González, Rajoy y Aznar: los jarrones chinos de los tuiteros
Los expresidentes han dado tema de conversación esta semana
Cuando perdió las elecciones, Felipe González dijo que los expresidentes del Gobierno son como jarrones chinos en un apartamento pequeño: “Se supone que tienen valor y nadie se atreve a tirarlos a la basura, pero en realidad estorban en todas partes”. Esta semana Twitter parecía una exposición de jarrones chinos en una sala de cinco metros cuadrados, porque han desfilado unos cuantos, con gran peligro de caídas, rupturas y alboroto.
Los primeros fueron Mariano Rajoy y el mismo Felipe González, que charlaron en el Foro La Toja Vínculo Atlántico, ...
Cuando perdió las elecciones, Felipe González dijo que los expresidentes del Gobierno son como jarrones chinos en un apartamento pequeño: “Se supone que tienen valor y nadie se atreve a tirarlos a la basura, pero en realidad estorban en todas partes”. Esta semana Twitter parecía una exposición de jarrones chinos en una sala de cinco metros cuadrados, porque han desfilado unos cuantos, con gran peligro de caídas, rupturas y alboroto.
Los primeros fueron Mariano Rajoy y el mismo Felipe González, que charlaron en el Foro La Toja Vínculo Atlántico, mezclando recuerdos con consejos y chascarrillos. De esta conversación llamó la atención en Twitter el lamento de los expresidentes por las dificultades por las que pasa, en su opinión, la libertad de expresión. Los dos se quejaron de los insiquisidores y denunciaron un “superávit de torquemadas”. Rajoy llegó a pedir que les dejen “opinar con cierta tranquilidad”.
Es cierto que la queja no iba tanto por ellos en concreto como por todo el mundo en general, pero resultaba chocante para muchos tuiteros que los dos dijeran esto en lo alto de un escenario, como si justamente cualquiera de ellos tuviera problemas para decir lo que piensan. A lo mejor aún no están acostumbrados a leer réplicas y críticas en Twitter.
Más ruido de jarrones rotos: esta vez venía de Sevilla, donde se celebraba la Convención Nacional del PP. Pablo Casado charlaba con José María Aznar, que dejó un buen par de perlas. Una dirigida al presidente de México, siguiendo las declaraciones de Isabel Díaz Ayuso sobre la conquista española de América: “Dice que España tiene que pedir perdón, ¿y usted cómo se llama? Yo me llamo Andrés Manuel López Obrador. Andrés por parte de los Aztecas. Manuel por parte de los Mayas...”. Y otra sobre la jubilación: “Yo no soy pensionista, ni estoy jubilado, ni tengo ganas de jubilarme, ni me pienso jubilar”.
Hay que decir que Aznar conserva su toque: provocó respuestas airadas casi como si aún estuviera en activo. En Twitter le contestaron recordándole la guerra de Irak y sugiriendo que a lo mejor tenía que pedir perdón no a los mexicanos, pero sí a los iraquíes. También se le echó en cara la corrupción de su Gobierno y no faltó quien ironizó sobre sus planes de jubilación: ¿cómo se va a retirar de todos esos consejos de administración que reparten tanto dinero? Dio tanto que hablar que pasó inadvertido un detalle importante que destacó el periodista Rafa Cabeleira: “Aznar se ha hecho mechas y vosotros preocupados por lo que dice: no te reconozco, Twitter”.
Hubo otro jarrón chino en la convención del PP: Nicolas Sarkozy, expresidente de Francia. Compartió escenario con Casado este miércoles, donde intercambiaron elogios. Y el jueves, solo un día más tarde, se condenó al político francés a un año de prisión por la financiación ilegal de su campaña de 2012 (que encima perdió).
Incluso cuentas cercanas a la derecha llamaban “lumbreras” a quien pensó que era buena idea invitar a Sarkozy con esa sentencia pendiente. Un meme añadía las palabras “con cargos” al lema del PP, “Libertad”. Había quien insinuaba que Casado es gafe. “¿Quién toca mañana para el gran cierre —se preguntaba otro— ¿Vito Corleone? ¿Tony Soprano?”. Casado ni siquiera puede poner como excusa su incapacidad de predecir el futuro porque en marzo ya se condenó al expresidente a tres años por corrupción y tráfico de influencias.
Pues eso, semana de jarrones chinos. Ahora toca barrer.