Ticketmaster reembolsa más de 18 millones de pesos a los clientes perjudicados en el concierto de Bad Bunny
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) no aplicará ninguna multa a la empresa
Ticketmaster ha reembolsado 18 millones de pesos a los 2.155 clientes que se quedaron fuera del concierto que dio Bad Bunny el 9 de diciembre de 2022 en el Estadio Azteca de Ciudad de México. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha emitido un comunicado en el que asegura que han trabajado con la empresa para comprobar que todos los afectados recibían íntegro el precio que pagaron por su boleto, más el 20% que dictamina la le...
Ticketmaster ha reembolsado 18 millones de pesos a los 2.155 clientes que se quedaron fuera del concierto que dio Bad Bunny el 9 de diciembre de 2022 en el Estadio Azteca de Ciudad de México. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha emitido un comunicado en el que asegura que han trabajado con la empresa para comprobar que todos los afectados recibían íntegro el precio que pagaron por su boleto, más el 20% que dictamina la ley por el agravio ocasionado. Como Ticketmaster ha cumplido con sus clientes en este caso, la Profeco no multará a la empresa, aunque los usuarios de este y otros muchos conciertos llevan tiempo quejándose de sus prácticas abusivas: cobro de comisiones excesivas, imposibilidad para comprar boletos en línea y nula atención cuando se producen problemas en la venta de boletos en conciertos menos mediáticos.
Aquella noche de diciembre, el artista puertorriqueño se subió a una palmera flotante que recorrió una pista casi vacía. En el exterior, miles de personas lloraban de frustración porque se habían quedado sin ver a su cantante favorito en uno de sus últimos conciertos. Las máquinas de escaneo de Ticketmaster no detectaban la existencia de los boletos y los trabajadores, que no tenían otra forma de comprobar su validez, se vieron obligados a dejar fuera a usuarios que habían comprado su boleto de manera legal. Ticketmaster dio su versión, ahora refrendada por la Profeco, de la causa que había estado detrás de los fallos: la alta concentración de dispositivos móviles había degradado la señal de internet con la que operan los sistemas de escaneo.
Durante el segundo concierto, al día siguiente, se redujo la afluencia de personas al exterior del recinto, que el día anterior habían ido a festejar, aunque no tenían boleto, y el acceso fluyó sin problemas, según informó el operativo especial de la Profeco desplegado aquella noche. Sin embargo, la institución no informa sobre el resto de quejas y conciertos que ha recibido la empresa en los últimos meses. Muchos usuarios de Ticketmaster que tuvieron problemas con sus boletos siguen sin recibir su dinero, y las redes sociales de la propia empresa se han llenado de comentarios sobre personas que todavía no han recibido ninguna atención.
Cada vez más artistas importantes se están rebelando contra las comisiones abusivas que impone la empresa a sus clientes. Las acusaciones más relevantes han llegado desde Estados Unidos, donde el Senado acusó a la empresa de monopolio y la obligó a declarar ante la Cámara a raíz de los problemas en la venta de boletos para Taylor Swift, cuyos precios desorbitados y fallos en la página web hicieron cabrear a sus fans y provocaron la cancelación del concierto. Clyde Lawrence, cantante de la banda de tamaño medio Lawrence, intervino hacia el final de la audiencia y explicó el negocio que LiveNation y Ticketmaster tienen entre manos desde que se fusionaron: “En este caso, el promotor y el local forman parte de la misma entidad corporativa, por lo que esencialmente es Live Nation negociando para pagarse a sí misma. Debido al control que ejerce Live Nation en todo el sector, los artistas prácticamente no tenemos ni voz ni voto en la discusión de estas partidas, ni se nos ofrece mucha transparencia al respecto”.
El último conflicto por el que ha salido vapuleada la empresa ha sido con el grupo The Cure. Su cantante, Robert Smith, se indignó en redes sociales al enterarse de que sus boletos estaban vendiéndose bajo el modelo de tarifa dinámica, que provoca el aumento del precio cuando el sistema detecta una fuerte demanda. El artista no recibe ese incremento en el precio. Ticketmaster aceptó que los cobros que estaban realizando eran excesivos y se dispuso a reembolsar a sus clientes el exceso en el precio que pagaron los fans. La empresa se justificó diciendo que esa forma de establecer los precios se debía al intento de frenar la reventa, otro de los grandes problemas de la plataforma.
El guitarrista Neil Young se ha unido a la denunciada de Robert Smith contra Ticketmaster. “Se acabó”, escribió en un comunicado difundido en su página web, “los viejos tiempos han desaparecido. Los artistas ahora tienen que preocuparse por los fans estafados debido a complementos y revendedores de Ticketmaster. Las giras de conciertos ya no son divertidas”. En México, el monopolio de la empresa va para largo. Además del proceso que había abierto la Profeco tras el concierto de Bad Bunny, no se conoce que esta agencia haya abierto ningún otro proceso a Ticketmaster por el resto de irregularidades denunciadas por sus clientes. Mientras, miles de jóvenes se gastan salarios enteros en conciertos para los que llevan meses ahorrando y esperan en la fila con la esperanza de que sus boletos no hayan sido clonados o falsos, o de que las máquinas de Ticketmaster dejen de funcionar.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país