Marina de Tavira: “La maternidad es el deseo de ser madre y también decidir no serlo”

La directora Katina Medina se encontraba confundida y cuestionándose muchas cosas sobre su decisión de no ser madre. Recurrió a la escritura y volcó estos cuestionamientos en un guion. Sus ideas encontraron bifurcaciones en su cabeza y se convirtieron en una idea, una semilla, que nació de otra preocupación relacionada. La de tener a adolescentes obligadas a llegar a término de un embarazo no deseado en estados donde no se puede abortar. A partir de esa combinación de inquietudes internas y problem...

La directora Katina Medina se encontraba confundida y cuestionándose muchas cosas sobre su decisión de no ser madre. Recurrió a la escritura y volcó estos cuestionamientos en un guion. Sus ideas encontraron bifurcaciones en su cabeza y se convirtieron en una idea, una semilla, que nació de otra preocupación relacionada. La de tener a adolescentes obligadas a llegar a término de un embarazo no deseado en estados donde no se puede abortar. A partir de esa combinación de inquietudes internas y problemáticas externas, la realizadora pudo transformar sus ideas para hablar sobre la maternidad como destino, sobre la libertad de elegir ser madre. En un proceso creativo justo antes de la pandemia por la covid-19, esto se convirtió en Latido, su más reciente película, que ha sido seleccionada y se encuentra en competencia en el marco del Festival de Cine de Morelia.

El guion, según cuenta Medina, fue escrito y pensado para la actriz Marina de Tavira, que interpreta a Leonor, de 45 años, quien ha intentado todo por quedar embarazada, pero su cuerpo parece no responder. En una audición conoce a Emilia (Camila Calónico), una adolescente de 16 años con un talento innegable bailando ballet, pero su carrera se vería truncada el día que se entera que está embarazada. Un trato para compartir la gestación mostrará un retrato de dos mujeres con deseos y concepciones distintas.

La película, en palabras de Medina, se presenta en un “timing tremendo”, debido a la reciente despenalización del aborto a nivel federal en todo el país. La historia de ambas mujeres está ambientada en Puebla, un Estado en el que, antes del fallo, no era permitida la interrupción del embarazo. “Entendí que había otras maneras de maternar sin tener que parir. Mis proyectos personales suceden desde una exploración propia y tengo que decir también que entrevisté a muchas mujeres que vivieron in vitros, incluso mujeres que estuvieron embarazadas adolescentes y esta película está llena de esas historias de frustración y de momentos complejos”, precisa la realizadora.

El filme da una mirada a temas como la infertilidad, la frialdad en los temas médicos, a la imposibilidad y corrupción en los procesos de adopción a través de dos mujeres en polos opuestos de la maternidad, pero también el sufrimiento que conlleva la soledad de ambas, hambrientas de cariño y que se encuentran en un camino de deseo y complicación.

“Los personajes y la ficción en general que me toca trabajar, siempre es conocer mundos y abrir mundos. Leonor fue el descubrimiento de uno que yo no conocía, que era el de la imposibilidad de ser madre. Una de las cosas que más me gustan de este guion es el de poder descubrir dónde se puede poner esa necesidad de cariño, esa necesidad de protección, que a veces está donde menos te la esperas. Nos abre respuestas sobre qué hacer con ese deseo cuando no se puede ver cumplido. Hay muchos lugares que necesitan eso de alguien”, afirma De Tavira.

El desafío, según Medina, fue escribir una historia en la que los personajes no perdieran la humanidad, aun considerando ciertas acciones que podrían ser “un poco cuestionables”. El reto mayor, continúa, fue no juzgarlas, como con Leonor, que cruza muchos límites por su deseo y en lo que es capaz de hacer para obtenerlo. Una mirada simplista sería decir que el personaje de Tavira “está obsesionada”, como se juzga a muchas mujeres que buscan la maternidad; o hacer lo mismo con otra que no desea tener un bebé y que muchos podrían afirmar que “es lo que le toca en la vida. Es el destino”.

“Como actriz el desafío fue buscar ese lugar del que vienen y detonan sus acciones, sus relaciones [de Leonor]. Entender lo que quiere decir eso. Para eso leímos libros, nos documentamos, hablamos muchísimo de nuestra experiencia como mujeres. Es una película en la que, además, hay muchas mujeres y conversamos de lo que significa la maternidad para cada una. La maternidad es el deseo de ser madre, es el decidir haber deseado ser madre y decidir finalmente no serlo. Es el derecho a la interrupción del embarazo, a la fecundación in vitro. Es muchísimas cosas y hay mucho que investigar ahí actualmente”, complementa la actriz nominada al Oscar por Roma en 2018.

Medina no solo construye capas narrativas y de significado en el guion, sino que también apela a metáforas visuales a través de recursos como el agua, reflejos, retratos de los personajes, sus semejantes y de sus deseos que se plasman en la dirección de fotografía a cargo de Nur Rubio. “Para mí los reflejos fueron como un desdoblamiento del personaje o una división. Siento que las dos están muy divididas emocionalmente entre lo que quieren, lo que no pueden tener y lo que les pasa adentro. Nur tiene un excelente ojo por los reflejos. Locación a la que íbamos, locación en la que decía aquí hay un shot. Entonces jugamos mucho con eso. Y pues el agua siempre ha sido algo que evoca el vientre materno, algo que evoca esa conexión con la madre, con flashbacks de Leonor y su propia madre. El agua simbolizaba mucho esa parte que nos parecía importante que estuviera”, agrega la realizadora.

De Tavira, quien tuvo una “excelente química” con su coprotagonista —a quienes Medina ya había juntado para un proyecto piloto que aún no ha visto la luz—, ha estado los últimos años llevando su carrera, según admite, con “bastante detenimiento” y con una actitud de “tomármela despacio”. No estuvo alejada de la actuación, al contrario, estuvo llevando un proyecto a la vez tanto en teatro, televisión y cine desde su nominación a mejor actriz secundaria por la Academia de EE UU. Su filosofía laboral sigue siendo la de no saturarse.

“Tengo muchas propuestas y realmente ahora mi carrera se ha dedicado a decir que ‘no’ y decir que ‘sí' a muy poquitas cosas, que son las que verdaderamente me enamoran. También tengo que decirlo y tiene que ver con nuestra película [Latido], que me he dedicado también un poco a ser mamá, porque tengo un hijo adolescente y requiere de mucho detenimiento. He decidido estar muy dedicada a eso y hacer pocos proyectos, pero los pocos que he hecho han sido especiales y les he puesto todo mi corazón. No tengo ganas de hacer miles de cosas, esa época en mi vida ya acabó”, afirma.

Por su parte Medina ha estado combinando su trabajo en proyectos más personales a la par de los vínculos que ha tenido dirigiendo algunos episodios para producciones como Emily en París, Selena: La serie, para Netflix, o más recientemente en Swagger, de Apple TV+, por mencionar algunas. “Me siento muy afortunada solo por poder ser directora. A mí me encanta combinar mi trabajo en cine, teatro y televisión. Hay ciertos trabajos que pagan la renta, otros que llenan el alma. Me parece importante y siempre necesito tener un proyecto personal, porque además es en donde hablo de lo que me importa, de las preguntas que me quiero hacer o que quiero soltar a la audiencia”, finaliza la realizadora.

Antes de Morelia, Latido también se presentará en el Festival de Cine Mill Valley, en San Rafael, California, para después de la cita cinematográfica en Michoacán pasar a España donde tendrá algunas proyecciones. La película fue recientemente adquirida por Prime Video para su distribución en plataformas digitales y el estreno comercial en México está contemplado para el próximo año sin una fecha fija todavía.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país