Franquismo perdurable

Los lectores opinan sobre el franquismo, la entrevista de Carmen Forcadell en EL PAÍS, la salud mental y el gasto que suponen las luces de navidad

Un grupo de personas participa en la manifestación convocada por la formación de extrema derecha ‘España 2000’, en el Paseo de la Alameda, el pasado 13 de noviembre, en Valencia.Jorge Gil (Europa Press)

Mi padre solía decir: “A la dictadura la llaman franquismo, cuando este es el resultado, terminada aquella, de su impacto en la vida y mentalidad del país. Superar 40 años de dictadura requerirá 50 años de democracia”. No cabe duda de que muchas cosas han cambiado, para bien, en España. Pero en vista de no solo la permanencia, sino el auge, de lo que se llamó, durante un tiempo, franquismo sociológico en nuestras instituciones y nuestra cotidianidad, me parece que mi padre, que era bastante largo, se quedó corto.

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Mi padre solía decir: “A la dictadura la llaman franquismo, cuando este es el resultado, terminada aquella, de su impacto en la vida y mentalidad del país. Superar 40 años de dictadura requerirá 50 años de democracia”. No cabe duda de que muchas cosas han cambiado, para bien, en España. Pero en vista de no solo la permanencia, sino el auge, de lo que se llamó, durante un tiempo, franquismo sociológico en nuestras instituciones y nuestra cotidianidad, me parece que mi padre, que era bastante largo, se quedó corto.

Armando Montesinos Blanco. Madrid

Precisión de Pilar Urbano a Carme Forcadell

En EL PAÍS del día 1, los periodistas Ana Pantaleoni y Camilo S. Baquero preguntan a Carme Forcadell “¿De verdad cree que Puigdemont fue un cobarde?”. La política catalana responde: “Nunca dije eso. Aprovecho ahora para desmentir a Pilar Urbano y el artículo en El Español”, aludiendo a una larga conversación que mantuvimos —cristal por medio— en El Callart, donde Forcadell estaba presa. Ciertamente, ni Forcadell ni yo aplicamos a Puigdemont el adjetivo ‘cobarde’; pero en aquella charla, refiriéndose a él, Forcadell sí empleó diversos términos que los periodistas pudieron entender como sinónimos de cobardía. Cabalmente lo eran. Reproduzco algunos: “El 155 funcionó, y Puigdemont se arrugó, se asustó, temió las consecuencias, le dio miedo la cárcel y no se atrevió a declarar la independencia, cedió a las presiones y nos decepcionó a todos con aquella ‘declaración de independencia... a la nada’. Papel mojado. Él ya tenía su decisión de fuga. Además, el president mintió a sus consejeros. Los citó: ‘El lunes, 30, cada uno en su despacho’. Pero él no apareció. Estaba muy lejos, en Bélgica. Se fugó el domingo 29″. ¿Es errático traducir todas esas expresiones como cobardía?

Pilar Urbano. Madrid

Dolor crónico

La verdad es que yo siempre había contemplado la salud mental como un asunto completamente ajeno a mi persona, como un problema que no tenía nada que ver conmigo. Sin embargo, hace unos meses que sufro un dolor crónico que ningún médico me ha sabido definir. Y la dificultad de un diagnóstico me está generando ansiedad y nerviosismo. Dos palabras que antes utilizaba a la ligera, pero que ahora yo misma sufro. Es más, en este periodo me doy cuenta de lo importante que es tener un entorno seguro. Hablo de una familia, amigos o de tener pasatiempos con los que poder disfrutar. Porque es fundamental tener a alguien o algo que te permita disfrutar. Cuando pienso en las personas que no disponen de esta red de ayuda, comprendo lo difícil que debe de ser salir de situaciones de depresión o de trastornos mentales. Porque el entorno de la persona desempeña un papel crucial en la salud mental, y no todos tenemos la misma suerte.

Laura Madrigal Fernández. Barcelona

Hipocresía lumínica

Miles de personas se pasan la vida haciendo malabarismos para llegar a fin de mes gastando lo menos posible para que no se dispare su factura de luz, y, mientras tanto, todas las ciudades del país se esfuerzan en despertar el espíritu navideño de la gente iluminando las calles para intentar garantizarse la recuperación económica consiguiendo la normalización de las compras de Navidad. Aunque haya una pandemia que vuelve a estar más presente que nunca.

Noelia Garrido Pérez. El Prat (Barcelona)


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