Columna

Cuidado con lo que dices

La discusión sobre la libertad de expresión es una discusión sobre sus límites. Todos estamos a favor de la libertad de expresión de quienes piensan como nosotros

Una universitaria, durante una protesta por la libertad de expresión en Bagdad (Irak) en febrero de 2020.Murtaja Lateef (EFE)

La libertad de expresión siempre está amenazada: por regímenes políticos, por fanáticos religiosos, por intereses empresariales y partidistas, por leyes idiotas, por gente sensible. Los grados son muy distintos: hay gente que se juega la vida por decir lo que piensa o pasa, en lugares donde hay demasiada ley o demasiado poca. En Arabia Saudí Lujain al Hathlul ha sido condenada a cinco años de cárcel por defender el fin de la tutela masculina de las mujeres....

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La libertad de expresión siempre está amenazada: por regímenes políticos, por fanáticos religiosos, por intereses empresariales y partidistas, por leyes idiotas, por gente sensible. Los grados son muy distintos: hay gente que se juega la vida por decir lo que piensa o pasa, en lugares donde hay demasiada ley o demasiado poca. En Arabia Saudí Lujain al Hathlul ha sido condenada a cinco años de cárcel por defender el fin de la tutela masculina de las mujeres.

La discusión sobre la libertad de expresión es una discusión sobre sus límites. Todos estamos a favor de la libertad de expresión de quienes piensan como nosotros, y quien critica una ley represiva o la parcialidad de los medios públicos en la oposición olvida el reproche cuando llega al Gobierno.

En el mundo anglosajón parte de una izquierda históricamente favorable a la libertad de palabra se muestra reticente. Los debates son solo una cuestión de poder, dicen, y lo importante es quién habla: el ad hominem es el único argumento de la obra. Mientras, persiste la pulsión censora de sectores de la derecha. El humor se enfrenta a la tiranía de la mente literal y la falta de comprensión lectora se exhibe como indignación virtuosa.

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En las últimas semanas hemos tenido en nuestro país varios casos inquietantes para la libertad de expresión, y se ha presentado una valiosa herramienta sobre el tema: LibEx. Ctxt pidió perdón por publicar un testimonio del periodista Bruno Bimbi sobre las dificultades para estudiar en castellano en Cataluña: la verdad ofendía a los suscriptores, así que publicarla era un error. El Tribunal Constitucional, en una sentencia que según el profesor Presno Linera contradice al propio TC y al TEDH, ha dicho que expresiones como “Aquí tenéis el silencio de la puta bandera” no están protegidas por la libertad de expresión. El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a la revista Mongolia por una imagen donde satirizaba al torero Ortega Cano. El profesor Germán Teruel ha escrito: “Preocupa observar cómo en esta sociedad hipersensibilizada se van restringiendo espacios de libertad. La corrección política, la protección de sentimientos identitarios de unos grupos u otros e incluso la superprotección de la idea de igual dignidad humana constituyen hoy día peligrosos enemigos de la libertad y del carácter abierto de nuestras democracias”. El efecto es generar miedo y autocensura. Perdemos libertades y perdemos chistes, y la risa siempre es un bien escaso. @gascondaniel

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