Columna

Trasiego

La historia está llena de personajes que alternaron el altruismo con la mezquindad y las gestas heroicas con biografías miserables

La estatua de Cristóbal Colón después de ser derribada por activistas en Saint Paul (Minnesota).Leila Navidi

La historia está llena de personajes que alternaron el altruismo con la mezquindad y las gestas heroicas con biografías miserables. A veces, las gestas heroicas y las biografías miserables se trenzaban de tal modo que no había manera de distinguir dónde terminaban las primeras y comenzaban las segundas. De ahí la controversia entre los partidarios de mantener las estatuas de estos próceres y los de derribarlas. Me viene a la memoria un militar del que se dijo que habría que conducirlo al paredón inmediatamente después de condecorarlo. No es raro, pues, que coincidan en el mismo individuo una s...

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La historia está llena de personajes que alternaron el altruismo con la mezquindad y las gestas heroicas con biografías miserables. A veces, las gestas heroicas y las biografías miserables se trenzaban de tal modo que no había manera de distinguir dónde terminaban las primeras y comenzaban las segundas. De ahí la controversia entre los partidarios de mantener las estatuas de estos próceres y los de derribarlas. Me viene a la memoria un militar del que se dijo que habría que conducirlo al paredón inmediatamente después de condecorarlo. No es raro, pues, que coincidan en el mismo individuo una sensibilidad artística extraordinaria, por ejemplo, con una falta de nobleza colosal. ¿Qué hacer ante el dilema? Propongo calcular en cada caso las cantidades de filantropía y de ignominia de los sujetos inmortalizados en piedra para restarles el porcentaje maldito. Pongamos que, según los criterios actuales, media vida de Colón fuera condenable mientras que la otra media constituyera un modelo de conducta. Dividamos su estatua longitudinalmente, de arriba abajo, y dejemos a la vista una de las mitades, que representaría el lado bueno del descubridor.

Casi todas las estatuas de nuestras ciudades quedarían mutiladas, claro. Cabe pensar que de la mayoría de las ecuestres solo quedaría el caballo, mientras que de algunos guerreros de a pie solo quedaría una bota, quizá un calcetín con agujeros. Pero de este modo se haría justicia, que es de lo que se trata. Los fragmentos excluidos podrían destinarse al establecimiento de museos dedicados a la exposición del flanco oscuro de los seres humanos. Todo este trasiego se traduciría en la creación de numerosos puestos de trabajo, lo que tampoco vendría mal para los tiempos que corren.

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