¿Está afectando el uso de pantallas al desarrollo del lenguaje en los niños?
El uso diario de dispositivos electrónicos puede dificultar que los pequeños entre 12 y 36 meses aprendan a hablar correctamente por la falta de comunicación e interacción con las personas cara a cara
La llegada y, sobre todo, la implantación de las pantallas en los hogares con niños en el día a día ha supuesto un cambio en cuanto a cómo los pequeños interactúan con otras personas y, en consecuencia, cómo es su desarrollo del lenguaje. Al poder llegar a pasar varias horas delante de las pantallas, ya sean móviles o televisiones, el desarrollo del aprendizaje nativo se puede mermar y no evolucionar de manera óptima. “El hecho de tenerlas hace que el menor esté separado de sus cuidadores. Esto puede afectar a toda la parte de protoconversaciones —interacciones preverbales— que se tienen que desarrollar, como la atención conjunta o la reciprocidad entre el bebé y el cuidador”, expone Jenifer Andreu, psicóloga sanitaria.
Los cambios en los hábitos de vida de las personas derivados de la pandemia también pueden haber afectado a que el desarrollo del lenguaje en los niños haya disminuido. “De unos años para acá ha habido un incremento en casos de niños con inmadurez o alteración en los trastornos del sonido del habla. Creo que como tenemos menos tiempo para pasar con ellos, todo el estrés se traduce en alteraciones del lenguaje”, alerta Zayda Castro, directora clínica del centro de logopedia Senza, en Madrid.
“Vemos muchos niños con alteraciones a nivel de atención. Cuando quieres trabajar el lenguaje con ellos, se les ve muy dispersos”, prosigue Castro. “Y también vemos alteraciones visuales, como inmadurez en el movimiento sacádico del ojo para iniciar la lectoescritura; físicas, porque estar sentados todo el día puede llevar a obesidad; y de sueño, porque si usan mucho la pantalla puede acarrear problemas de insomnio”, advierte.
Un estudio publicado en 2024 en Jama Pediatrics, titulado Tiempo frente a la pantalla y conversación entre padres e hijos cuando los niños tienen entre 12 y 36 meses, reveló que a mayor tiempo frente a pantallas en esos rangos de edad, menor es la cantidad de palabras que oyen y producen. Además, según el informe, también disminuye la frecuencia de las interacciones verbales con los padres, y esto puede afectar al desarrollo del lenguaje en los primeros años. En otro análisis publicado en la revista científica Clinical Epidemiology and Global Health en 2024, titulado ¿El tiempo que pasan los niños frente a una pantalla afecta a su desarrollo lingüístico?, estudiaron el efecto del tiempo frente a la pantalla en el desarrollo del lenguaje en niños menores de 12 años. La conclusión a la que llegaron fue que, en la mayoría de casos, el uso excesivo de pantallas se asocia con un impacto negativo en la adquisición del lenguaje, y esto se agrava cuando hay poca interacción con adultos.
¿Cuáles son las señales de alerta para que los padres consideren que deben disminuir el tiempo frente a las pantallas de sus hijos? Andreu da su punto de vista: “Está el hecho de no interactuar o no querer comunicarse con los demás, sino simplemente estar viendo la televisión. Otra señal de alarma es que si les quitas los dispositivos, la respuesta sea disruptiva, es decir, un llanto exagerado o conductas violentas. También el no respetar los turnos de interacción o la reducción de vocabulario según la edad que tenga”.
La psicóloga añade que los niños deberían hablar unas 10 palabras al cumplir el año, 300 al hacer los dos y unas 1.200 al tener tres, como referencia. Por su parte, Castro considera que los padres tienen hasta los 28 meses para que un niño desarrolle el lenguaje hablado: “Tenemos que ver si el niño tiene comprensión, es decir, yo le hablo y me entiende. Luego si tiene contacto visual o intención comunicativa. Si no habla o no le entiendo, pero él lo intenta, eso son señales de alarma”.
Los padres suelen intentar evitar la sobreexposición a las pantallas de sus hijos: “Mi hijo en el día a día no ve apenas la televisión. Es verdad que el fin de semana sí puede ver más la pantalla, por alguna película que veamos. No tiene tablet ni consola, y mi móvil sabe que no lo puede mirar. No considero que en mi caso las pantallas hayan reemplazado momentos de conversación familiar”, comenta Manuel Navarro, padre de un niño de seis años. “Mi hija sí que usa la tablet, la que tenemos en casa, y también la televisión. Tampoco tenemos nada establecido de tiempos. Cuando vemos que lleva mucho rato, le decimos que se acabó y punto. Móvil no tiene, pero sí que lo comienza a pedir. También creo que la televisión o las pantallas han reemplazado momentos de conversación, pero en todos los ámbitos, como en los adultos, aunque no creo que esto haya cambiado su vocabulario ni su forma de hablar”, afirma María Pardo, sobre su hija de nueve años.
Para la logopeda, es esencial acompañar al niño en su iniciación a la exposición de dispositivos: “Si tú te sientas con él, empiezas a hablar sobre lo que estás viendo, le pones apps para la estimulación, o simplemente le pones la tele, se ve una diferencia enorme. Lo importante es que antes de los dos o tres años no vean la pantalla —según advierte la Asociación Americana de Pediatría—. Sobre todo hay que estimular el lenguaje a través de conversaciones activas con él. Si vemos la tele, hablar con él de lo que vemos. Sobre todo para que haya un correcto desarrollo del lenguaje, la clave es pasar tiempo con él”.
Andreu añade que los padres deberían reducir el uso de móviles enfrente de sus hijos: “¿Cómo le puedes decir al niño que no lo haga, si lo hacen sus modelos? Además, se podría tener en casa una zona y unas horas libres de pantallas y que sean el momento de interacción, comunicación y donde más se desarrolla el lenguaje”.