Casado dio la vuelta a las previsiones

En ningún cálculo entraba que Casado buscara el cuerpo a cuerpo con Abascal. El líder del PP sorprendió con un discurso alejado de cualquier extremo, jugando al centro de manera permanente

Madrid -
El líder del PP, Pablo Casado, es ovacionado por los miembros de su grupo parlamentario tras su intervención en la segunda sesión del debate de moción de censura presentada por Vox.Mariscal (EFE)

Se dice de las elecciones anticipadas que las carga el diablo, como se ha demostrado en varias convocatorias adelantadas en las que el presidente que disuelve las cámaras con idea de reforzar su poder sale malparado. Desde ayer, podemos añadir las mociones de censura a los actos políticos imprevisibles. Vox, y su candidato a la presidencia del Gobierno, Santiago Abascal, han perdido estrepitosamente la quinta moción de censura de la democracia, como estaba previsto. Lo que no entraba en el guión es que ...

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Se dice de las elecciones anticipadas que las carga el diablo, como se ha demostrado en varias convocatorias adelantadas en las que el presidente que disuelve las cámaras con idea de reforzar su poder sale malparado. Desde ayer, podemos añadir las mociones de censura a los actos políticos imprevisibles. Vox, y su candidato a la presidencia del Gobierno, Santiago Abascal, han perdido estrepitosamente la quinta moción de censura de la democracia, como estaba previsto. Lo que no entraba en el guión es que el líder del PP, Pablo Casado, se encarara con el protagonista de la moción. Le salió respondón.

No se ha fallado al prever que el PP era el objetivo de la moción: hasta el propio líder popular lo verbalizó al subir a la tribuna. Abascal iba a por él, pero se acabó. En ningún cálculo entraba que Pablo Casado buscara el cuerpo a cuerpo con su ex compañero de partido. Abascal dijo la verdad cuando reprochó a Casado haberle atacado no solo en lo político, sino también en lo personal: le recordó que el partido al que lleva atacando inmisericordemente desde hace casi dos años ha sido su sustento material durante catorce.

Si la decisión de Pablo Casado de rechazar con un no, y no con la abstención, la moción de censura, la tomó hace muchos días, su grado de disimulo ha sido magistral. Su actitud esquiva ha despistado a todos, empezando por su propio grupo parlamentario y acabando por Vox. Tanta ha sido la sorpresa ante un discurso alejado de cualquier extremo, jugando en el centro de manera permanente, que el resto de los actores políticos perdieron pie en sus discursos posteriores. Para los grupos del Gobierno, hasta ahora tanto daba Vox como el PP. PSOE y Podemos llevaban su camino y situaban la moción como algo que solo afectaba a las derechas. Se pensaba que Casado trataría de salir lo mejor posible de los reproches de Vox, pero solo esquivando golpes. El discurso europeísta de Casado, con una mirada amable hacia la inmigración, y la declaración definitiva de que la España de Vox no existe, dejó perpleja a la oposición. Casado no compitió con Abascal en más España, más uniformidad, y más banderas, como desde la izquierda se había imaginado.

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El Gobierno, al que se daba por ganador de entrada, sin empezar el debate, no ganó pero tampoco perdió. Esta moción ha servido para reponer la argamasa perdida en la coalición. El anuncio de mano tendida al PP para renovar órganos constitucionales, con la hibernación de la iniciativa de reforma del Consejo General del Poder Judicial, ahí queda. Una oferta que durará en el tiempo. No está asegurado que el PP vaya a recoger ese guante ni que soporte la ofensiva que inicia Vox, con avisos de ayer mismo, sobre unas nuevas supuestas bases en su apoyo a los gobiernos autonómicos del PP.

Nada más terminar la sesión parlamentaria las redes se inundaron de siglas del PP, tachando la gaviota y sustituyéndola por una gallina. Pase ya lo que pase entre esas dos fuerzas políticas, Casado consiguió fortalecer su liderazgo.

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