Dudas y recomendaciones sobre el asma en niños
Joaquín Lamela López resuelve algunas cuestiones sobre esta enfermedad inflamatoria de los bronquios que se da más en la infancia
La prevalencia del asma infantil en España se estima alrededor del 10%, según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). Y la incidencia va en aumento. Sus síntomas más frecuentes son: tos con o sin producción de esputo; retracción de la piel entre las costillas al respirar (tiraje intercostal); dificultad para respirar que empeora con el ejercicio o la actividad o silbidos o sibilancias cuando respira, entre otros. “Es una afección crónic...
La prevalencia del asma infantil en España se estima alrededor del 10%, según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). Y la incidencia va en aumento. Sus síntomas más frecuentes son: tos con o sin producción de esputo; retracción de la piel entre las costillas al respirar (tiraje intercostal); dificultad para respirar que empeora con el ejercicio o la actividad o silbidos o sibilancias cuando respira, entre otros. “Es una afección crónica y frecuente en los niños, pero de causa desconocida”, inicia la conversación el doctor Joaquín Lamela López (Carnota, A Coruña, 1951), especialista en Neumología y Neumología infantil, experto en asma y otros trastornos respiratorios. Actualmente tiene consulta privada en Ourense.
Pregunta. Usted publica en el año 2001 el libro ASMA: Visión actual: ¿qué nos puede decir sobre qué provoca el asma? ¿Existe una predisposición genética para sufrir esta enfermedad?
Respuesta. El asma es una enfermedad inflamatoria de los bronquios. No tiene síntomas diferentes en niños y en adultos. Se han sugerido desencadenantes y agravantes de los síntomas (en primer lugar, el resfriado común, alérgenos, virus, factores ocupacionales/ambientales, etcétera). Sin embargo, no se puede hablar de una causa concreta. Sí, hay una predisposición genética para padecer asma. Si el padre o la madre padecen asma existe mayor posibilidad de que la sufran también los hijos. Y si la padecen ambos -padre y madre-, se incrementan las probabilidades. En ocasiones, en niños asmáticos solo se conocen familiares lejanos con asma. En otros casos, no existen antecedentes familiares.
P. ¿En qué momento del desarrollo del menor podría manifestarse la afección? ¿Existe cura?
R. La mayor parte de los casos de asma comienzan en la edad infantil. El asma puede desarrollarse al poco de nacer. Pero en los primeros años de vida, salvo en casos muy claros, puede ser difícil diagnosticar la enfermedad porque es fácil confundir sus síntomas con los de las infecciones bronquiales o bronquiolares. Con las infecciones de vías altas respiratorias los niños pueden tener síntomas parecidos a los del asma (tos, ruidos sibilantes torácicos -“gaitas”, decimos en Galicia-, y dificultad respiratoria) y no padecerla, ya que no todo lo que pita o sibila es asma. No se cura con medicamentos. Disponemos de fármacos que mejoran y controlan los síntomas en la mayoría de los pacientes con asma. No obstante, no tenemos medicamentos que curen esta enfermedad. Afortunadamente una mitad de los niños con asma deja de padecerla en la adolescencia o juventud (no hay ningún análisis que nos permita asegurar quiénes van a dejar de padecerla), aunque luego en algunos puede reaparecer y volver a presentar síntomas asmáticos. En la edad adulta, en un 2-3% pueden desaparecer los síntomas asmáticos y no volver a precisar medicación.
P. ¿Qué directrices ofrecería como profesional médico para ayudar al niño y a su familia a gestionar la enfermedad?
R. Los médicos podemos enseñar a los niños asmáticos, a partir de cierta edad (puede variar de unos a otros), en qué consiste su enfermedad y cuáles son los síntomas que indican empeoramiento. También podemos recomendar a los padres la adquisición de un medidor de Pico Flujo Espiratorio (dispositivo para personas con asma con el cual se mide la fuerza del flujo de aire procedente de los pulmones) para que los niños lo utilicen cuando sospechen que se están agravando los síntomas de su enfermedad.
P. Existen dudas sobre si la utilización de paracetamol en el embarazo y/o lactancia es un factor de riesgo para desarrollar asma infantil, ¿podría aclararlo?
R. Según un estudio publicado por el Instituto Noruego de Salud Pública en Oslo, en la revista International Journal of Epidemiology, tomar paracetamol en el embarazo aumenta el riesgo de padecer asma el neonato. Los resultados mostraron que la exposición al paracetamol durante el embarazo supone un mayor riesgo de que el hijo desarrolle asma, muy especialmente al haber cumplido la edad de 3 años.
P. Los resultados de un estudio llevado a cabo en Vall d´Hebron por investigadores del grupo de Neumología afirma que el asma no parece tener relación con una peor evolución de la Covid-19. ¿Aumenta la incidencia de infección por coronavirus en los niños con asma? ¿Cuál es su opinión al respecto?
R. En los resultados del estudio el asma no parece ser un factor de riesgo al menos en pacientes hospitalizados con formas de infección más graves. Como puntualiza Xavier Muñoz, investigador principal del grupo y médico adjunto del Servicio de Neumología de Vall d’Hebron: “No encontramos una relación entre la dosis de corticosteroides inhalados y la gravedad de COVID-19, como tampoco se ha encontrado una relación entre el nivel de eosinófilos y la posible protección frente al virus, ni se ha visto que exacerbe el asma como sucede con otros coronavirus”. El virus principal causante del resfriado común o catarro nasal es el rinovirus y el segundo lugar lo ocupa un coronavirus de la familia del SARS-CoV-2. Pero, los niños con asma no tienen una mayor incidencia de infección por SARS-CoV-2 ni tampoco parece que el SARS-CoV-2 exacerbe el asma como lo hacen otros coronavirus.
P. Se ha publicado que la obesidad puede ser un factor que sirva en la aparición del asma, ¿es esto así?
R. Algunos artículos achacan la obesidad al agravamiento del asma, incluso que sea un factor que lo favorezca. Esto merece aclararse porque puede no ser cierto. Es fácil que un niño o un adulto con obesidad cuando padezca una bronquitis aguda pueda simular asma por ser más frecuentes los ruidos sibilantes torácicos en las personas obesas cuando hay inflamación bronquial. Existe un número considerable de niños y personas adultas tratadas con corticoides inhalados que no padecen asma. El mejor diagnóstico de certeza para el asma es que los síntomas mejoren enseguida con los corticoides inhalados. Claro que las bronquitis agudas causadas por virus mejoran con el paso de los días y el paciente o el médico puede achacar la mejoría al tratamiento utilizado y no ser así. Por eso, es fundamental hacer un buen diagnóstico antes de iniciar el tratamiento. Diagnosticar bien el asma depende de: una buena entrevista o historia clínica a los padres, y al niño si por su edad puede interrogarse bien; una buena exploración física, y una espirometría con o sin prueba broncodilatadora. Posteriormente, habría que comprobar si con el tratamiento se observa mejoría (subjetiva) de los síntomas. Si la edad ha permitido realizar antes una espirometría, también la mejoría objetiva realizando una nueva espirometría. La experiencia y buen hacer del médico también son importantes. Solo en algunos casos podrá ayudar la realización de una prueba con metacolina inhalada o la determinación de óxido nítrico en el aire espirado. Si existen sospechas de asma alérgico, si los padres no pueden aclarar que alérgenos agravan el asma de su hijo, pueden realizarse pruebas cutáneas alérgicas.
P. ¿Qué recomendaciones (medidas de control, medicamentos y tratamiento) daría a padres que acaban de descubrir que su hijo tiene asma? ¿Es posible que un niño con esta enfermedad mantenga una buena calidad de vida?
R. Muchos niños son tratados con medicamentos antiasmáticos sin padecer asma. Lo primero que deben hacer los padres es asegurarse, haciendo todas las preguntas necesarias al médico, de que el diagnóstico de asma en su hijo no ofrece duda alguna. Si el diagnóstico es cierto, no deben ponerse nerviosos (cuando diagnostiqué a mis dos hijos de asma, se me cayó alguna lágrima, pero enseguida me lo tomé como se debe). La mayor parte de los niños con asma presentan un nivel leve. El mejor control es evitar las causas de agravamiento de los síntomas -como hemos referido con anterioridad- resfriados comunes, infecciones de vías altas respiratorias causadas por virus, muy contagiosas y por tanto difíciles de prevenir o evitar. Es importante que los padres no fumen, al menos que no lo hagan en el domicilio. El tratamiento que debe seguir el niño es el recomendado por el médico y variará según la levedad o severidad de los síntomas asmáticos. En la mayor parte de los niños con asma se controlan los síntomas con pequeñas dosis de un corticoide inhalado utilizado de forma regular o “a demanda”, es decir, cuando lo precise. Cuando se agravan los síntomas se recomienda un broncodilatador inhalado (salbutamol, es el más recomendado), y si no se controlan los síntomas con el corticoide inhalado y el broncodilatador, frecuentemente a se aconseja utilizar un corticoide oral. Cuando el asma es de mayor severidad, se puede sugerir un corticoide inhalado y un broncodilatador de acción prolongada asociados. La mayor parte de los niños asmáticos pueden llevar una vida normal, como los demás niños de su edad. Ese es el objetivo: que hagan vida común con la dosis mínima de medicación que controle los síntomas.
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