La autoestima: la voz interior que crea jóvenes felices
El amor propio en los adolescentes suele ser inestable: en ocasiones es robusto e infranqueable, otras es frágil y vulnerable. Para ayudarles en esta etapa incierta, los adultos deben animarles a mejorar sin miedo a equivocarse y tener una mirada carente de juicios y reproches
Ser adolescente en esta sociedad sumamente exigente, donde todo va demasiado de prisa, es complejo. Entender y aceptar todos los cambios físicos, cognitivos, psicológicos, emocionales y sociales que se experimentan en este período de desarrollo es una tarea ardua. Abandonar la etapa de la infancia supone un duelo que crea mucha incertidumbre y recelo. Para un joven no es nada fácil h...
Ser adolescente en esta sociedad sumamente exigente, donde todo va demasiado de prisa, es complejo. Entender y aceptar todos los cambios físicos, cognitivos, psicológicos, emocionales y sociales que se experimentan en este período de desarrollo es una tarea ardua. Abandonar la etapa de la infancia supone un duelo que crea mucha incertidumbre y recelo. Para un joven no es nada fácil hacerse mayor y enfrentarse a todos los nuevos retos que le regala la vida a diario: aprender a modular correctamente las emociones, tomar buenas decisiones, responsabilizarse de sus conductas y asumir los errores.
El adolescente necesita construir una autoestima fuerte porque esta desempeña un papel fundamental en su desarrollo y en la formación de su nueva identidad. La autoestima es el aprecio o consideración que uno tiene de sí mismo, un proceso dinámico que depende de múltiples factores cognitivos, psicológicos, emocionales y sociales y que está condicionado por el entorno, el acompañamiento familiar y educativo y las experiencias vividas por el joven. Además, está muy relacionada con la forma en la que se ve el adolescente y cómo se valora. Esta imagen influirá directamente en sus emociones, pensamientos y decisiones. Tener una buena autoestima durante este período evolutivo es relevante para que el joven crezca sano y se convierta en una persona adulta con una buena salud mental. Es también clave para poder conseguir un bienestar emocional y tener una buena imagen de uno mismo.
Una buena autoestima proporciona al adolescente confianza en sí mismo y sentido de valía personal sin la necesidad de que sean los demás quienes tengan que validar sus capacidades o conductas. En esta etapa tan convulsa y repleta de cambios, una autoestima sólida le ayudará a prevenir conductas adictivas, potenciará su capacidad para hacer frente a los desafíos y superar los contratiempos. Será clave para que sepa aceptar bien las críticas y se sienta seguro, valorado y feliz.
Cuando un adolescente tiene baja autoestima, se siente incomprendido y abrumado por los cambios que experimenta y las emociones que siente. Mostrando dificultades para establecer buenas relaciones, hacer frente a los problemas y asumir responsabilidades. Es probable que este tenga conductas inapropiadas en casa y en la escuela, se muestre muy desafiante con los adultos que le acompañan y demuestre poco interés por marcarse metas.
La autoestima en la adolescencia suele ser inestable, como una montaña rusa que oscila a gran velocidad. En ocasiones parece ser robusta e infranqueable y, en cambio, en otras, frágil y muy vulnerable. Por esta razón, es tan importante que las familias le ayuden a construir una buena autoestima para que esta sea el pilar de su desarrollo. Una voz que aliente al joven a mejorar sin miedo a equivocarse, que le verbalice sus mejoras, valore los esfuerzos y le ofrezca el espacio y el tiempo que necesita para hacer las cosas con autonomía.
Claves para ayudar a un adolescente a erigir una sólida autoestima
- Los adultos que le acompañan deben mostrar afecto con gestos y palabras, y no pasarse el día criticando sus tropiezos, sermoneándole, etiquetándole de forma despectiva o comparándole con los demás. Tienen que compartir y celebrar sus éxitos.
- El joven necesita saber lo que esperan de él desde la calma y el respeto. Que sus padres ajusten correctamente las expectativas que elaboran sobre él sin agobiarle ni provocarle estrés. Que le muestren su confianza y potencien su autonomía.
- El adolescente quiere que le ayuden a reconocer sus virtudes y potencialidades y a tomar conciencia de sus debilidades. Un buen autoconocimiento será clave para que pueda establecer objetivos realistas y tenga ganas de conseguir sus metas. Que en casa se consensúen los límites desde el respeto, unos límites que le aporten seguridad, confianza y protección.
- También sería adecuado potenciar en casa una comunicación fluida y respetuosa donde el adolescente pueda expresar cómo se siente o qué necesita sin miedo a ser ridiculizado. Un lugar en que se valore sus opiniones, ideas o propuestas, lo que le hará sentir que desempeña un papel importante dentro de la familia.
- Además, los progenitores deben proporcionarle oportunidades para que se sienta útil y capaz haciendo las cosas de forma autónoma sin sentir miedo a equivocarse. Ayudándole a educar esa vocecilla interna que, en ocasiones, le hace sentir frustrado o incapaz y enseñándole la importancia de hablarse de forma respetuosa.
Para que un adolescente construya una autoestima robusta necesita del adulto que le acompañe con una mirada carente de juicios y reproches. Un acompañamiento desde el respeto y el amor incondicional, un referente que le anime a esforzarse y a mirarse con dulzura ante el espejo para que pueda lograr construir una autoestima fuerte que le permita ser feliz. Como dice el escritor y psicólogo argentino Bernardo Stamateas: ”Estar sano emocionalmente no significa depender de otros para ser feliz, sino del amor que uno se tiene a sí mismo en primer lugar”.
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