo concedido a España por el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Además, en la edición impresa se confundía la rentabilidad de los bonos de la Sareb con la rentabilidad prevista para la vida de dicha sociedad (error que se ha corregido en la edición online). La estimación de la rentabilidad de la Sareb fue calculada por los asesores externos y aceptada por todas las autoridades y accionistas. También se ha modificado de tapadillo el párrafo que asimilaba un aval del Tesoro a los bonos de la Sareb con una “típica nacionalización encubierta”. La mejor forma de evitar la ejecución de ese aval es intentar recuperar lo máximo posible de los activos de la Sareb, cuyo valor asciende a más de 30.000 millones de euros. Otras inexactitudes no corregidas: la iniciativa de crear en 2012 la Sareb no fue del ministro De Guindos sino de las autoridades europeas (y del FMI), al igual que ocurrió en otras crisis financieras en la Unión Europea tras 2008; y las autoridades españolas y europeas optaron por una Sareb privada, no por falta de recursos o porque las reglas comunitarias impidieran una sociedad pública (como dice el editorial), sino para ampliar la contribución privada en la financiación de la reestructuración del sector y para evitar el contagio del riesgo bancario al soberano.

Antonio Carrascosa, ex director general del FROB.