No vetarás en vano
La política en escenarios multipartidistas tiene también sus mandamientos
La política en escenarios multipartidistas tiene sus mandamientos. Uno de ellos es no vetar a nadie de quien no se tenga la absoluta seguridad de que algún día no se acabará dando o recibiendo algún tipo de apoyo, por activa o por pasiva. De lo contrario, se ha de estar dispuesto a pagar el precio del bloqueo o incluso de una repetición electoral.
Conviene recordar esto al observar cómo se está desarrollando la campaña en Catal...
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La política en escenarios multipartidistas tiene sus mandamientos. Uno de ellos es no vetar a nadie de quien no se tenga la absoluta seguridad de que algún día no se acabará dando o recibiendo algún tipo de apoyo, por activa o por pasiva. De lo contrario, se ha de estar dispuesto a pagar el precio del bloqueo o incluso de una repetición electoral.
Conviene recordar esto al observar cómo se está desarrollando la campaña en Cataluña. Los resultados del 14-F son especialmente inciertos. En primer lugar, por la incógnita de la participación: si bien es previsible que disminuya por la pandemia, no es fácil saber ni en qué dimensión ni si lo hará de forma simétrica en todos los sectores. Los datos apuntan a una mayor movilización del electorado independentista, pero falta por ver hasta dónde llega el efecto Illa. Por si fuera poco, la agenda en estas elecciones ha cambiado: no se vota procés, sino que se vota cómo será el post-procés, lo que genera una menor tensión, que podría pronosticar menor movilización. Sobre todo si se tiene en cuenta que en 2017, en pleno conflicto, se alcanzó el récord del 80% de participación.
El segundo elemento de incertidumbre es el 30% de indecisos que muestran las encuestas, confirmando que cada vez se decide más tarde qué papeleta escoger.
En un escenario con las incertidumbres señaladas y las encuestas apuntando a un empate técnico a tres, no es fácil acertar respecto a las pugnas que hay abiertas. En el lado independentista, la posición en que quede ERC respecto a Junts plantea escenarios muy diferentes, así como el resultado final del PDeCAT. Por la parte no independentista, el tirón del efecto Illa y el número de representantes que finalmente obtenga Ciudadanos también dibujan posibilidades dispares, a las que hay que sumar el resultado que obtenga el PP respecto a Vox. En definitiva, tanto en el bloque independentista como en el que no lo es se abrirán escenarios distintos en función de los números exactos que salgan de las urnas, lo que puede dar lugar a un auténtico sudoku donde se conjugará la aritmética con la estrategia política en Cataluña y más allá de Cataluña.
Considerando que el objetivo no es ganar las elecciones, sino formar Gobierno o influir en su formación, la estrategia de cualquier partido pasa por ocupar el centro. No el ideológico, sino el centro posicional de un tablero que viene dado por dos elementos: los votos obtenidos y las posibilidades de acuerdo, activo o pasivo, con otras formaciones. En este sentido, más que anunciar vetos de trazo grueso o declaraciones respecto de alianzas que muestran lo que esconden, quizá convendría hilar fino y plantear criterios y líneas estratégicas que no cierren puertas que quizá deban ser cruzadas, sin volver loco al electorado. No sea que, a fuerza de vetos, la situación acabe abocada a una repetición electoral. En tal caso, ya sabemos quién gana.