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Comunidades restauran el ecosistema del ave más emblemática de México

Una iniciativa en el pastizal zacatecano recupera el paisaje con pastos nativos y manejo del agua, frena la desertificación y ayuda al regreso de especies como el perrito llanero mexicano y el águila real

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En el semidesierto zacatecano, un mosaico de pastizales y matorrales entre la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental, la vida resiste en condiciones extremas. Esta región forma parte del Desierto Chihuahuense, la zona árida más extensa y diversa del norte de México y una de las regiones secas más diversas del planeta. Aquí crecen cactáceas, agaves, lechuguilla y gobernadora, y habita fauna adaptada a la escasez de agua como lagartijas, víboras de cascabel y el perrito llanero mexicano, una especie endémica del país. La temperatura promedio ronda 16,86 °C y la lluvia anual apenas llega a 391,50 milímetros; aun así, los bosques de pino captan y filtran agua que recarga los acuíferos que sostienen a las comunidades y a la fauna silvestre.

Pero este territorio enfrenta presiones crecientes. Las sequías son cada vez más frecuentes por el cambio climático y las modificaciones al uso de suelo, lo que reduce el agua que sostiene la ganadería y la agricultura de temporal. En la búsqueda de ingresos, el sobrepastoreo y la sobreexplotación de acuíferos aceleran la desertificación, compactan el suelo y limitan que la poca lluvia se infiltre, afectando cultivos básicos como chile, maíz y calabaza y reducen el acceso a recursos tradicionales como orégano, lechuguilla y plantas medicinales. La minería a cielo abierto fragmenta hábitats, genera contaminación sonora y pone en riesgo la salud comunitaria. Todo esto reduce los pastizales y golpea a especies clave como el águila real (Aquila chrysaetos canadensis) y el perrito llanero mexicano (Cynomys mexicanus).

Parte de esta región fue decretada como Área de Protección de Flora y Fauna Semidesierto Zacatecano, al noreste de Zacatecas, e incluye Mazapil, Concepción del Oro y El Salvador, donde viven alrededor de 32.398 personas. A pesar de ese reconocimiento, las comunidades enfrentan altos niveles de marginación: más del 70% gana menos de dos salarios mínimos, cerca del 40% no concluyó la educación básica y aún hay viviendas sin acceso a agua entubada. La economía local depende casi por completo de la agricultura y la ganadería, actividades que dependen críticamente del agua cada vez más escasa. La falta de oportunidades obliga a jóvenes a migrar a Estados Unidos o a ciudades cercanas; quienes se quedan enfrentan riesgos de violencia y reclutamiento por el crimen organizado.

Ante este panorama, Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable (Endesu), en alianza con las comunidades rurales, impulsa una respuesta que busca sanar el paisaje para asegurar el futuro. El proyecto se basa en Soluciones Basadas en la Naturaleza y en el manejo adaptativo del paisaje. Brigadas comunitarias capacitadas recolectan y siembran pastos nativos para recuperar la cobertura vegetal; preparan el suelo con curvas de nivel y microcuencas que capturan y retienen humedad; y favorecen la regeneración natural de suelos degradados. También impulsan prácticas de manejo regenerativo del paisaje y la gestión comunitaria del agua, en una región donde casi no hay ríos perennes y el acceso hídrico es limitado. Estas acciones buscan romper el círculo entre degradación ambiental y pobreza rural.

La restauración del pastizal está ligada a la recuperación de especies emblemáticas y al fortalecimiento social. Entre 2011 y 2017, Endesu desarrolló un programa para recuperar las poblaciones de águila real y su hábitat en México, creando un modelo de conservación de territorios de anidación y caza que protege grandes extensiones de pastizal, recupera presas naturales —perritos llaneros, liebres y guajolotes silvestres— y aumenta el éxito reproductivo del águila real. Ese modelo se aplica desde 2021 en el norte de Zacatecas, identificando nidos, áreas de caza y amenazas, y en 2023 se enfocó en restaurar colonias de perrito llanero mexicano: al establecerse, estas colonias desplazan el matorral xerófilo, permiten el regreso de pastos nativos y aceleran la recuperación del ecosistema. Paralelamente, brigadas comunitarias en localidades como Tanque Nuevo y Tanque del Alto se capacitan en restauración del pastizal, manejo del agua, monitoreo de especies y manejo regenerativo del ganado. Iniciativas como Educando desde el hogar, Jóvenes conservando y Mejorando tu comunidad forman nuevas generaciones de monitores locales, generan empleo temporal y fortalecen la cohesión social frente al cambio climático.

Todo este esfuerzo local se suma a una conversación más amplia: cómo coexistir con la vida silvestre en un país donde comunidades humanas y especies amenazadas comparten territorio. Ese es el corazón del Encuentro Internacional de Coexistencia con la Vida Silvestre, un encuentro gratuito que se celebrará del 6 al 9 de noviembre de 2025 en el Patio de Novicios del Antiguo Colegio de San Ildefonso, en la Ciudad de México, y que también se podrá seguir desde el sitio web. Este espacio reunirá a especialistas, instituciones, estudiantes y jóvenes profesionistas para compartir aprendizajes de tres décadas de conservación, analizar retos como el cambio climático, el manejo de conflictos con fauna y la restauración de hábitats, y trazar rutas de acción para las próximas décadas. El Encuentro, que celebra los 30 años de Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable, es también una invitación abierta: sumar tu voz al futuro de la coexistencia con la vida silvestre.

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