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Columna
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La uberización del trabajo y la tasa natural de desempleo

El arribo de empresas como Uber, Didi, Rappi o Amazon, junto con el trabajo a distancia, podrían estar reduciendo los niveles estructurales de desempleo en las economías modernas

Un mensajero de alimentos Uber Eats visto en el centro de Mérida, en 2022.
Un mensajero de alimentos Uber Eats visto en el centro de Mérida, en 2022.Artur Widak (Getty Images)

En un artículo previo aventuré una hipótesis: que las nuevas plataformas digitales y el trabajo remoto o a distancia (home office, en inglés) podrían estar teniendo efectos muy profundos sobre el mercado laboral. En particular, sugerí que el arribo de empresas como Uber, Didi, Rappi o Amazon, junto con el trabajo a distancia, podrían estar reduciendo los niveles estructurales de desempleo en las economías modernas. Ahora trataré de explicar un poco más la lógica detrás de esta hipótesis.

En particular, hay dos preguntas clave que habría que responder para ver si tiene algún sentido proponer algo así: ¿es suficientemente grande el impacto de las nuevas plataformas o del trabajo remoto en el mercado laboral como para afectar la tasa natural de desempleo? ¿Cuál sería el canal o el sentido a través del cual la presencia de las nuevas plataformas o tipos de trabajo remoto alterarían al mercado laboral? Vayamos por partes.

El volumen e impacto de las nuevas empresas y los nuevos tipos de trabajo no es menor. Tan sólo en Estados Unidos Uber afirma que en 2019 ya tenía un millón de conductores trabajando para ellos (o con ellos, para usar su propio lenguaje que simula que sus trabajadores en realidad son sus socios). Esto representa más de medio punto porcentual de toda la población económicamente activa de Estados Unidos. Si a esto le sumamos el número de conductores o trabajadores de otras plataformas similares (Lyft, Cornershop, Amazon, etc.), veríamos que la participación en el mercado laboral de este tipo de trabajos bien podría fluctuar entre 1% y 2% de toda la fuerza laboral de Estados Unidos. Un impacto de esta magnitud sin duda podría alterar la tasa natural de desempleo, la cual hasta hace poco se estimaba en Estados Unidos entre 4% y 5%. No hay cifras o estimaciones oficiales en el caso de otros países, pero basta salir a la calle en ciertas zonas urbanas de México para observar que el número de trabajadores de empresas como Uber Eats, Didi o Rappi ha crecido allí en forma muy importante en los últimos años.

En cuanto al trabajo remoto, hay mucha discrepancia sobre su magnitud. Un trabajo reciente, basado en una encuesta nacional, concluyó que alrededor de la mitad de todos los trabajadores en Estados Unidos laboró en forma remota al menos un día a la semana. Por otro lado, una encuesta del Pew Research Center concluye que el 35% de las personas en Estados Unidos que tienen trabajos que se pueden hacer a distancia, trabajan en forma remota de tiempo completo. Cabe señalar que este porcentaje antes de la pandemia era de sólo el 7%.

En cualquier caso, el impacto de las nuevas formas de trabajo y de las nuevas plataformas es muy extenso, al menos en el caso de Estados Unidos. Evidentemente, no todos estos trabajos son nuevos. De hecho, muchos de ellos solo han sustituido a otros (a taxistas tradicionales, por ejemplo), pero es cierto que también se han generado muchos empleos nuevos que antes de la pandemia existían en forma limitada: repartidores de alimentos o compras por internet, por ejemplo.

Ahora bien, ¿por qué estas nuevas condiciones o tipos de trabajo podrían alterar al mercado laboral? Veo tres razones fundamentales. Primero, la flexibilidad que le ofrecen a los trabajadores. En el caso de las plataformas, los trabajadores pueden elegir cuándo y a qué hora trabajar. También deciden el tiempo total que le dedicarán a esta actividad: puede ser de tiempo completo o tan sólo de algunas horas a la semana, o puede ser incluso un complemento de otro trabajo.

Segundo, estos trabajos no requieren de una habilidad o formación demasiado específica. Así, gente sin experiencia laboral previa o que haya abandonado el mercado laboral hace muchos años, puede incorporarse o reincorporarse a un trabajo sin mayores complicaciones. Lo mismo ocurre en términos de educación. En general, esto no es una limitante para acceder a este tipo de trabajos. Por ello, personas que trabajaban en un cierto sector de la economía pueden encontrar rápidamente una actividad en otro sector. Esto reduce el llamado desempleo friccional. Esto lo vimos claramente durante la pandemia cuando muchos trabajadores de la construcción se reconvirtieron rápidamente en repartidores de comida.

Tercero, los costos de entrada a estos trabajos son relativamente bajos, basta con tener un medio de transporte y un teléfono inteligente o una computadora. Un auto usado en Estados Unidos, por ejemplo, podría bastar para convertirse en conductor de servicios por aplicación. Esto podría explicar inclusive el rápido aumento en los precios de estos autos en los últimos años en Estados Unidos. En los países de América Latina conseguir un auto, así sea usado, es más complicado y costoso. Pero en estos países muchas personas jóvenes o desempleadas pueden conseguir acceso relativamente fácil a una motocicleta o a una bicicleta y trabajar como repartidores de alimentos en empresas como Uber Eats o Rappi. El otro costo importante, el de los teléfonos inteligentes, ha caído bastante como resultado de los avances tecnológicos.

En suma, los cambios tecnológicos, la llamada uberización del trabajo, el trabajo a distancia y los cambios en nuestros patrones de movilidad y consumo, todo ello se ha conjugado para producir un cambio importante en el mercado laboral que podría haber llevado a una reducción en la tasa natural o estructural de desempleo en las economías modernas. Esto tiene implicaciones económicas y sociales muy importantes que habrá que empezar a analizar y discutir.

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