A la vejez, problemas
Los lectores escriben de las dificultades de los más mayores, la presión en el deporte de élite, la libertad de prensa en Rusia, el turismo espacial y de la precariedad de los MIR
Las personas de una cierta edad (supongamos que por encima de los 70) suelen utilizar menos el teléfono móvil y siguen aferrados a su fijo. Y estos ciudadanos, hombres y mujeres, no pueden acceder hoy a las páginas web de la banca online, necesitan tener y saber utilizar un smartphone. He buscado en vano para mi esposa, sin teléfono móvil, este acceso privilegiado y una atenta empleada de mi sucursal me ha confesado que, para el banco, e...
Las personas de una cierta edad (supongamos que por encima de los 70) suelen utilizar menos el teléfono móvil y siguen aferrados a su fijo. Y estos ciudadanos, hombres y mujeres, no pueden acceder hoy a las páginas web de la banca online, necesitan tener y saber utilizar un smartphone. He buscado en vano para mi esposa, sin teléfono móvil, este acceso privilegiado y una atenta empleada de mi sucursal me ha confesado que, para el banco, el teléfono fijo responde a una tecnología obsoleta y que esta comodidad (consultar los datos desde casa) ha quedado reservada solo para los usuarios tecnológicamente puestos al día, sea cual sea su edad, sin ninguna consideración especial para la vejez pensionista y ahorradora. Me temo que a partir de ahora solo serán admitidos en el nuevo club los viejos con certificado de haber superado la llamada obsolescencia telefónica.
José Luis M. Albertos. Madrid
Deporte y presión
La retirada de Simone Biles para evitar arriesgar más su salud física y mental me ha mostrado lo terrible que es vivir bajo tanta presión y las altas expectativas. El mundo se ha vuelto demasiado competitivo y hoy todo lo que no es tocar el cielo se considera un fracaso. Se ha perdido el mantra de que sólo participar es suficiente y cuando algún equipo juvenil pierde hay algunos padres que terminan peleándose. Creo que es importante que en la escuela y en casa se fomente el deporte, pero de una manera sensata, para que los niños vean lo sano que es para la mente y el cuerpo, pero que lo esencial es participar y aprender a colaborar en equipo. Quizás el hecho de que los Juegos Olímpicos sean cada cuatro años añade más presión aún. Chapeau a Simone Biles por enfocar su retirada sin dramatismos y poniendo su vida personal por encima de cualquier medalla.
Charlotte Stern Barkerding. Murcia
Rusia y la libertad de prensa
Cuando Alexéi Navalni debe ya conocer cada rugosidad de los muros de su celda por los meses de detención ilegal que allí ha pasado, el órgano regulador de medios de la Federación de Rusia viene de cerrar la página web del opositor ruso por difundir información prohibida (para más señas, investigaciones sobre la corrupción en las altas esferas del poder). No es de extrañar que en su informe de 2020 sobre la libertad de prensa, Reporteros Sin Fronteras haya clasificado a Rusia en el puesto número 150 —de 180—, por detrás de competidores como Birmania, Burundi o Venezuela. Es triste que en cada vez más naciones las opiniones se censuren en lugar de rebatirse.
Manuel Suárez Botana. A Coruña
Mirar la Tierra antes de ir a las estrellas
Una carrera hacia el turismo espacial está comenzando, y miran arriba sin darse cuenta (o sin preocuparse) de que la base de donde despegarán sus hoteles espaciales se muere. Nuestro planeta está en declive, los recursos de reserva se agotan, el calentamiento global azota al planeta, y con este peligra el futuro de toda vida que lo habita. Quienes podrían hacer algo, no parece que se preocupen realmente por ello porque, al fin y al cabo, no da dinero.
Iván Mateos Sáenz. Sevilla
¿Despedirán médicos?
Tengo familiares y amigos médicos que tienen entre 35 y 40 años. Han hecho seis cursos para la licenciatura en Medicina, dos para el doctorado y cuatro o cinco, según la especialidad, para el MIR. Total: 12 o 13 años de formación. Ahora llevan cuatro, seis u ocho de interinos en diversos hospitales. Y les dicen que si tienen un día malo y suspenden el examen serán indemnizados con 12 días por año trabajado con un máximo de 12. Es decir, que los mandarán a casa con tres, cinco o siete mil euros, respectivamente. ¿A un Gobierno que pretende hacer esto se le puede llamar “socialista”? ¿Y cómo llamar a los sindicatos que firman semejante tropelía? Y esto —para más INRI—, en medio de una pandemia.
Manuel Silva García. Madrid
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