Editorial

Vacunar al personal sanitario cuanto antes

Hay que flexibilizar los planes sin escatimar medios y preparar medidas extraordinarias

Personal sanitario atiende a un paciente ingresado en una Unidad de Cuidados Intensivos para enfermos de coronavirus.Europa Press

La evolución de los contagios por coronavirus indica que nos encaminamos a un escenario como el que vive el Reino Unido, donde el sistema sanitario se ha visto desbordado en pocos días. Como ya hemos señalado en otras ocasiones, la gravedad de la situación exige revisar ...

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La evolución de los contagios por coronavirus indica que nos encaminamos a un escenario como el que vive el Reino Unido, donde el sistema sanitario se ha visto desbordado en pocos días. Como ya hemos señalado en otras ocasiones, la gravedad de la situación exige revisar con urgencia las medidas de contención de la pandemia aplicadas hasta ahora, pues la tendencia empeora a un ritmo alarmante. El Ministerio de Sanidad sumó este jueves casi 36.000 nuevos contagios. En este escenario, ya debe empezar a considerarse la posibilidad de que pronto sean inevitables medidas de toque de queda más estricto de lo previsto en el decreto de estado de alarma o incluso de confinamiento. Mientras, una avalancha de nuevos enfermos llegará a los hospitales, donde un personal sanitario extenuado permanece en primera línea de riesgo. Este colectivo pagó en la primera oleada un altísimo precio por la falta de equipos de protección individual. Ahora, resulta imperativo administrar a los sanitarios la vacuna de la forma más rápida posible. Las comunidades ya han empezado a hacerlo, pero es necesario flexibilizar los planes y acelerar la campaña en los centros sanitarios sin escatimar medios.

Aunque en general se está acelerando considerablemente el ritmo de vacunación —ya en torno a las 100.000 dosis diarias—, algunas comunidades siguen teniendo dificultades para avanzar en las residencias de mayores. Estos contratiempos deben solventarse, pero mientras van llegando nuevas remesas de vacunas, lo que en ningún caso debe suceder es que haya viales disponibles sin administrar. En la lucha contra la pandemia, el tiempo es un factor esencial.

Este criterio de flexibilización no debería aplicarse en cambio al actual reparto entre las comunidades autónomas. Es cierto que algunas han sabido gestionar mejor que otras las dosis disponibles. Pero cambiar el criterio de reparto y adelantar la entrega de vacunas a las que van más avanzadas, como ha pedido la Comunidad Valenciana, daría lugar a una situación de controversia en absoluto deseable.

Acelerar la vacunación del personal asistencial permitirá paliar los efectos de esta tercera oleada sobre el propio sistema sanitario. El ritmo al que crecen los ingresos hospitalarios, que han aumentado más de un 69% desde Navidad, nos sitúa ante un riesgo inminente de saturación. La pandemia ha provocado en 2020 un exceso de mortalidad de más de 80.000 personas, cuando los fallecimientos registrados por el coronavirus son algo más de 50.000. En la diferencia puede haber casos de covid-19 no registrados, especialmente en la primera oleada, pero también muchas muertes de otras patologías que no recibieron la atención necesaria a causa de la pandemia. No deberíamos permitir que eso vuelva a suceder.

Quienes han de afrontar este nuevo desafío son unos profesionales extenuados por más de 10 meses de sobresfuerzo en los que los sucesivos rebrotes no han dado tregua. Las muy ajustadas plantillas de los hospitales y centros de atención primaria difícilmente podrán aguantar una elevada tasa de bajas profesionales a causa de contagios o cuarentenas. Su protección debe ser ahora la máxima prioridad.

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