Lucía del Prado: “No involucrar a los hijos en un proceso de divorcio conflictivo es la prioridad”

La presidenta de la Fundación Filia de Amparo al Menor explica que la labor de la organización es pedagógica y va dirigida a enseñar a los padres a separar su condición de progenitores responsables de su condición de expareja

Un niño triste sujeta un corazón.Pexels

Mediar en una ruptura conflictiva para que los hijos no sufran. Esta es la labor principal de Lucía del Prado, presidenta de la Fundación Filia de Amparo al Menor, organización sin ánimo de lucro, independiente y cuyo objetivo es concienciar sobre los efectos “gravemente perniciosos que causa, en ocasiones, en los hijos cómo se relacionan algunos progenitores -odio, rencor- antes, durante y después de finalizar los procesos judiciales de alta conflictividad familiar”. Según explica la experta, hasta 2011 apenas se debatía sobre este...

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Mediar en una ruptura conflictiva para que los hijos no sufran. Esta es la labor principal de Lucía del Prado, presidenta de la Fundación Filia de Amparo al Menor, organización sin ánimo de lucro, independiente y cuyo objetivo es concienciar sobre los efectos “gravemente perniciosos que causa, en ocasiones, en los hijos cómo se relacionan algunos progenitores -odio, rencor- antes, durante y después de finalizar los procesos judiciales de alta conflictividad familiar”. Según explica la experta, hasta 2011 apenas se debatía sobre este tipo de maltrato invisible que se produce en los menores cuando los padres deciden poner fin a la relación de un modo irresponsable y los usan como elementos de chantaje para conseguir sus fines.

A lo largo de estos años, la Fundación visibiliza conceptos tales como: “Los padres se divorcian, los hijos no”; “Cómo utilizarlos como armas arrojadizas contra su padre o su madre es un tipo de maltrato” o que “Los niños no deben verse involucrados en los conflictos de sus progenitores”. Algo, que según la experta, es una ardua tarea que requiere mucho esfuerzo y energía: “Debido al vacío institucional y social que están viviendo miles de familias en nuestro país, y en todo el mundo, ante ciertas situaciones de conflicto familiar. Cabe destacar que la gran polarización social que vivimos en la actualidad hace muy difícil el trabajo en la defensa del menor, porque ciertos sectores desvirtúan por completo la bondad de su defensa”.

“A través del desarrollo de iniciativas de apoyo y amparo al menor, nos orientamos en conseguir una infancia y adolescencia sanas que permitan la existencia de un adulto plenamente capaz”, explica la experta. “Como son diversas campañas de sensibilización”, prosigue, “dirigidas a familias, educadores, e instituciones públicas, ayudamos a detectar, conocer y actuar de forma responsable en beneficio del menor por encima de los intereses de sus progenitores”.

Desde que la Fundación inició su actividad, recibe una media de 5.000 peticiones de ayuda al año, en las que el menor sigue siendo la principal víctima de los conflictos entre sus progenitores en los procesos de divorcio altamente conflictivos. “Con la pandemia se han incrementado las peticiones”, subraya Prado. “Somos una Fundación pequeña, con pocos recursos económicos y humanos. Únicamente recibimos una subvención de la Comunidad de Madrid para llevar a cabo el Servicio de Intervención del Coordinador Parental, gratuito para las familias madrileñas. Este servicio ha demostrado que funciona: ya que más del 70% de los casos derivados por alta conflictividad desde los tribunales este año, han sido resueltos de manera satisfactoria”, sostiene.

“El desconocimiento, la falta de asesoramiento, la información sesgada que se ofrece a las familias, la lentitud de la tramitación de los expedientes judiciales, la falta de especialización de los profesionales en este ámbito, o incluso, una dirección letrada sin escrúpulos, pueden llevar a la ruina emocional y también económica a una familia”, incide.

Ante todo, explica Prado, “les hacemos ver, a las parejas que llegan rotas, que se deben separar los conflictos conyugales de los parentales. No involucrar a los hijos en el conflicto es una prioridad. Analizamos el expediente y los motivos del conflicto perpetuado, y se les explica a ambas partes que, por el bien de sus hijos, es su obligación entenderse e intentar llegar a acuerdos esenciales en lo que respecta a la crianza de sus hijos. Intentamos desjudicializar los casos en la medida de lo posible. Siempre que no se den situaciones de riesgo para algún miembro de la familia, con especial atención en los menores”, explica Prado. Además, según informa, se les enseñan habilidades parentales, técnicas para mejorar la comunicación familiar y siempre con el foco en el bienestar del menor.

Expertos para resolver un divorcio conflictivo y que el niño no sufra

“Existen dos expertos para resolver un divorcio problemático: el mediador y el coordinador parental. Y ambas son herramientas de resolución de conflictos”, explica del Prado. “La mediación es de carácter voluntario, mientras que la coordinación parental es de obligado cumplimiento y emite informes detallados con recomendaciones al juez. Puede ser derivado directamente por el Juzgado o a instancia de una de las partes siempre que se detecte riesgo para el menor”, incide. “Partiendo de ahí”, prosigue, “tanto el mediador como el coordinador parental deben ser especialistas formados en habilidades de resolución de conflictos con conocimientos de legislación en Derecho de Familia y de Menores. Ambas figuras también son de carácter temporal, es decir, su labor se determina en un tiempo específico”.

Ser coordinador parental requiere un grado superior, una especialización más con respecto a la intervención del mediador, y tiene diferentes responsabilidades que le hacen ser considerado como una intervención pericial y un auxiliar del juez: “Está investido de una función pública de autoridad, sujeto al régimen jurídico, en ejercicio de las responsabilidades de su cargo y para intervenir en un procedimiento debe jurar el cargo ante el tribunal. Ambas figuras tienen puntos similares, pero grandes diferencias. El coordinador parental tiene la obligación de velar por el cumplimiento de las sentencias judiciales sobre custodia y régimen de visitas de los menores. Esto supone una ampliación de las funciones del mediador, ya que estos se limitan a revisar el cumplimiento del acuerdo adoptado tras las sesiones de mediación, finalizando ahí su gestión”.

“El coordinador parental emite un informe que podrá desplegar sus efectos en el proceso judicial. La mediación no lo permite por ser confidencial”, subraya Prado. “En definitiva, la función del coordinador parental es esencialmente pedagógica y va dirigida a enseñar a los progenitores a gestionar su situación de conflicto, y a separar netamente su condición de progenitores responsables de un hijo en común de su condición de expareja”, termina.

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