Columna

Los dos referendos y las válvulas de escape

Colombia ha entrado en un tobogán electoral. Aunque falten 18 meses para las elecciones, la carrera presidencial ya arrancó

Manifestantes participan en el paro nacional en Bogotá, el pasado 21 de octubre.JUAN BARRETO (AFP)

En los últimos días, Colombia ha entrado en el tobogán electoral. Por un lado, el uribismo, actual fuerza política en el poder y que se podría ubicar en la derecha más radical, ha diseñado su ruta de cara a las elecciones del 2022. El expresidente Álvaro Uribe, en su primera alocución luego de quedar en libertad, estableció el camino para las presidenciales: Por un lado, liderar el discurso de que todo lo que no se les parezca es extrema izquierda, socialismo del siglo XXI, neochavismo, entre otras. Es decir, la estrategia del miedo. En segundo lugar, planteó un referendo que busca, literalmen...

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En los últimos días, Colombia ha entrado en el tobogán electoral. Por un lado, el uribismo, actual fuerza política en el poder y que se podría ubicar en la derecha más radical, ha diseñado su ruta de cara a las elecciones del 2022. El expresidente Álvaro Uribe, en su primera alocución luego de quedar en libertad, estableció el camino para las presidenciales: Por un lado, liderar el discurso de que todo lo que no se les parezca es extrema izquierda, socialismo del siglo XXI, neochavismo, entre otras. Es decir, la estrategia del miedo. En segundo lugar, planteó un referendo que busca, literalmente, destruir el Estado de derecho: plantean desmontar la JEP –el modelo de justicia transicional–, reducir el Congreso de la República, hacer una reforma a la justicia y, como estrategia para atraer el voto popular, plantean dejar permanente la renta o subsidio denominado Ingreso Solidario, correspondiente a 40 dólares mensuales. Además, el hijo del expresidente sería la cabeza de lista del Centro Democrático al senado de la república.

A la vez que la derecha radical planteaba la ruta electoral, salió otra propuesta de referendo que parece poco viable jurídicamente, pero muy atractiva políticamente. El senador del Partido de la U, Roy Barreras, quién ha manifestado su intensión de ser candidato presidencial, propuso un referendo para revocar el mandato del presidente Iván Duque. La propuesta, muy débil jurídicamente, se vuelve atractiva en términos políticos por al menos dos motivos. Por un lado, porque quién lo propone no es el mismo sector político de siempre en oposición, no es la izquierda tradicional. En segundo lugar, por la crisis de imagen que atraviesa el primer mandatario. En todo caso, el senador del partido de la U ha dicho que comenzará la recolección de firmas y creará el comité impulsor.

El Ejecutivo de Iván Duque aspira a que, por un lado, la liberación de Uribe y su puesta en escena mejore la imagen del Gobierno y lo haga crecer un poco en las encuestas. A su vez, aspira a que el miedo al nuevo coronavirus se mantenga para evitar que la ciudadanía se vuelque a las calles. La semana pasada, el Gobierno contuvo la respiración, pues fue una semana llena de movilizaciones: la minga del sur occidente, el paro del sindicato de maestros y el gran paro nacional se dieron con diferencia de horas. Si bien salió mucha gente, lo cierto es que salió menos de la que se esperaba. Sin embargo, en noviembre se cumplirá un año del inicio de las protestas multitudinarias, y en ese momento se determinará qué tan dispuesta está la gente a volver a las calles.

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La situación en Colombia no es fácil. El desempleo actualmente se encuentra por encima del 15%, la deuda pública llegaría a más de 60% para finales de año, además el desempleo urbano está cercano al 20% y, por si fuera poco, las medidas que se tomaron para evitar el colapso económico fueron pocas y tardías. Igualmente, hay una crisis en materia de seguridad y la crisis política es más que evidente, pues aunque falten 18 meses para las elecciones la carrera presidencial ya arrancó. Muchos temen que el otro año sea de convulsión social y lleno de incertidumbres.

Por ende, hay dos preguntas para el 2021. La primera es si habrá un estallido social como en 2019 o la situación se mantendrá como en octubre de 2020, es decir, con muchas marchas y protestas, pero no de grandes dimensiones. Si la respuesta es por un estallido social, la siguiente pregunta es cómo se generará una válvula de escape. Habría al menos tres opciones.

Por un lado, los famosos referendos, los cuales serían, en principio, dos. Incluso, nadie descarta que desde el centro izquierda se genere una nueva iniciativa. La otra válvula de escape es el modelo chileno, generando el espacio para un nuevo pacto social que coincidirá con las elecciones legislativas de 2022. O puede ser que no exista esta válvula, y lo que se genere es una verdadera crisis en el 2021 que cambie el actual panorama electoral y traiga nuevos jugadores a la arena.

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